Sermon'e

en August 21, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema Combatir el aislamiento & libros Ezequiel, Hebreos.

Los Negocios de la Iniquidad

Querida congregación, abordaremos un tema de suma importancia: los negocios de la iniquidad. El versículo de Ezequiel 28:16 nos presenta una advertencia poderosa contra la corrupción y el pecado que pueden surgir cuando nuestras actividades, incluso aquellas que parecen exitosas, no están alineadas con la voluntad de Dios. Contrapondremos esto con el llamado en Hebreos 11:1 a vivir por fe, recordando que nuestras decisiones deben estar fundamentadas en la fe y no en la búsqueda de ganancias desmedidas o prácticas corruptas. 1. La Naturaleza de los Negocios de la Iniquidad: El término “negocios de la iniquidad” hace referencia a actividades o decisiones que, aunque puedan parecer rentables o atractivas desde una perspectiva mundana, están marcadas por el pecado y la corrupción. En Ezequiel 28:16, el profeta habla sobre cómo la multitud de “contrataciones” o transacciones llevó al pecado. Esto nos recuerda que el pecado puede infiltrarse en nuestras vidas no solo a través de actos inmorales evidentes, sino también mediante decisiones cotidianas que desvían nuestro enfoque de lo que es justo y correcto ante Dios. 2. Consecuencias Espirituales: Dios advierte en Ezequiel que a causa de estas malas prácticas, el querubín fue expulsado del monte santo. Esto subraya que el pecado, especialmente cuando está entrelazado con nuestras actividades diarias, nos separa de la presencia de Dios. Como cristianos, debemos reflexionar sobre nuestras propias vidas y preguntarnos si estamos permitiendo que nuestros propios “negocios”, ya sean financieros, profesionales o personales, se desvíen hacia la iniquidad. 3. La Fe como Antídoto: Hebreos 11:1 nos enseña que la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Esta es la clave para evitar caer en los negocios de la iniquidad. Mientras que el mundo nos invita a confiar en lo tangible, en las ganancias inmediatas y en el éxito visible, la fe nos llama a confiar en Dios y en Su justicia, incluso cuando no vemos resultados inmediatos. La fe nos desafía a tomar decisiones que honren a Dios, sabiendo que las recompensas eternas superan cualquier ganancia temporal que el pecado pueda ofrecer. Amada iglesia, recordemos que el mundo está lleno de oportunidades para desviarnos hacia los negocios de la iniquidad. Sin embargo, estamos llamados a vivir por fe, confiando en Dios para proveer y guiar nuestras decisiones. Mantengamos nuestra mirada fija en lo que es justo y recto, y busquemos la santidad en todas nuestras acciones, sabiendo que, al final, es la fe en Dios lo que nos mantendrá firmes y seguros en Su camino.

en June 30, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Efesios, Ezequiel, Juan, Lucas, Mateo & .

Una Iglesia viva en Cristo

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos bajo el amor y la gracia de nuestro Señor, para reflexionar sobre lo que significa ser una iglesia viva. Nuestro punto de partida es Juan 15:1-5, donde Jesús se presenta como la vid verdadera y nosotros como los pámpanos. Nos recuerda que solo permaneciendo en Él podemos dar fruto. La vida de la iglesia es un reflejo de esta verdad. Estamos llamados a ser una comunidad que permanece en Cristo, y esto se manifiesta de diversas maneras. En Efesios 4:11-16, el apóstol Pablo nos habla sobre los dones que Cristo ha dado a su iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Todos estos roles existen para edificar el cuerpo de Cristo, para que lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Una iglesia viva es aquella que crece en madurez espiritual, donde cada miembro utiliza sus dones para edificar a los demás. Cuando trabajamos juntos, unidos por el amor y el propósito de Cristo, nos fortalecemos mutuamente y avanzamos en nuestro camino de fe. Lucas 10:25-35 nos presenta la parábola del buen samaritano, una enseñanza poderosa sobre el amor y la compasión. Una iglesia viva no puede estar encerrada en sí misma; debe extender sus manos y su corazón hacia los necesitados, hacia aquellos que sufren. Somos llamados a ser buenos samaritanos, a actuar con misericordia y justicia. Cuando vivimos el amor de Cristo de manera práctica, el mundo puede ver a través de nuestras acciones el poder transformador del evangelio. En Mateo 28:18-20, Jesús nos da la gran comisión: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. La misión de la iglesia no es estática, sino dinámica y expansiva. Somos enviados a llevar el mensaje de salvación a cada rincón del mundo. Una iglesia viva es misionera por naturaleza, comprometida en hacer discípulos y en enseñar las verdades de Cristo. Finalmente, en Ezequiel 37:1-6, encontramos la visión del valle de los huesos secos. Dios le pregunta al profeta: “¿Podrán revivir estos huesos?”. Y ante la respuesta de Ezequiel, Dios le ordena que profetice sobre ellos, y los huesos cobran vida. Esto nos recuerda que no importa cuán secos o muertos nos sintamos, el Espíritu de Dios tiene el poder de darnos vida. Una iglesia viva es aquella que depende del Espíritu Santo, que busca su guía y su poder para renacer y revitalizarse. Hermanos y hermanas, ser una iglesia viva significa permanecer en Cristo, edificar y ser edificados, mostrar compasión y amor, cumplir con nuestra misión y depender del Espíritu Santo. Que cada uno de nosotros busque ser un canal de vida y bendición, y juntos, como cuerpo de Cristo, reflejemos la gloria de nuestro Señor al mundo. Que Dios nos bendiga y nos guíe en este camino de ser una iglesia verdaderamente viva. Amén.