Sermon'e

en September 7, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libros Filipenses, Romanos.

Evidencias de una vida en Cristo

El apóstol Pablo enseña que cuando Cristo vive en nosotros, nuestra vida no puede ser la misma. En Romanos 8:10-28 vemos que la evidencia principal es la presencia del Espíritu Santo, que nos da vida aun cuando nuestro cuerpo es débil. Esa vida en el Espíritu se manifiesta en varias señales: En Filipenses 3, Pablo añade otra evidencia: una vida centrada en Cristo. No se trata de gloriarse en logros humanos o en la justicia propia, sino en conocer a Cristo y ser hallados en Él. El creyente auténtico se caracteriza por: En conclusión, las evidencias de una vida en Cristo no son meras palabras, sino una transformación visible: seguridad de hijos, esperanza en medio de pruebas, y un caminar constante hacia la meta, reflejando que Cristo es nuestro todo.

en September 3, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in .

La obediencia rompe límites

Hermanos, todos nosotros nos enfrentamos a límites: físicos, emocionales, espirituales, financieros. Límites que parecen decirnos: “Hasta aquí puedes llegar y no más”. Pero hay una llave espiritual que abre lo que está cerrado y rompe cadenas que nos atan: la obediencia a Dios.La obediencia no es solo “cumplir órdenes”; es reconocer que el camino de Dios es más alto y mejor que el nuestro. Y cuando obedecemos, su poder rompe barreras imposibles. Vivimos en un mundo lleno de límites. Límites físicos, cuando nuestro cuerpo se cansa. Límites emocionales, cuando el miedo y la inseguridad nos detienen. Límites espirituales, cuando sentimos que no avanzamos en nuestra vida con Dios. Y también límites impuestos por las circunstancias, la economía, los problemas o incluso por personas que nos rodean. Pero quiero que hoy entiendas algo: la obediencia a Dios rompe todos esos límites. No hablamos de obediencia como un acto ciego o religioso, sino como una respuesta de fe y confianza en el Señor que abre puertas y nos lleva más allá de lo que nosotros mismos podemos lograr. La Biblia nos recuerda en 1 Samuel 15:22 que “mejor es obedecer que sacrificar”. Saúl creyó que podía agradar a Dios ofreciendo sacrificios, pero desobedeció Su palabra. ¿Sabes? Muchas veces podemos caer en lo mismo. Pensamos que por dar ofrenda, cantar, servir o asistir a la iglesia, ya estamos bien con Dios, aunque vivamos desobedeciendo su voz. Pero Dios no se impresiona con sacrificios vacíos, Él busca corazones dispuestos a obedecer. Cuando obedecemos, tenemos paz en nuestro interior, porque como dice 1 Juan 3:21: “si nuestro corazón no nos reprende, confianza tenemos en Dios”. La obediencia siempre comienza en lo pequeño. En Éxodo 3:1-5, Moisés estaba en el desierto pastoreando ovejas, cuando Dios se le apareció en una zarza ardiendo. Antes de hablarle de grandes misiones, de Faraón y de milagros, Dios le pidió algo sencillo: “Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es”. Moisés tuvo que obedecer ese detalle. Y esa pequeña obediencia abrió paso a una gran misión. Muchas veces queremos ver maravillas, pero Dios primero nos prueba en lo pequeño: en perdonar, en ser fieles, en buscarle en oración, en dejar un hábito que no le agrada. Cuando obedecemos en lo cotidiano, Dios nos confía lo extraordinario. Pero la desobediencia también tiene consecuencias. Jesús dijo en Lucas 12:47-48 que al que mucho se le da, mucho se le demandará. Y vemos un pasaje extraño en Éxodo 4:24-26, cuando Moisés, en camino a Egipto, casi muere porque no había obedecido en circuncidar a su hijo. Esto nos enseña que el llamado no nos libra de la disciplina de Dios. No basta con tener promesas o dones, necesitamos caminar en obediencia. Si Dios nos pide algo y lo postergamos, tarde o temprano esa desobediencia nos alcanzará. Ahora, lo glorioso es que cuando obedecemos, los límites se rompen. En Éxodo 3:7-10 Dios le dice a Moisés que ha visto la aflicción de su pueblo y lo va a sacar de Egipto. Israel tenía límites: cuatrocientos años de esclavitud, el mar que bloqueaba el camino, el desierto que parecía imposible de cruzar. Pero cuando obedecieron a Dios, el mar se abrió, el monte tembló y la gloria del Señor descendió sobre ellos (Éxodo 19:15-18). La obediencia rompe límites porque conecta nuestra vida con el poder sobrenatural de Dios. Miremos ejemplos: Josué obedeció dando vueltas a Jericó, y las murallas cayeron. Pedro obedeció lanzando la red otra vez, y los peces abundaron. Abraham obedeció saliendo de su tierra sin saber a dónde iba, y se convirtió en padre de multitudes. Ellos no vencieron por su fuerza, sino por su obediencia. Querido hermano, quizá hoy sientes que hay un mar cerrado delante de ti, un límite que no puedes romper: en tu vida espiritual, en tu familia, en tus finanzas o en tus sueños. Pero el Señor te dice: “Obedece mi voz y yo abriré el camino”. La obediencia no es una carga, es la llave de la victoria. No es un peso, es libertad. Porque cuando decimos “sí” al Señor, los cielos se abren, las puertas cerradas se abren, y los límites se rompen. Así que hoy es tiempo de decidir: ¿viviremos sacrificando sin obedecer, o caminaremos en verdadera obediencia? Dios no busca apariencias, busca hijos obedientes. Y a los obedientes, Él los lleva más allá de lo que imaginan. La obediencia rompe límites.

