Texto Base: Juan 4:1 (NVI) “Cuando Jesús se enteró de que los fariseos habían oído que él hacía y bautizaba más discípulos que Juan…”
Hermanos y hermanas, en este pasaje inicial de Juan 4:1, encontramos un punto de partida intrigante para reflexionar sobre nuestras vidas espirituales. Jesús, consciente de las expectativas y críticas de los fariseos, nos enseña que el hambre que tenemos revela el fruto que daremos. Acompáñenme mientras exploramos este principio profundo y desafiante.
I. La Confrontación de Jesús:
II. El Hambre Espiritual:
III. La Fuente de Satisfacción:
IV. El Fruto de la Saciedad Espiritual:
V. La Misión y la Multiplicación:
Queridos hermanos, recordemos hoy que el hambre que tenemos revela el fruto que daremos. Que nuestro deseo de conocer a Jesús, de sumergirnos en Su Palabra y de ser transformados por Su amor sea evidente en la forma en que vivimos y en el fruto que llevamos. Que nuestra saciedad espiritual no solo sea para nuestro beneficio, sino que se convierta en una fuente de vida para aquellos que nos rodean.
“Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados” (Mateo 5:6). Amén.