Sermon'e

en June 12, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema El amor de Dios al mundo & libros 1 Pedro, 2 Pedro, Efesios, Gálatas, Santiago.

La decadencia de la iglesia

Queridos hermanos y hermanas, hoy quiero hablarles de un tema que es tanto un llamado a la reflexión como a la acción: “La Decadencia de la Iglesia”. A lo largo de los siglos, la Iglesia ha pasado por épocas de esplendor y también de declive. Hoy, queremos entender cómo podemos prevenir esta decadencia y mantener nuestra fe y comunidad fuertes. Comencemos reflexionando sobre lo que nos dice Pedro en 1 Pedro 1:18-25. Este pasaje nos recuerda que hemos sido redimidos con la preciosa sangre de Cristo, un recordatorio del increíble valor de nuestra salvación. ¿Cuántas veces olvidamos el precio pagado por nuestra redención y vivimos de manera indiferente? La decadencia comienza cuando perdemos de vista este sacrificio y dejamos de vivir en santidad. Es vital que recordemos constantemente el costo de nuestra redención y respondamos con una vida de pureza y obediencia. Pablo también nos ofrece una advertencia poderosa en Gálatas 2:17-18. Aquí, nos insta a no volver a construir lo que una vez destruimos. Si volvemos a nuestros antiguos pecados y errores, nos hacemos transgresores de nuevo. Como iglesia, debemos ser vigilantes y no permitir que las prácticas del pasado nos alejen del camino de Dios. Nuestra fe debe ser activa y siempre en crecimiento, no retrocediendo a los viejos hábitos que nos alejaron de Dios. En Gálatas 3:1, Pablo llama a los gálatas insensatos por haberse desviado de la fe después de haber recibido el Espíritu. Esta es una advertencia para nosotros hoy. La decadencia espiritual puede instalarse cuando dejamos que nuestras mentes y corazones se desvíen de la verdad del Evangelio. Mantenernos firmes en nuestra fe y en la Palabra de Dios es crucial para evitar esta trampa. Pedro, en 2 Pedro 2:20-21, nos habla de la gravedad de caer después de haber conocido la verdad. Dice que es mejor no haber conocido el camino de la justicia que, después de conocerlo, apartarse de él. Este pasaje nos recuerda la seriedad de nuestra responsabilidad como creyentes. No podemos permitirnos ser complacientes. Debemos apoyarnos mutuamente, recordando siempre la seriedad de nuestra fe. Pablo, en Efesios 3:14-19, ora para que los creyentes sean fortalecidos en su interior, arraigados y cimentados en amor, y llenos de la plenitud de Dios. Este es un recordatorio de que la fuerza de la iglesia depende de nuestra profundidad en el amor de Cristo. Solo estando arraigados en su amor podemos resistir las pruebas y tentaciones que buscan debilitarnos. Finalmente, Santiago 1:5 nos anima a pedir sabiduría a Dios, quien la da generosamente. La sabiduría divina es esencial para navegar los desafíos de la vida y evitar la decadencia. Debemos ser humildes y buscar la guía de Dios en todas nuestras decisiones. Queridos hermanos y hermanas, la decadencia de la iglesia no es inevitable. Podemos aprender de las advertencias y enseñanzas de las Escrituras para mantenernos firmes y fieles. Vivamos siempre recordando el precio de nuestra redención, evitando volver a los viejos caminos, y buscando la sabiduría y el amor de Dios en cada paso. Que nuestro caminar diario refleje la gloria y santidad a la que hemos sido llamados. Amén.

en June 9, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El cuerpo & libros 1 Corintios, Génesis, Romanos.