en August 31, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema El llamado de Dios en nuestras vidas & libros 1 Corintios, 1 Samuel, Juan, Lucas, Proverbios, Romanos, Salmos.

La buena, agradable y perfecta voluntad de Dios

La Biblia nos enseña en Romanos 12:2 que la voluntad de Dios no es pesada ni injusta, sino buena, agradable y perfecta. El problema surge cuando el ser humano insiste en imponer su propio camino en lugar de confiar en el plan divino. El rey Saúl es un ejemplo de lo que ocurre cuando nos adelantamos a Dios. En 1 Samuel 13, por su impaciencia ofreció sacrificio en lugar de esperar a Samuel, y esa desobediencia le costó el favor del Señor. Muchas veces, como Saúl, pensamos que estamos tomando la mejor decisión, pero la Palabra nos recuerda: “Hay camino que al hombre le parece derecho, pero su fin es camino de muerte” (Proverbios 14:12). En contraste, David nos muestra lo que significa rendirse a la voluntad de Dios. A pesar de ser el olvidado de su familia, fue escogido por el Señor (1 Samuel 16). David aprendió en lo secreto, cuidando ovejas, lo que necesitaría para enfrentar a Goliat (1 Samuel 17). Lo que para el hombre parecía insignificante, para Dios era preparación. Como dice 1 Corintios 1:27, “Dios escogió lo débil para avergonzar a lo fuerte”. La voluntad de Dios siempre es mejor que la nuestra. 1 Corintios 2:9 declara que lo que Dios tiene preparado va mucho más allá de lo que podemos imaginar. Y esa voluntad tiene un centro claro: que nadie se pierda, sino que todos tengan vida eterna (Juan 6:37-40; Juan 3:17). No se trata de condenación, sino de salvación. Ahora bien, aceptar la voluntad de Dios no siempre es fácil. Jesús mismo en Getsemaní nos dio el ejemplo: “Padre, no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:41-44). La voluntad del Padre incluía la cruz, pero también la resurrección. Lo que parecía derrota, se convirtió en la mayor victoria. En conclusión, Saúl se adelantó y perdió; David esperó y fue exaltado; y Jesús se rindió y nos dio salvación. La voluntad de Dios puede que no siempre la entendamos en el momento, pero siempre será buena, agradable y perfecta. Cuando confiamos en ella, descubrimos que lo que hoy duele mañana será testimonio de victoria.

en August 31, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema Guerra Espiritual & libros 1 Tesalonicenses, 2 Timoteo, Hebreos, Jeremías, Juan, Romanos.

Caso perdido

Todos hemos enfrentado situaciones donde parece que ya no hay nada que hacer. Una enfermedad sin cura, un matrimonio en ruinas, un hijo rebelde, un ministerio estancado, un sueño roto. La gente dice: “Ese caso ya está perdido”. Pero la Biblia nos enseña algo poderoso: ¡para Dios no existen casos perdidos! Donde el hombre pone un punto final, Cristo escribe una nueva historia. I. CUANDO EL HACHA CAE AL AGUA (2 Reyes 6:1-7) Los hijos de los profetas estaban trabajando, sirviendo, esforzándose… hasta que de pronto: el hacha, la herramienta del trabajo, cayó en el río. A los ojos humanos: “ya está perdido”.¿Quién va a sacar un hierro del fondo de un río? Pero aparece el profeta Eliseo: corta un palo, lo echa en el agua… ¡y el hierro flota! II. CUANDO LÁZARO YA LLEVA 4 DÍAS MUERTO (Juan 11:1; 11:4; 11:17-27) Jesús recibe la noticia: “Lázaro está enfermo”.Pero dice: “Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios” (v.4). Cuando Jesús llega, ya es tarde humanamente: ¡4 días en la tumba!Marta dice: “Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto”.Jesús responde: “Yo soy la resurrección y la vida”. Para los hombres: caso perdido.Para Cristo: oportunidad para manifestar Su gloria. III. LA PALABRA DE DIOS LEVANTA LO MUERTO IV. EL ESPÍRITU NOS AYUDA EN LA DEBILIDAD V. EL QUE CONFÍA EN DIOS NUNCA ES UN CASO PERDIDO Aunque la sequía llegue, aunque el diagnóstico sea negativo, aunque el fracaso toque la puerta… si confías en Dios, ¡tu vida no es un caso perdido!

en August 10, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema El propósito de nuestra vida & libros Génesis, Juan, Proverbios.

