Sermon'e

en December 31, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Días especiales, in tema El amor de Dios al mundo & libros Proverbios, Romanos, Salmos.

Mensaje de Nochebuena

Esta noche celebramos el regalo más grande que Dios nos dio: Jesús, la Palabra hecha carne. Él vino a mostrarnos el camino, darnos libertad y renovar nuestras vidas. La felicidad verdadera no está en lo material, sino en vivir de acuerdo con Su Palabra, que nos guía, nos protege y nos llena de esperanza. Jesús también nos ofrece libertad, no una libertad superficial, sino la que viene al vivir bajo Su amor y Su verdad. Esta libertad nos da valentía para compartir con otros el mensaje de salvación y esperanza. Dios, con Su Palabra, transforma lo imposible en posible. En esta Navidad, entreguemos a Él nuestros miedos, nuestras heridas y nuestras preocupaciones. Dejemos que Jesús llene nuestra vida de paz y propósito. Finalmente, recordemos que nuestras palabras también tienen poder. Así como Dios creó todo con Su Palabra, nosotros podemos construir o destruir con lo que decimos. Usemos esta Navidad para hablar palabras de amor, reconciliación y vida.

en July 7, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas Dios es Amor, El amor de Dios al mundo & libro Génesis.

La verdadera herencia

Queridos hermanos y hermanas, Hoy quiero invitarles a reflexionar sobre lo que significa la verdadera herencia. En Génesis 49:22-26, vemos cómo Jacob bendice a su hijo José, y a través de esta bendición, podemos aprender mucho sobre la herencia que realmente importa. José es descrito como una rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Esta imagen nos muestra que la verdadera herencia comienza con una relación viva y constante con Dios, nuestra fuente de vida. Tal como una rama necesita estar conectada a la fuente de agua para dar fruto, nuestras vidas necesitan estar conectadas a Dios para ser verdaderamente fructíferas. José no tuvo una vida fácil. Fue vendido por sus hermanos, encarcelado injustamente y olvidado en prisión. Sin embargo, el texto nos dice que su arco se mantuvo poderoso y sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob. Esto nos enseña que la verdadera herencia incluye la capacidad de perseverar y fortalecernos en medio de las pruebas, confiando en que Dios es nuestra fuerza y nuestro soporte. Jacob bendice a José con bendiciones que son mayores que las bendiciones de sus progenitores. Estas bendiciones no son solo materiales, sino espirituales y eternas. Como padres, la mayor herencia que podemos dejar a nuestros hijos no se mide en términos de riquezas o propiedades, sino en una vida bendecida y guiada por Dios. Estas bendiciones incluyen protección, provisión y la presencia constante de Dios. Aquí es donde quiero compartir una frase del evangelista Sebastián que me parece muy poderosa: “Un buen padre modela a Cristo en su hogar, modela amor, corrección y misericordia.” Esta es la verdadera herencia. No es suficiente con enseñar buenos principios; debemos vivirlos. El amor, la corrección y la misericordia deben ser evidentes en nuestra vida diaria. Nuestros hijos aprenden más de lo que ven en nosotros que de lo que les decimos. Al considerar la vida de José y las bendiciones de su padre, podemos ver que la verdadera herencia es algo profundo y duradero. Es una herencia de fe, de fortaleza en las dificultades y de un ejemplo constante de amor y misericordia en nuestros hogares. Oremos para que Dios nos dé la sabiduría y la fortaleza para ser ramas fructíferas, para perseverar en las adversidades y para modelar a Cristo en nuestros hogares. Que podamos dejar una herencia eterna a nuestros hijos, una herencia que realmente importe. Que Dios les bendiga abundantemente.

en June 12, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema El amor de Dios al mundo & libros 1 Pedro, 2 Pedro, Efesios, Gálatas, Santiago.

