Sermon'e

en May 4, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema Los frutos del espíritu & libros Hebreos, Jeremías, Salmos.

El justo

Dios no se revela completamente de inmediato; Él anhela que lo busquemos con sinceridad. Nuestra limitada razón humana jamás podrá comprenderlo en su totalidad, pues Dios es eterno y trasciende todo pensamiento. Nosotros existimos porque Él es. Como dice Hebreos 10:38 (NBLA): “Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocediere, mi alma no agradará en él.” Vivir por fe implica creer en lo invisible: confiar en promesas que aún no vemos en el plano físico, pero que en el mundo espiritual ya están cumplidas. Hoy exploraremos qué significa ser “el justo” ante Dios y cómo esa justicia nos transforma como individuos y como comunidad. Dios es un misterio que no se revela por completo de inmediato; Él desea que lo busquemos con el corazón abierto y la mente dispuesta, conscientes de que nuestra limitada razón humana jamás podrá abarcar su infinidad. Vivir por fe  “certeza de lo que se espera, convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1) significa creer en promesas espirituales ya cumplidas, aunque aún no se reflejen en lo físico. Como afirma Hebreos 10:38, “Mas mi justo vivirá por la fe; y si retrocediere, mi alma no agradará en él”: la fe firme nos sostiene cuando las circunstancias nos invitan a dudar. El justo no se guía por opiniones pasajeras ni consejos de quienes ignoran la Palabra; en cambio, busca dirección en la Biblia, meditándola día y noche. Cada decisión importante laboral, familiar o personal encuentra su norte en las escrituras, y así nuestra vida se alinea con la voluntad de Dios. De este modo, evitamos los caminos de la maldad y nos mantenemos firmes frente a las corrientes de la cultura que nos rodea. En comunidad, la unidad es vital: un pueblo dividido no progresa, pues sólo la armonía y el perdón construyen puentes de crecimiento y testimonio. Al perdonar y reconciliarnos, manifestamos el amor de Cristo y fortalecemos el cuerpo de creyentes, para avanzar juntos en el propósito de Dios. La imagen del árbol plantado junto a corrientes de agua (Salmos 1:1–3; Jeremías 17:5–8) ilustra la vida del justo: arraigado en Dios, da fruto a su tiempo, sus hojas permanecen verdes aun en medio de la sequía y todo lo que emprende prospera. No importa si el terreno es árido; si Dios es nuestra fuente, siempre tendremos vida y abundancia. Hoy, te invito a examinar tu corazón: ¿dónde buscas consejo? ¿en qué mesas te sientas? ¿estás arraigado en la palabra y en comunión con el Señor? Planta tu vida junto a las aguas vivas de Dios, confía en sus promesas y verás florecer la justicia que sólo Él puede hacer crecer.

en October 27, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros 1 Tesalonicenses, Jeremías, Jueces, Mateo & .

Levantando la cerca (P2)

Hoy continuaremos con el mensaje “Levantando la Cerca”, que se basa en la historia de Gedeón. Este pasaje en el libro de Jueces nos relata la situación de Israel cuando se encontraba bajo la opresión de los madianitas debido a su desobediencia. Pero en medio de esta opresión, Dios levanta a Gedeón, alguien aparentemente débil e inseguro, para restaurar a Su pueblo. Nuestro llamado hoy es identificar esas áreas de nuestra vida donde necesitamos “levantar cercas”, aquellas barreras espirituales que nos protejan de las influencias del enemigo, y que al mismo tiempo nos acerquen a Dios. En Jueces 6:1-6, vemos que Israel había caído en un ciclo de desobediencia que les llevó a la opresión de los madianitas. Dios permitió esto para que su pueblo se diera cuenta de la necesidad de volver a Él. A veces, Dios nos permite pasar por tiempos difíciles para que reconozcamos nuestras propias carencias y nuestra necesidad de Su protección. Dios nos llama a establecer una cerca espiritual. Esto significa proteger nuestra vida y nuestra relación con Él, separándonos de aquellas cosas que nos llevan a la desobediencia y al distanciamiento de Su presencia. Para levantar esta cerca, primero debemos reconocer esas áreas débiles en nuestras vidas que nos llevan a alejarnos de Dios. ¿Hay áreas de tu vida que están vulnerables a la influencia del enemigo? ¿Qué cosas debes eliminar o cambiar para fortalecer tu vida espiritual? Clamando a Dios y escuchando Su respuesta En Jueces 6:7-10, vemos que el pueblo clamó a Dios en su aflicción, y Dios les envió un profeta para recordarles la razón de su situación. Hoy, Dios nos invita a clamar a Él, a buscar Su guía y dirección en medio de nuestros desafíos. Jeremías 33:3 nos recuerda: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Dios siempre está dispuesto a revelarnos el camino correcto y a mostrarnos Su plan, pero es necesario clamar a Él con un corazón sincero. ¿Estás dispuesto a clamar a Dios con sinceridad y escuchar Su respuesta, aunque no sea lo que esperas? ¿Confías en que Su plan es siempre el mejor para ti? Agradeciendo en todo momento En 1 Tesalonicenses 5:18, se nos exhorta a dar gracias en todo, pues esta es la voluntad de Dios. Gedeón tuvo muchas dudas e inseguridades cuando Dios le llamó, pero, a medida que obedecía, Dios le fue mostrando Su fidelidad. A veces, lo que Dios nos pide no parece fácil o lógico desde nuestra perspectiva humana. Sin embargo, dar gracias en medio de nuestras pruebas y obedecer a Su llamado nos permite ver Su fidelidad y poder. La gratitud es una cerca espiritual que nos protege del desánimo, de la queja y del temor. Cuando agradecemos, estamos reconociendo que Dios tiene el control, que Su poder es mayor que nuestras circunstancias. ¿Cómo puedes cultivar una actitud de gratitud incluso en medio de los desafíos? ¿Estás dispuesto a confiar en que Dios tiene un propósito perfecto en cada situación que enfrentas? Derribando altares ajenos y levantando un altar al Señor Dios pidió a Gedeón que derribara el altar de Baal que su familia había levantado y que construyera un altar al Señor en su lugar (Jueces 6:25-26). Este acto fue crucial para mostrar el compromiso de Gedeón con Dios y para romper con la influencia de la idolatría en su vida y en su comunidad. Nosotros también estamos llamados a derribar altares ajenos, aquellas cosas que ocupan el lugar de Dios en nuestra vida: ya sea una dependencia emocional, un hábito pecaminoso, o cualquier cosa que esté entre nosotros y Dios. Mateo 4:10 dice: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.” Dios quiere ser el único en nuestro corazón, el centro de nuestra vida. Levantar un altar al Señor significa consagrarle nuestro tiempo, nuestras decisiones y nuestra adoración. ¿Qué altares ajenos necesitas derribar hoy? ¿Qué cosas han ocupado el lugar de Dios en tu vida? ¿Cómo puedes levantar un altar de adoración y consagración a Dios en tu vida diaria? “Levantando la Cerca” es un llamado a proteger nuestra relación con Dios y a fortalecer nuestra vida espiritual. Al igual que Gedeón, puede que nos sintamos inseguros o débiles, pero Dios nos llama a confiar en Su poder y a dar pasos de obediencia. Que podamos clamar a Él con un corazón sincero, dar gracias en todo momento, derribar los altares que nos apartan de Su presencia y levantar un altar de adoración y obediencia al único Dios verdadero. Él es quien nos fortalece, quien nos protege y quien nos da la victoria. Señor, te pedimos que nos ayudes a levantar cercas espirituales que nos protejan del enemigo y nos acerquen a Ti. Danos sabiduría para reconocer aquellas áreas vulnerables, y valentía para derribar cualquier altar que nos aparte de Tu presencia. Ayúdanos a tener un corazón agradecido y a clamar a Ti en todo momento, confiando en que Tu plan es siempre el mejor para nosotros. En el nombre de Jesús, amén.

