Caso perdido
Todos hemos enfrentado situaciones donde parece que ya no hay nada que hacer. Una enfermedad sin cura, un matrimonio en ruinas, un hijo rebelde, un ministerio estancado, un sueño roto. La gente dice: “Ese caso ya está perdido”. Pero la Biblia nos enseña algo poderoso: ¡para Dios no existen casos perdidos! Donde el hombre pone un punto final, Cristo escribe una nueva historia. I. CUANDO EL HACHA CAE AL AGUA (2 Reyes 6:1-7) Los hijos de los profetas estaban trabajando, sirviendo, esforzándose… hasta que de pronto: el hacha, la herramienta del trabajo, cayó en el río. A los ojos humanos: “ya está perdido”.¿Quién va a sacar un hierro del fondo de un río? Pero aparece el profeta Eliseo: corta un palo, lo echa en el agua… ¡y el hierro flota! II. CUANDO LÁZARO YA LLEVA 4 DÍAS MUERTO (Juan 11:1; 11:4; 11:17-27) Jesús recibe la noticia: “Lázaro está enfermo”.Pero dice: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios” (v.4). Cuando Jesús llega, ya es tarde humanamente: ¡4 días en la tumba!Marta dice: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”.Jesús responde: “Yo soy la resurrección y la vida”. Para los hombres: caso perdido.Para Cristo: oportunidad para manifestar Su gloria. III. LA PALABRA DE DIOS LEVANTA LO MUERTO IV. EL ESPÍRITU NOS AYUDA EN LA DEBILIDAD V. EL QUE CONFÍA EN DIOS NUNCA ES UN CASO PERDIDO Aunque la sequía llegue, aunque el diagnóstico sea negativo, aunque el fracaso toque la puerta… si confías en Dios, ¡tu vida no es un caso perdido!