La intimidad nos hará más profundo
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos para reflexionar sobre un tema crucial en nuestra vida espiritual: la intimidad con nuestro Señor Jesucristo. Como nos enseña la Palabra de Dios en Génesis 25:14, “Los secretos no son para cualquiera”, nos revela la importancia de cultivar una relación cercana y profunda con nuestro Creador. En Jeremías 33:3, encontramos una promesa maravillosa: “Las cosas grandes son para los íntimos con Jesús porque los íntimos lo buscan con confianza”. Esta declaración nos muestra que no se trata solo de conocer a Dios superficialmente, sino de sumergirnos en una comunión íntima y confiada con Él. Es en esta intimidad donde encontramos revelaciones, entendimiento y fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida. El Salmo 42:1-2 nos presenta la imagen de alguien sediento por Dios: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”. Aquellos que son íntimos con Jesús no buscan satisfacer sus necesidades en las cosas del mundo, sino que encuentran su refugio y consuelo en la presencia del Señor. Hermanos y hermanas, ¿cuál es nuestra actitud hacia la intimidad con Dios? ¿Estamos buscando conocerlo más profundamente, o estamos contentos con una relación superficial? La intimidad con Jesucristo no es solo para unos pocos privilegiados, sino para todos aquellos que, con corazones abiertos y confiados, buscan acercarse a Él. Cuando nos sumergimos en la intimidad con nuestro Salvador, experimentamos una transformación profunda en nuestras vidas. Nuestros corazones se llenan de paz, nuestra fe se fortalece y encontramos un propósito y dirección claros para nuestro caminar diario. Que hoy, cada uno de nosotros decida buscar esa intimidad con Jesús, dedicando tiempo en oración, meditación en Su Palabra y comunión con Él. Que podamos anhelar más que nunca estar cerca de nuestro Señor, sabiendo que en esa intimidad encontraremos todo lo que necesitamos para vivir una vida plena y abundante en Él. Que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en este camino de intimidad con Jesús. Amén.