Sermon'e

en August 6, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema La sabiduría que viene de Dios & libros 2 Corintios, Juan, Lucas, Proverbios.

Sabiduría en los días actuales

Hermanos, ¿se han dado cuenta de que hoy tenemos un exceso de información pero una escasez tremenda de sabiduría?Vivimos en un tiempo donde todos opinan en redes sociales, donde hay tutoriales para todo, desde cómo cambiar una bombilla hasta cómo “ser feliz en 5 pasos”… pero aun así, la gente está perdida, vacía y sin rumbo. La Biblia dice en Proverbios 4:6: “No la dejes, y ella te guardará; ámala, y te conservará.” La sabiduría de Dios no es un lujo, ¡es una necesidad urgente!No es llenar la cabeza de datos, sino aprender a vivir según el corazón de Cristo. Hoy quiero invitarte a caminar con la sabiduría de Dios para estos días tan inciertos, porque solo así podremos vivir en victoria La sabiduría nos guarda (Proverbios 4:6) La Palabra dice: “No la dejes, y ella te guardará.”La sabiduría de Dios es como un guardaespaldas espiritual. Vivimos en un mundo lleno de trampas: Pero quien abraza la sabiduría del Señor camina seguro.Es como conducir de noche con los faros encendidos: quizá no veas todo el camino, pero ves lo suficiente para no estrellarte. Ilustración:Un joven dijo una vez: “No necesito consejos de nadie, yo ya sé lo que hago.”Unos meses después estaba hundido en deudas, relaciones rotas y sin paz. ¿Por qué? Porque rechazó la sabiduría de Dios que podía guardarlo La sabiduría nos lleva en triunfo (2 Corintios 2:14) Pablo declara: “Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús.” ¡Qué declaración tan poderosa!El triunfo no es que todo te salga fácil, sino que aunque vengan pruebas, Cristo te conduce hacia la victoria. Un sabio en Cristo entiende que: Aplicación práctica:Tal vez hoy enfrentas problemas en la familia, en la economía o en la salud. Pero si buscas la sabiduría del Señor, verás que Él no te abandona: ¡te lleva en triunfo, aunque el camino sea dura La sabiduría fortalece nuestra fe (Juan 20:27) Leemos que Tomás dudó. No le bastaba con lo que decían los demás discípulos. Él quería pruebas.Y Jesús, con misericordia, le mostró sus heridas y le dijo: “No seas incrédulo, sino creyente.” La sabiduría de Dios nos ayuda a vencer la incredulidad.¿Sabías que no es pecado tener dudas? El problema es quedarnos en ellas.Jesús no rechazó a Tomás, lo guió a la fe. Frase clave: La sabiduría no elimina la fe, la alimenta.Porque la fe no es un salto ciego, sino un paso seguro hacia las promesas de Dios. La sabiduría nos mueve a amar y actuar (Lucas 10:25-37) Jesús cuenta la historia del buen samaritano.Un hombre herido, ignorado por religiosos que sabían mucho, pero hicieron poco.Y aparece un samaritano, considerado “impuro” por los judíos, que muestra la verdadera sabiduría: amor en acción. Hoy, la pregunta es: ¿qué tipo de persona somos? Aplicación actual:Ser sabio hoy no es solo predicar en un púlpito o citar versículos, sino ayudar al necesitado, escuchar al que sufre, levantar al caído.

en July 9, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema Jesús el Cristo & libros 1 Pedro, 2 Corintios, Hebreos, Juan, Mateo, Salmos.

