La locura de la predicación”, como nos lo recuerda 1 Corintios 1:1-31, no es una locura cualquiera, sino la aparente locura de un Dios que eligió salvar al mundo no por medio del poder ni de la sabiduría humana, sino por algo tan simple como la predicación de la cruz. Para muchos, esto suena absurdo, débil, sin lógica. Pero es ahí, en esa aparente debilidad, donde se revela la fuerza transformadora de Dios. Mientras el mundo busca razonamientos complejos o señales grandiosas, Dios se manifiesta en lo sencillo, en lo humilde, en lo que no tiene valor a los ojos de los hombres. Esta palabra nos desafía a dejar de confiar en nuestras propias fuerzas o logros, y volver el corazón hacia la cruz, hacia ese mensaje que aunque parezca necio, contiene el poder de Dios para salvar, sanar y dar sentido a nuestra vida. ¿Y tú? ¿te atreves a creer en esta “locura” que transforma?