Decisiones deciden destinos (Parte 2)

Hermanos, esta mañana aprendimos que las decisiones de hoy son semillas que marcarán la cosecha de mañana.Pero hay algo que quiero añadir esta tarde: no todas las malas decisiones muestran su fruto al instante… y no todas las buenas decisiones son fáciles de tomar. La Biblia nos presenta historias reales de personas que tuvieron que decidir en momentos de presión, de vergüenza o de confusión… y esas decisiones marcaron su destino. En Génesis 38 encontramos a Judá. Él era hijo de Jacob, parte de la familia del pacto, pero un día decide apartarse de sus hermanos.Al principio, quizá pensó: “Necesito un cambio, otra gente, otra cultura… ¿qué puede pasar?”.Y así comienza a mezclarse con los cananeos, se casa fuera de la voluntad de Dios y su vida empieza a tomar un rumbo diferente. Sus decisiones le llevan a comprometer su integridad: no cumple su palabra con Tamar, busca placer sin responsabilidad y vive como si el pacto con Dios no importara.Pero, ¿saben qué pasa? Las decisiones ocultas siempre terminan saliendo a la luz.Un día, Tamar lo confronta con pruebas en la mano… y Judá no tiene escape. En ese momento, él podría haberse justificado, culpar a otros, o simplemente negarlo todo… pero decide humillarse y reconocer: “Más justa es ella que yo” (v.26). Aquí vemos algo poderoso: una mala decisión no tiene por qué ser tu final… si hoy decides humillarte y cambiar de rumbo. En Juan 6 Jesús predica un mensaje tan fuerte que muchos de sus discípulos dicen: “Esto es muy duro, no puedo seguir”.Y se van…No se fueron porque no creyeran en Él, sino porque no estaban dispuestos a aceptar todo lo que implicaba seguirlo. Entonces Jesús mira a los Doce y les pregunta:—“¿También ustedes quieren irse?” Y Pedro, con esa mezcla de amor y desesperación, responde:—“Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.” ¿Te das cuenta? Seguir a Jesús no siempre es cómodo, pero es la única decisión que lleva a la vida eterna. El peso de nuestras decisiones (Proverbios 21:2-5) Podemos decirnos a nosotros mismos que “no es tan grave” o “Dios conoce mi corazón”… pero la Palabra dice que es Jehová quien pesa el corazón.Él no se deja engañar por excusas.La diligencia en buscarlo trae vida, la pereza espiritual abre la puerta a la ruina.

en August 10, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El llamado de Dios en nuestras vidas & libros 2 Crónicas, Proverbios.

Decisiones deciden destinos

Hermanos, cada mañana que nos levantamos tenemos algo en común: todos vamos a decidir.Puede ser algo pequeño, como qué ropa usar, o algo grande, como perdonar o guardar rencor, decir la verdad o mentir, seguir a Cristo o seguir nuestros propios deseos.Lo que a veces olvidamos es que las decisiones de hoy se convierten en el destino de mañana. La Biblia lo dice en Proverbios 21:2-5: “Todo camino del hombre es recto en su propia opinión, pero Jehová pesa los corazones.”Qué interesante, ¿verdad? Uno piensa: “Esto está bien, no le hace daño a nadie”. Pero Dios no ve solo la acción, Él mira el corazón y la intención.La diligencia, dice el proverbio, lleva a la abundancia, pero la pereza nos conduce a la pobreza. Ahora, miremos un ejemplo impresionante: el rey Josías (2 Crónicas 34).Un muchacho de apenas 8 años hereda un reino lleno de idolatría y corrupción. ¿Qué harías tú con 8 años y tanto poder? Muchos se hubieran dejado llevar por los consejeros, por la comodidad, por el lujo… pero Josías decidió algo diferente: buscar a Dios.A los 16 años empezó a purificar Judá de ídolos, y cuando descubrió la Palabra de Dios en el templo, se humilló y no solo cambió su vida, cambió el destino de toda la nación. Esto me recuerda Proverbios 18:12: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la honra es la humildad.”Josías pudo enorgullecerse, pero eligió la humildad. Y esa decisión lo llevó a la honra y a la bendición. Querida iglesia, aquí está el punto: cada decisión que tomas es una semilla que siembras; tarde o temprano, vas a cosechar lo que sembraste.Siembra oración, cosecharás paz.Siembra perdón, cosecharás libertad.Siembra obediencia, cosecharás bendición. Hoy es un día para decidir como Josías: buscar a Dios de todo corazón, limpiar nuestra vida de todo lo que no le agrada, y renovar nuestro pacto con Él.El pasado ya no lo puedes cambiar… pero hoy puedes decidir un futuro que glorifique a Cristo.

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