Sermon'e

en November 27, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema Dios se acerca & libros 2 Pedro, Apocalipsis, Efesios.

El apocalipsis desvelado (Parte 4)

En la cuarta parte de la serie “El Apocalipsis Desvelado”, se exploran los mensajes a la iglesia de Tiatira descritos en Apocalipsis 2:18-28. En este pasaje, Cristo, con ojos como llama de fuego y pies de bronce bruñido, reprende a la iglesia por tolerar falsas doctrinas y falta de integridad. A pesar de sus buenas obras y amor creciente, Tiatira permite a Jezabel enseñar y seducir a sus miembros hacia la idolatría y la inmoralidad. La advertencia es clara: Dios ve y juzga el pecado, pero también ofrece la oportunidad de arrepentimiento.

en August 14, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema Dios se acerca & libros Ester, Mateo.

No duermas

El sueño es una parte esencial de nuestra vida física, pero en lo espiritual, el dormir puede simbolizar un estado de indiferencia o descuido hacia las cosas de Dios. En las Escrituras, se nos advierte contra este tipo de “sueño espiritual”, que puede llevar a perder bendiciones y oportunidades dadas por Dios. En Mateo 25, Jesús nos presenta la parábola de las diez vírgenes para ilustrar una enseñanza profunda sobre el Reino de los Cielos. En esta parábola, el Reino de los Cielos es comparado con diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. De ellas, cinco eran prudentes y cinco insensatas. Las prudentes llevaron aceite en sus lámparas, mientras que las insensatas no lo hicieron. Cuando el esposo tardó en llegar, todas se durmieron. Sin embargo, a medianoche, se oyó un grito: “¡Aquí viene el esposo, salid a recibirle!”. Las vírgenes prudentes estaban listas, con sus lámparas encendidas, mientras que las insensatas, al no tener aceite, tuvieron que ir a comprar. Mientras estaban fuera, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y la puerta se cerró. Cuando las insensatas regresaron, fue demasiado tarde, y no se les permitió entrar. El Reino de los Cielos: Jesús nos enseña que el Reino de los Cielos es para aquellos que están vigilantes y preparados. No se trata solo de estar presente, sino de estar listo espiritualmente para cuando Él regrese. La preparación espiritual es esencial para entrar en el Reino. Vigilancia: La parábola subraya la importancia de estar siempre vigilantes y preparados para la venida de Cristo. No sabemos el día ni la hora, por lo que debemos mantener nuestra fe activa y nuestras vidas alineadas con la voluntad de Dios. Preparación Espiritual: Las lámparas representan nuestras vidas, y el aceite, la unción y la presencia del Espíritu Santo en nosotros. No debemos permitir que nuestras lámparas se apaguen por la negligencia o el pecado. Es crucial mantenernos en oración, lectura de la Palabra y comunión con Dios para estar siempre listos. En Ester 2, vemos cómo Ester, una joven judía, es escogida para ser parte del grupo de mujeres que serían presentadas ante el rey. Durante un largo proceso de preparación, Ester se destaca por su gracia y es favorecida por Hegai, el encargado de las mujeres, quien le da todo lo necesario para presentarse ante el rey. Preparación: Al igual que Ester, debemos estar en un estado constante de preparación para las oportunidades que Dios pone en nuestras vidas. Ester no sabía cuál sería su destino, pero se preparó diligentemente. Favor y Oportunidad: Ester fue favorecida por su disposición y humildad. Dios otorga gracia a quienes están despiertos y listos para actuar según Su voluntad. “No duermas” es una llamada a la acción y una advertencia espiritual. No debemos permitir que el letargo espiritual se apodere de nuestras vidas. Jesús nos exhorta a estar vigilantes, a mantenernos preparados para Su regreso, y a estar siempre listos para cumplir el propósito de Dios en nuestras vidas. Así como las vírgenes prudentes que entraron al Reino de los Cielos y Ester que estuvo preparada para su llamado, debemos estar atentos y preparados para cuando llegue nuestro momento de actuar en el plan de Dios en nuestras vidas Amén.

en June 23, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Dios se acerca & libros 2 Crónicas, Isaías.