La condición del hombre

  Hoy en nuestro servicio celebrando la gracia hablamos sobre un tema que toca profundamente nuestras vidas: la condición del hombre. Para ello, tomaremos como base Romanos 5:12, donde Pablo nos explica cómo el pecado y la muerte entraron en el mundo a través de un hombre, Adán, afectándonos a todos. Pero antes de explorar las consecuencias de este acto, es importante recordar cómo comenzó nuestra historia. Dios nos creó a su imagen y semejanza, como se describe en Génesis 1:27. Esto significa que cada uno de nosotros tiene un valor y una dignidad únicos, reflejando atributos  como la racionalidad, la moralidad y la capacidad de amar. Fuimos creados para vivir en una relación íntima con nuestro Creador y para gobernar la creación como Sus representantes. Este propósito original nos da una identidad profunda y un sentido de pertenencia. Sin embargo, la historia no se detiene ahí. La desobediencia de Adán, al comer del fruto prohibido, introdujo el pecado en el mundo, según Romanos 5:12. Este acto de desobediencia tuvo consecuencias devastadoras: la muerte, tanto física como espiritual, se convirtió en una realidad para todos nosotros. La separación de Dios es la mayor tragedia que podemos experimentar, ya que fuimos diseñados para estar en comunión con Él. Pero la historia de la humanidad no termina con la caída. Dios, en Su amor infinito, nos ofrece una oportunidad de redención a través de Jesucristo. En 1 Corintios 11:17-34, encontramos la institución de la Cena del Señor, un recordatorio constante del sacrificio de Cristo que nos libera del poder del pecado y la muerte. Jesús es el segundo Adán, quien trae vida y reconciliación con Dios. En la comunidad de creyentes, vivimos esta nueva naturaleza, compartiendo el pan y el vino como símbolos de nuestra redención y nueva vida en Cristo. La luz de Dios es esencial para nuestra vida, como nos recuerda 1 Juan 1:5: “Dios es luz, y en Él no hay ninguna tiniebla”. Vivir en la luz de Dios implica reconocer nuestras propias tinieblas y necesidad de redención. Al confesar nuestros pecados, Dios es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Este proceso de confesión y purificación nos llama a una vida de arrepentimiento continuo y búsqueda de la santidad. Finalmente, en Hebreos 4:16, se nos invita a acercarnos confiadamente al trono de la gracia para alcanzar misericordia y hallar gracia en el momento que lo necesitamos. A través de Cristo, tenemos acceso directo a Dios, quien nos ofrece Su ayuda en nuestras luchas y desafíos diarios. No estamos solos; Su gracia es suficiente para sostenernos y transformarnos. La condición del hombre, aunque marcada por el pecado, encuentra esperanza y redención en Cristo. Fuimos creados a imagen de Dios, caímos, pero en Cristo tenemos una nueva naturaleza y una relación restaurada con nuestro Creador. Que vivamos en la luz de Su gracia, buscando Su santidad y acercándonos confiadamente a Su trono. Que nuestras vidas reflejen la transformación que solo Dios puede lograr en nosotros.  

en June 5, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema Cristo me ha dado identidad & libros Génesis, Hechos de los apóstoles, Isaías, Mateo.

Levantate y anda

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, nos reunimos con el propósito de reflexionar sobre el llamado a la acción y la restauración. El Señor nos llama a levantarnos de nuestras limitaciones, a dejar atrás la complacencia y a caminar en Su luz y verdad. A través de los versículos seleccionados de las Sagradas Escrituras, encontramos una guía para entender este llamado más profundamente Dios descansará cuando nosotros seamos buenos de gran manera. Hechos 3:1-10: La historia del cojo sanado por Pedro y Juan nos enseña que, en el nombre de Jesús, podemos traer sanidad y transformación a aquellos que están en necesidad. Así como Pedro dijo al cojo: “En el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda”, también nosotros podemos llevar el poder sanador de Cristo a los quebrantados de espíritu y cuerpo. Isaías 58:1-12: En este pasaje, Dios nos recuerda que no basta con cumplir rituales religiosos si nuestros corazones están alejados de Él. Nos insta a buscar la justicia, a liberar a los oprimidos, a compartir con los necesitados y a romper las cadenas de la injusticia. Cuando nos alineamos con los propósitos de Dios, Él nos guiará y restaurará nuestras vidas. Mateo 12:9-14: En este pasaje, Jesús confronta la rigidez religiosa de los fariseos, quienes se oponían a la sanidad en el día de reposo. Jesús nos enseña que la compasión y el amor por nuestro prójimo son más importantes que las tradiciones humanas. Nos desafía a levantarnos en contra de cualquier forma de legalismo que nos impida hacer el bien y mostrar la misericordia de Dios. Génesis 1:31: Dios creó el mundo y lo declaró “muy bueno”. Como sus hijos, llevamos su imagen y somos llamados a ser buenos de gran manera para que el descanse, pero no es un descanso de cuerpo el descanso de Dios es que ya todas las cosas fueron hechas y las llamo buenas de gran manera, por eso debemos obedecer y cumplir su palabra para que seamos buenos de gran manera y Dios pueda descansar porque ya hizo toda su obra en nosotros. Hermanos y hermanas, el llamado de Dios es claro: levántate y anda en Su luz, amor y justicia. Que este mensaje nos inspire a ser agentes de cambio en un mundo que anhela la paz y la restauración que solo Cristo puede ofrecer. Que Dios los bendiga abundantemente. Amén.

en June 2, 2024 — por .