Jesús es el Cristo: el camino abierto, el reino recibido

Jesús no fue simplemente un profeta, un maestro sabio o un mártir de la historia; Él es el Cristo, el Ungido de Dios, el Hijo eterno que vino a cumplir todas las promesas del Antiguo Testamento. Su sufrimiento en la cruz, su resurrección, su ascensión y el envío del Espíritu Santo son evidencias de su identidad como el Mesías prometido. Jesús es el Cristo que abre el camino hacia el Padre, transforma nuestro corazón, nos hace parte de su Reino y nos llama a vivir como pueblo santo. No se trata solo de conocer datos sobre Jesús, sino de conocerlo a Él como el Cristo vivo que reina y transforma. I. El Cristo crucificado y glorificado Texto: Mateo 27:30-57 En este pasaje vemos a Jesús siendo burlado, golpeado, crucificado y muriendo. A simple vista, es una escena de derrota, pero en realidad es una proclamación de victoria. La cruz no fue un accidente ni una tragedia: fue el trono en el que el Cristo fue entronizado. En el momento en que el velo del templo se rasga, se abre el camino a una nueva realidad espiritual: Dios ya no habita en un templo hecho por manos humanas, sino que habita en los corazones de los redimidos. Jesús, el Cristo, no solo sufrió… Él reinó desde la cruz. II. El Cristo que envía al Consolador Texto: Juan 16:7 Jesús les dice a sus discípulos que les conviene que Él se vaya. ¿Quién dice algo así si no tiene algo mucho mejor preparado? Él se va, pero no nos deja huérfanos. El Cristo resucitado y glorificado envía al Espíritu Santo para morar en nosotros. Ya no lo vemos con los ojos, pero lo experimentamos con el alma. El Espíritu testifica que Jesús es el Cristo, y nos guía a toda verdad. La presencia del Espíritu en nosotros no es una emoción pasajera: es la evidencia de que el Rey vive en su pueblo. III. El Cristo que abrió un nuevo y vivo camino Texto: Hebreos 10:19-29 Gracias a la sangre de Jesús tenemos plena libertad para entrar al Lugar Santísimo. Este es uno de los frutos más gloriosos de la obra de Cristo. El Cristo no solo perdonó nuestros pecados, sino que restauró nuestra comunión con el Padre. Ya no vivimos con miedo, ni con culpa, ni con cargas religiosas: vivimos en libertad, en una relación de hijos con un Padre amoroso. Por eso, el autor de Hebreos nos llama a mantenernos firmes, a no retroceder, a valorar el sacrificio de Cristo como lo más sagrado. El que rechaza esta gracia está despreciando al mismo Cristo. IV. El Cristo que transforma nuestro deleite Texto: Salmo 37:4 “Deléitate en el Señor, y Él te concederá los deseos de tu corazón.” Esta promesa no significa que Dios es un genio que concede caprichos, sino que cuando Cristo es nuestro deleite, Él mismo transforma nuestros deseos. Ya no anhelamos cosas pasajeras, sino cosas eternas. El que ha visto a Cristo como el tesoro supremo, ya no busca otras fuentes. En Cristo está el gozo completo, la paz que sobrepasa todo entendimiento, y el descanso del alma cansada. V. El Cristo que nos hizo su pueblo Texto: 1 Pedro 2:9 Ya no somos huérfanos, ni ignorados, ni olvidados. Somos linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios. ¿Para qué? Para que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a su luz admirable. El Cristo no vino solo a rescatarnos del pecado, sino a darnos una nueva identidad. Ya no vivimos por nosotros mismos, sino como embajadores del Reino, representantes del Cristo en la tierra. La salvación no es solo perdón: es un nuevo propósito, una nueva misión. VI. El Cristo que hace nuevas todas las cosas Texto: 2 Corintios 5:17 Si alguno está en Cristo, nueva criatura es. Esta es una de las evidencias más poderosas de que Jesús es el Cristo: Él transforma vidas. No mejora, no maquilla… ¡renueva! Cambia corazones de piedra por corazones sensibles. Cambia adicciones por adoración. Cambia rencores por perdón. Si Jesús fuera solo un líder religioso, no tendría este poder. Pero como es el Cristo, su obra no termina en la cruz: sigue transformando vidas hoy. Aplicación y llamado final: Hoy el Espíritu nos dice: Jesús es el Cristo. No basta con saberlo de oído, necesitamos conocerlo de corazón. Él es el camino al Padre, la respuesta a nuestras preguntas, el Salvador de nuestra alma y el Señor de nuestra vida. No te conformes con una religión que habla de Cristo: vive una relación con Cristo. ¿Lo conoces de verdad? ¿Es tu Rey, tu deleite, tu identidad, tu Salvador?

en February 23, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in libros 2 Corintios, Mateo & .

Lo viejo que tiene que irse.