Nuestro rey esta en el trono

Hermanos y hermanas, vamos a hablar sobre un tema fundamental para nuestra fe: “Nuestro Rey está en el trono”. La Palabra de Dios nos revela la majestad y la soberanía de nuestro Señor, y hoy nos sumergiremos en las Escrituras para entender mejor esta verdad. En Isaias 6:1 nos relata acerca de el año en que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Aquí vemos al profeta Isaías, en un momento de gran crisis nacional, viendo una visión que transforma su vida: Dios está en el trono, no importa lo que suceda en la tierra. En 2 Cronicas 26:3-7 nos habla que Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó. Salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, el muro de Jabne y el muro de Asdod, y edificó ciudades en Asdod y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los amonitas. Uzías fue un rey que hizo lo recto ante los ojos de Dios y recibió la bendición y la prosperidad por su obediencia. Sin embargo, incluso cuando los grandes líderes como Uzías mueren, Dios sigue en el trono. Isaías vio a Dios sentado en un trono alto y sublime, recordándonos que la verdadera autoridad y poder están en las manos de Dios, no en los hombres. Hermanos, un padre puede pasar su identidad a su hijo. Uzías heredó la devoción a Dios de su padre Amasías, y esto nos muestra la importancia de la paternidad espiritual. Sin embargo, si no tenemos un padre, estamos totalmente desprotegidos. Necesitamos un padre espiritual, y más importante aún, necesitamos reconocer a Dios como nuestro Padre celestial. Cuando reconocemos que Dios es nuestro Padre, entendemos que estamos protegidos y amparados bajo su autoridad. No importa cuán grande sea la adversidad, no importa si los reyes y líderes terrenales fallan, nuestro Rey celestial siempre está en el trono. Su poder y autoridad son eternos, y en Él encontramos nuestra seguridad y nuestra identidad. Hermanos, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, sabiendo que nuestro Padre celestial está siempre en control. Al igual que Isaías, levantemos nuestra mirada y veamos la majestad de Dios, y al igual que Uzías, sigamos buscando al Señor con todo nuestro corazón. No estamos desprotegidos. No estamos solos. Tenemos un Padre que nos ama, que nos protege y que nos guía. Y ese Padre, nuestro Rey, está en el trono. Que esta verdad llene nuestros corazones de paz y confianza. Oremos para que Dios nos dé la fuerza y la fe para seguir adelante, sabiendo que nuestro Rey siempre reina y que su poder nunca se desvanece. Amén.

en May 22, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas Dios se acerca, Hacedores de la palabra & libros 1 Corintios, 1 Samuel.

¿Con quién pactas?

Hoy quiero hablarles de un tema crucial en nuestra vida cristiana: ¿con quién pactas? Pactar es más que un acuerdo o un simple compromiso; es una entrega de confianza y lealtad. A menudo, en la vida diaria, hacemos pactos con personas, ideas y comportamientos que pueden moldear nuestra existencia y destino. En 1 Corintios 15:33-34, Pablo nos advierte sobre el impacto de las malas compañías. Él dice: “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres”. Piensen en sus vidas. ¿Cuántas veces hemos visto a alguien caer en malos hábitos porque se dejó influenciar por las personas equivocadas? En el trabajo, en la escuela, o incluso en nuestras familias, las personas a nuestro alrededor pueden influir en nuestras decisiones y acciones. La historia de Jabes de Galaad en 1 Samuel 11:1-3 es una poderosa ilustración de los peligros de pactar con el enemigo. Los habitantes de Jabes estaban desesperados. Rodeados por un ejército enemigo, buscaron hacer un pacto para salvar sus vidas, incluso a costa de su dignidad y su visión. Pablo nos insta a “volver a nuestro sano juicio”. Debemos evaluar con cuidado las influencias y pactos en nuestras vidas. ¿Están alineados con los valores que Dios nos enseña? ¿Nos acercan a la santidad o nos arrastran hacia el pecado? Amados, hoy es el día para revisar nuestros pactos. ¿Con quién estamos caminando? ¿Qué estamos permitiendo que moldee nuestro carácter y destino? Volvamos nuestro corazón a Dios, renovemos nuestro compromiso con Él y busquemos su sabiduría en todas nuestras decisiones. Hay que fortalecer nuestra alianza con Dios y alianza significa compromiso y fidelidad con Dios, en lo poco y en lo mucho, debemos pactar con Dios. Que Dios nos guíe para hacer pactos que honren Su nombre y nos lleven a la plenitud de vida que sólo Él puede ofrecer. Amén.

