Hoy nos reunimos para profundizar en la revelación de Jesucristo como nuestro Señor y Rey eterno. A través de las Sagradas Escrituras, Dios nos muestra distintos aspectos de la majestad y la autoridad de Jesús, cuya vida no solo cambió la historia sino que redefine nuestra relación con el mundo y con el Padre celestial.
1. Jesús, la Imagen del Dios Invisible (Colosenses 1:15-17)
En Colosenses 1:15-17, Pablo nos habla de Jesús como la imagen del Dios invisible. No solo es primogénito sobre toda creación, sino que en Él fueron creadas todas las cosas, visibles e invisibles. Este pasaje nos revela que Jesús no es un mero reflejo temporal, sino la representación exacta y eterna de Dios. En Jesús, la majestad de Dios se hizo accesible al hombre. Como señor de la creación, su reino no conoce límites ni en el tiempo ni en el espacio.
2. Jesús, el Rey que Rechaza el Poder Terrenal (Juan 18:1-11, 12-14)
En los momentos de su arresto, vemos la majestad de un tipo diferente de rey. A pesar de enfrentarse a la traición y la violencia, Jesús responde no con poder coercitivo, sino con palabras de paz: “Deja que esto suceda así” (Juan 18:11). Incluso en esta hora oscura, se somete a los planes del Padre y evita que sus seguidores luchen, mostrando que su reino no se basa en la fuerza bruta sino en la soberanía espiritual.