La decadencia de la iglesia

Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles de un tema que es tanto un llamado a la reflexión como a la acción: “La Decadencia de la Iglesia”. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha pasado por épocas de esplendor y también de declive. Hoy, queremos entender cómo podemos prevenir esta decadencia y mantener nuestra fe y comunidad fuertes. Comencemos reflexionando sobre lo que nos dice Pedro en 1 Pedro 1:18-25. Este pasaje nos recuerda que hemos sido redimidos con la preciosa sangre de Cristo, un recordatorio del increíble valor de nuestra salvación. ¿Cuántas veces olvidamos el precio pagado por nuestra redención y vivimos de manera indiferente? La decadencia comienza cuando perdemos de vista este sacrificio y dejamos de vivir en santidad. Es vital que recordemos constantemente el costo de nuestra redención y respondamos con una vida de pureza y obediencia. Pablo también nos ofrece una advertencia poderosa en Gálatas 2:17-18. Aquí, nos insta a no volver a construir lo que una vez destruimos. Si volvemos a nuestros antiguos pecados y errores, nos hacemos transgresores de nuevo. Como iglesia, debemos ser vigilantes y no permitir que las prácticas del pasado nos alejen del camino de Dios. Nuestra fe debe ser activa y siempre en crecimiento, no retrocediendo a los viejos hábitos que nos alejaron de Dios. En Gálatas 3:1, Pablo llama a los gálatas insensatos por haberse desviado de la fe después de haber recibido el Espíritu. Esta es una advertencia para nosotros hoy. La decadencia espiritual puede instalarse cuando dejamos que nuestras mentes y corazones se desvíen de la verdad del Evangelio. Mantenernos firmes en nuestra fe y en la Palabra de Dios es crucial para evitar esta trampa. Pedro, en 2 Pedro 2:20-21, nos habla de la gravedad de caer después de haber conocido la verdad. Dice que es mejor no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, apartarse de él. Este pasaje nos recuerda la seriedad de nuestra responsabilidad como creyentes. No podemos permitirnos ser complacientes. Debemos apoyarnos mutuamente, recordando siempre la seriedad de nuestra fe. Pablo, en Efesios 3:14-19, ora para que los creyentes sean fortalecidos en su interior, arraigados y cimentados en amor, y llenos de la plenitud de Dios. Este es un recordatorio de que la fuerza de la iglesia depende de nuestra profundidad en el amor de Cristo. Solo estando arraigados en su amor podemos resistir las pruebas y tentaciones que buscan debilitarnos. Finalmente, Santiago 1:5 nos anima a pedir sabiduría a Dios, quien la da generosamente. La sabiduría divina es esencial para navegar los desafíos de la vida y evitar la decadencia. Debemos ser humildes y buscar la guía de Dios en todas nuestras decisiones. Queridos hermanos y hermanas, la decadencia de la iglesia no es inevitable. Podemos aprender de las advertencias y enseñanzas de las Escrituras para mantenernos firmes y fieles. Vivamos siempre recordando el precio de nuestra redención, evitando volver a los viejos caminos, y buscando la sabiduría y el amor de Dios en cada paso. Que nuestro caminar diario refleje la gloria y santidad a la que hemos sido llamados. Amén.

en April 7, 2024 — por .

Transformación Poderosa

Queridos hermanos y hermanas en la fe, hoy nos reunimos bajo el tema de “Transformación Poderosa”, el llamado de Dios para que vivamos de acuerdo con la voluntad del Altísimo y alcancemos una vida plena en Cristo Jesús. En estos tiempos de desafíos y tribulaciones, la transformación es esencial para nuestra supervivencia espiritual y nuestra misión o propósito en este mundo debemos agradar a Dios mediante la fe. Comencemos reflexionando sobre 1 Tesalonicenses 5:22-23, donde se nos insta a apartarnos del mal y a ser preservados en espíritu, cuerpo y alma. Esta separación del mal no es solo una acción externa, sino un cambio interno, una transformación que nos lleva a una vida más santa y justa. Romanos 3:24 nos recuerda que todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria de Dios, pero somos justificados gratuitamente por su gracia mediante la redención que es en Cristo Jesús. Esta es la base de nuestra transformación: la gracia salvadora de Dios que nos libera del pecado y nos capacita para vivir en santidad. En Juan 17:15-23, Jesús ora por la unidad de sus seguidores, una unidad que es testimonio poderoso de su amor transformador. Nuestra transformación individual se manifiesta en nuestra capacidad para amar y perdonar a nuestros hermanos y hermanas en Cristo, superando divisiones y discordias, si la cabeza es Cristo, la iglesia es el cuerpo pero si un miembro del cuerpo no funciona, se convierte en cáncer en ese cuerpo, debemos hacer la voluntad de Dios y ser uno en Cristo Jesús. Para llegar al señor debemos ser como hijos del padre, ya que Dios es un amor increíble, por medio de Jesús podremos declarar que somos hijos de Dios. Hermanos y hermanas, la transformación poderosa es un proceso continuo en nuestras vidas, un viaje de fe y obediencia que nos lleva más cerca de Dios y nos capacita para servirle y glorificarle en todo lo que hacemos. Que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en este camino, para que podamos ser testigos vivos del poder transformador de nuestro Señor Jesucristo. Amén.

en March 13, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema El amor de Dios al mundo & libro Génesis.