La vida cristiana es un llamado a la renovación continua. Muchas veces intentamos “parchar” aspectos de nuestra vieja forma de vivir, sin darnos cuenta de que Dios desea darnos algo totalmente nuevo. Estos tres pasajes nos muestran la importancia de soltar lo viejo para recibir la plenitud que Cristo nos ofrece. Imagínate que tienes una prenda de ropa vieja y desgastada. Si tratas de cubrir un gran agujero con un pedazo de tela nuevo, no solo se verá mal, sino que el desgarrón podría hacerse más grande. Así ocurre cuando intentamos “parchar” partes de nuestra vida con un poco de fe sin permitir que Dios renueve todo nuestro ser. 2 Corintios 5:17 nos recuerda que en Cristo pasamos de ser esa prenda rota a ser una nueva creación, con costuras, fibras y un diseño totalmente distintos: todo lo viejo queda atrás, y empezamos de cero con esperanza y propósito. ¿El costo? Mateo 19:29 nos enseña que seguir a Jesús puede llevarnos a dejar ciertas cosas que antes eran muy importantes. Pero, a cambio, recibimos la promesa de plenitud, bendiciones y vida eterna. Al final, vale la pena soltar lo que nos ata al pasado para vestirnos de lo nuevo que Cristo ofrece. En pocas palabras: Dios no quiere “remendar” lo viejo, quiere darte una nueva vestidura para que vivas con libertad, gozo y un corazón renovado.

en December 8, 2024 — por .

Jesús cambia de lugar con nosotros

En la Biblia, varios pasajes reflejan cómo Jesús tomó nuestro lugar para liberarnos del pecado y restaurarnos ante Dios. Condición del Pecador (Levítico 13:45-46, 2 Reyes 15:5, Lucas 17:11-16): En el Antiguo Testamento, los leprosos eran excluidos de la sociedad, simbolizando la separación que el pecado genera entre Dios y el hombre. Jesús, al sanar a los diez leprosos (Lucas 17), mostró su poder para restaurar tanto físicamente como espiritualmente. Separación Causada por el Pecado (Isaías 59:1-2, Romanos 3:23): El pecado nos aparta de Dios, pero su misericordia no está limitada. Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria divina, lo que hace necesaria una intervención redentora. Jesús Toma Nuestro Lugar (Filipenses 2:5-8, 2 Corintios 5:21, 1 Pedro 2:21-24): Jesús, siendo Dios, se humilló tomando forma de siervo y murió en la cruz. En ese sacrificio, cargó nuestros pecados para que podamos recibir su justicia y vivir en santidad. Jesús cambió de lugar con nosotros al cargar nuestros pecados en la cruz. A través de su sacrificio, somos reconciliados con Dios y recibimos vida nueva. Su amor nos invita a responder con fe, obediencia y gratitud.

en November 18, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros 1 Corintios, 2 Corintios & .

La nueva naturaleza (parte 3)

La nueva naturaleza en Cristo implica una transformación completa, tanto espiritual como física. Pablo enseña que nuestro cuerpo terrenal es temporal, y tenemos la promesa de un cuerpo glorificado eterno. Esta esperanza de inmortalidad nos da fuerza y perspectiva, recordándonos que lo que vivimos ahora es pasajero.   La transformación no es solo futura; nuestra nueva naturaleza también se manifiesta hoy en nuestra vida diaria. Como nuevas criaturas, somos llamados a vivir con un propósito: ser embajadores de Cristo, mostrando Su amor y gracia al mundo. Aunque enfrentamos la tensión de lo temporal y lo eterno, el Espíritu Santo es nuestra garantía de lo que vendrá, motivándonos a caminar por fe y no por vista. El desafío es permitir que esta nueva naturaleza guíe cada aspecto de nuestra vida, reflejando el carácter de Cristo en todo lo que hacemos.  

en November 3, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libros 2 Corintios, Gálatas, Lucas, Marcos, Mateo.

La nueva naturaleza

En esta prédica, exploramos lo que significa tener una nueva naturaleza en Cristo. Según 2 Corintios 5:17, “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.” Esto implica dejar atrás el viejo yo y vivir con una mentalidad transformada y renovada. Jesús llama a dejarlo todo por Él (Mateo 19:23, Lucas 14:26, Marcos 8:34), tomando nuestra cruz y renunciando al viejo ego. Ser una nueva criatura significa permitir que Cristo viva en nosotros (Gálatas 2:20), moldeando nuestro carácter y nuestras decisiones para reflejar su amor y su propósito. Este nuevo camino no es siempre fácil, pero al poner a Cristo en el centro, encontramos la verdadera vida y propósito que sólo Él puede ofrecer (Mateo 10:39).