en December 13, 2023 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas Dios es Amor, Dios se acerca & libro Juan.

El Dios que se acerca

Texto Base: Juan 20:11-16 (NVI) “Pero María se quedó afuera llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se inclinó para mirar dentro del sepulcro, y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados donde había estado el cuerpo de Jesús, uno a la cabeza y otro a los pies. ‘Mujer, ¿por qué lloras?’, le preguntaron. ‘Porque se han llevado a mi Señor’, respondió ella, ‘y no sé dónde lo han puesto’. Al decir esto, se volvió y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era él. ‘Mujer’, le preguntó Jesús, ‘¿por qué lloras? ¿A quién buscas?’. Suponiendo que era el jardinero, ella le dijo: ‘Señor, si tú lo has sacado de aquí, dime dónde lo has puesto y yo iré por él’. Jesús le dijo: ‘¡María!’. Ella se volvió y exclamó: ‘¡Raboni!’ (que significa: ‘¡Maestro!’). ‘No me retengas’, le dijo Jesús. ‘Todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios””. Querida comunidad, ¿han sentido alguna vez que Dios está lejos, inalcanzable en medio de la tristeza y la pérdida? En este pasaje impactante de Juan 20:11-16, descubrimos una verdad transformadora sobre nuestro Señor: Él es el Dios que se acerca. Acompáñenme mientras exploramos juntos esta revelación extraordinaria. I. La Tristeza de María: Reflexionaremos sobre la profunda tristeza de María Magdalena junto al sepulcro vacío. Identificaremos situaciones en nuestras vidas donde hemos sentido la ausencia aparente de Dios. II. La Búsqueda Desesperada: Exploraremos la búsqueda desesperada de María por el cuerpo de Jesús, un reflejo de nuestras propias búsquedas ansiosas. Analizaremos cómo a veces buscamos respuestas y consuelo en lugares equivocados. III. La Revelación Transformadora: Examinaremos el momento revelador cuando Jesús se acerca a María, aunque ella no lo reconoce de inmediato. Consideraremos cómo, en medio de nuestras lágrimas, Jesús también se acerca a nosotros de maneras que a veces no entendemos. IV. El Llamado Personal: Destacaremos la importancia de la relación personal que Jesús busca con cada uno de nosotros. Invitaremos a la congregación a reflexionar sobre su propia relación con el Dios que se acerca. V. El Encargo de Jesús: Finalmente, exploraremos el mensaje que Jesús confía a María y cómo ese mensaje transforma su dolor en esperanza. Desafiaremos a la congregación a llevar el mensaje del Dios que se acerca a aquellos que lo necesitan. Hermanos y hermanas, recordemos hoy que servimos a un Dios que no está lejos en nuestros momentos de dolor y confusión. Jesús es el Dios que se acerca, que conoce nuestras lágrimas y busca transformar nuestras tristezas en alegría. Que podamos experimentar la cercanía de Dios en cada etapa de nuestra vida, sabiendo que Él está siempre presente, listo para revelarse y transformar nuestras lágrimas en adoración. *”No me retengas”, le dijo Jesús. ‘Todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: ‘Subo a mi Padre y a su Padre, a mi Dios y a su Dios”” (Juan 20:17). Amén.