en September 1, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Septiembre mes de la sabiduría & libros 1 Samuel, Gálatas, Génesis, Jeremías, Juan.

¿Cómo glorifico a Dios?

Hoy vamos a reflexionar sobre cómo glorificar a Dios, tomando como base el texto de Juan 15:1-8. Jesús, en esta parábola, se describe a sí mismo como la vid verdadera y nos invita a permanecer en Él para dar mucho fruto. La pregunta que debemos hacernos es: ¿Cómo podemos dar fruto y, por ende, glorificar a Dios en nuestras vidas? Permanecer en Cristo (Juan 15:1-4) Jesús es la vid verdadera, y nosotros somos las ramas. Sin Él, nada podemos hacer. Para glorificar a Dios, lo primero que debemos hacer es permanecer en Cristo. Esto implica una relación continua y activa con Él. No se trata solo de creer, sino de vivir conectados a la fuente de vida que es Cristo. 1 Samuel 1:6-7: La historia de Ana, quien fue provocada por Penina debido a su esterilidad, nos muestra la importancia de la perseverancia en la fe y en la oración. A pesar de su dolor, Ana permaneció en Dios y confió en Él, y finalmente, Dios le dio a Samuel, quien sería un gran profeta. Glorificamos a Dios cuando, en medio de las pruebas, seguimos confiando y permaneciendo en Él. Dar fruto que glorifique a Dios (Juan 15:5-8) El propósito de permanecer en Cristo es dar fruto. Este fruto es el resultado de una vida obediente y transformada por el Espíritu Santo. En Gálatas 5:22, el apóstol Pablo describe el fruto del Espíritu: “Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza“. Este es el tipo de fruto que glorifica a Dios y demuestra nuestra conexión con Él. Génesis 26:1 y 12: En tiempos de hambre, Isaac decidió obedecer a Dios y no fue a Egipto, sino que se quedó en la tierra que Dios le indicó. Como resultado de su obediencia, Isaac cosechó cien veces más de lo que sembró, lo que fue un testimonio del poder y la fidelidad de Dios. De la misma manera, cuando nuestras vidas producen el fruto del Espíritu, damos testimonio de la grandeza de Dios y le glorificamos. El Proceso de la Santificación (Jeremías 18:2) El proceso de glorificar a Dios no es instantáneo; es un proceso continuo de santificación y transformación, como el trabajo del alfarero con el barro. Jeremías 18:2: Dios le pide a Jeremías que baje a la casa del alfarero. Allí, el alfarero estaba trabajando con el barro, moldeándolo según su voluntad. Así es Dios con nosotros: nos moldea y nos forma para ser vasos útiles para Su gloria. Aceptar este proceso y permitir que Dios nos transforme es otra manera de glorificarlo. Glorificar a Dios es el propósito principal de nuestras vidas. Lo hacemos permaneciendo en Cristo, dando fruto que refleje Su carácter como se describe en Gálatas 5:22, y permitiendo que Él nos moldee a través del proceso de santificación. Como seguidores de Cristo, nuestra meta debe ser siempre honrar a Dios en todo lo que hacemos, sabiendo que, al hacerlo, estamos cumpliendo con el propósito para el cual fuimos creados.