La muerte del hijo, nos dio acceso al Padre

Génesis 37:32- “y enviaron la túnica de muchos colores; y la llevaron a su padre, y dijeron: Esta hemos hallado; reconoce ahora si es o no la túnica de tu hijo.” 2 Samuel 13:30- “Luego, mientras ellos estaban en el camino, le dieron aviso, diciendo: Absalón ha matado a todos los hijos del rey, y no ha quedado ninguno de ellos.” Mateo 15:37- “Y comieron todos, y se saciaron; y recogieron lo que sobró de los pedazos, doce cestas llenas.” En la vida, nos enfrentamos a situaciones dolorosas y difíciles que nos hacen cuestionar el propósito y la bondad de Dios. La pérdida de un hijo es una de las experiencias más devastadoras que un ser humano puede enfrentar. Sin embargo, en medio de este dolor, podemos encontrar consuelo y esperanza en el sacrificio de Jesucristo y su acceso al Padre. La historia de José y su túnica: En Génesis 37, vemos cómo los hermanos de José le arrebatan su túnica y la sumergen en sangre para simular su muerte. Este acto desgarrador lleva a su padre, Jacob, a un profundo dolor y lamento. Pero más adelante, esta tragedia se convierte en una parte crucial del plan de Dios para la salvación de su pueblo. La tragedia en la familia de David: En 2 Samuel 13, se relata el asesinato de los hijos de David, incluido Absalón. Este evento trágico sacude los cimientos del reino de David y lo sumerge en el dolor y el sufrimiento. Sin embargo, incluso en medio de esta tragedia, vemos cómo Dios trabaja a través de los eventos más oscuros para cumplir su propósito redentor. La multiplicación de los panes y los peces: En Mateo 15, presenciamos el milagro de la multiplicación de los panes y los peces. Jesús alimenta a una multitud hambrienta con tan solo unos pocos panes y peces, demostrando su poder sobre la escasez y su provisión abundante para aquellos que confían en él. Este milagro nos recuerda que, incluso en medio de nuestras pruebas y aflicciones, Dios es capaz de proveer abundantemente para nuestras necesidades. La muerte de un hijo es una experiencia devastadora que puede sacudir nuestra fe y poner a prueba nuestra confianza en Dios. Sin embargo, a través del sacrificio de Jesucristo en la cruz, tenemos acceso directo al Padre celestial, quien nos consuela en nuestro dolor y nos sostiene en tiempos de prueba. En lugar de permitir que el dolor nos consuma, debemos acudir a Dios en busca de consuelo y fortaleza, sabiendo que él es el único que puede sanar nuestras heridas más profundas y restaurar nuestra esperanza en medio de la oscuridad.  

en February 14, 2024 — por .

La honra debida

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos en la casa del Señor para reflexionar sobre un tema crucial en nuestra vida espiritual: la honra debida. Nuestro versículo guía, encontrado en el libro de Malaquías 1:6, nos presenta un mensaje poderoso que trasciende el tiempo y nos interpela en nuestros días: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿Dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿Dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”. Este pasaje nos lleva a reflexionar sobre nuestra actitud hacia Dios, nuestro Padre Celestial. ¿Le estamos dando la honra y el respeto que Él merece en nuestras vidas? ¿O nos encontramos, como los sacerdotes a quienes se dirige Malaquías, menospreciando Su nombre? La honra debida no es simplemente un acto de cortesía o protocolo, es un principio fundamental en nuestra relación con Dios. Es reconocer Su soberanía, Su grandeza y Su amor incondicional hacia nosotros. Es ponerlo en primer lugar en nuestros corazones y en nuestras acciones. ¿Cómo podemos honrar a Dios de manera adecuada en nuestras vidas diarias? Primero, reconociendo Su autoridad sobre nosotros. Él es nuestro Creador, nuestro Salvador y nuestro Sustentador. Debemos someternos a Su voluntad y obedecer Sus mandamientos con reverencia y temor santo. Segundo, debemos adorarle con sinceridad y devoción. Nuestra adoración no debe ser solo palabras vacías o rituales vacíos, sino el reflejo de un corazón humilde y agradecido que reconoce la gracia inmerecida que hemos recibido a través de Cristo Jesús. Tercero, honramos a Dios cuando vivimos vidas santas y justas. Nuestra conducta debe reflejar los valores del Reino de Dios: amor, misericordia, justicia y humildad. Somos llamados a ser la luz del mundo y la sal de la tierra, mostrando al mundo el carácter transformador de nuestro Señor. En conclusión, la honra debida a Dios es un llamado a vivir vidas que glorifiquen Su nombre en todo momento y en todas las circunstancias. No menospreciemos Su nombre, sino que lo exaltemos con nuestras vidas, mostrando al mundo Su grandeza y Su amor. Que este mensaje resuene en nuestros corazones y nos impulse a vivir vidas que honren y glorifiquen a nuestro Padre Celestial. Amén. Que Dios les bendiga abundantemente.