Jesús en el centro

La vida cristiana se fundamenta en tener a Jesús en el centro de nuestras vidas. Este principio se refleja claramente en las Escrituras, donde vemos cómo la presencia de Jesús transforma y da propósito a cada aspecto de nuestra existencia. Hoy, vamos a explorar varios textos bíblicos que nos ayudan a entender la importancia de mantener a Jesús en el centro de nuestras vidas y nuestras comunidades. Texto Principal: Hechos 4:32-37 “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.” En este pasaje, vemos una comunidad de creyentes que tiene a Jesús en el centro. Esta unidad y generosidad surgen de su compromiso con Cristo. El resultado es una comunidad donde nadie tiene necesidad porque todos comparten lo que tienen. La presencia de Jesús en sus vidas les lleva a vivir en un amor y cuidado mutuo ejemplar. Ejemplo Negativo: Hechos 5:1-11 “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?…” Este pasaje contrasta fuertemente con el anterior. Ananías y Safira intentaron engañar a la comunidad, poniendo su propio interés por encima de la verdad y la transparencia. La gravedad de su pecado radica en que apartaron a Jesús del centro de su vida, lo que llevó a su juicio inmediato. Esto nos recuerda la importancia de la integridad y de mantener a Jesús como el núcleo de nuestras acciones. Salvación en Jesús: Hechos 16:31 “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Este versículo nos muestra la promesa de salvación que se encuentra en Jesús. Al poner nuestra fe en Él, no solo encontramos salvación personal, sino también bendición para nuestras familias. Jesús en el centro significa confiar plenamente en Su capacidad para salvar y transformar vidas. Jesús y la Samaritana: Juan 4:7-8, 27-34 “Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” Este encuentro muestra cómo Jesús en el centro rompe barreras sociales y culturales. La mujer samaritana encuentra en Jesús una fuente de vida y verdad que transforma su vida y la de su comunidad. Los discípulos aprenden que hacer la voluntad de Dios es más importante que las necesidades físicas. Jesús debe ser el centro de nuestro ministerio y de nuestras relaciones. Exhortación Final: Apocalipsis 3:11 “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” Esta exhortación final nos recuerda la inminencia del regreso de Cristo. Mantener a Jesús en el centro implica perseverar en nuestra fe y en nuestra dedicación a Él, asegurándonos de no perder la recompensa que nos espera. Mantener a Jesús en el centro de nuestras vidas significa vivir en unidad, generosidad, integridad y fe. Es reconocer que nuestra salvación y propósito se encuentran en Él y que nuestras acciones deben reflejar Su amor y verdad. Que cada aspecto de nuestra vida esté centrado en Jesús, asegurándonos así una vida plena y una eternidad con Él.

en May 26, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, Días especiales, Especial, in tema La voluntad de Dios & libros 1 Samuel, Hechos de los apóstoles.

Un corazón conforme al de Dios

1 Samuel 15:28: “Entonces Samuel le dijo: Jehová ha rasgado hoy de ti el reino de Israel, y lo ha dado a un prójimo tuyo mejor que tú.” Hechos 13:22: “Y quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero.” En la Biblia, encontramos numerosas referencias a personas que fueron elegidas por Dios para cumplir propósitos específicos. Entre ellas, David destaca como un hombre conforme al corazón de Dios. Analizaremos qué significa tener un corazón conforme al de Dios y cómo podemos aplicarlo en nuestras vidas. En 1 Samuel 15:28, vemos la consecuencia de la desobediencia de Saúl. Dios decide quitarle el reino y dárselo a alguien mejor. En Hechos 13:22, se nos revela que David fue elegido por tener un corazón conforme al de Dios. Esto nos lleva a la primera característica de un corazón conforme al de Dios: la obediencia. David, aunque no fue perfecto, mostró un deseo constante de cumplir la voluntad de Dios. La obediencia a Dios no implica perfección, sino un deseo genuino de seguir sus mandamientos y corregir nuestros errores cuando fallamos. Debemos preguntarnos: ¿Estoy dispuesto a obedecer a Dios en todo momento, incluso cuando es difícil? David fue un rey humilde que reconoció su dependencia de Dios. En múltiples ocasiones, David buscó la guía de Dios antes de tomar decisiones importantes (1 Samuel 23:2, 30:8). Para tener un corazón conforme al de Dios, debemos cultivar la humildad. Reconocer que nuestras fuerzas y habilidades son limitadas y que necesitamos la dirección y el poder de Dios en nuestras vidas. ¿Estoy dispuesto a reconocer mis limitaciones y buscar la guía de Dios en mis decisiones diarias? A pesar de sus grandes logros, David cometió graves errores, incluyendo el pecado con Betsabé y el asesinato de Urías. Sin embargo, su respuesta a su pecado fue crucial. En el Salmo 51, vemos un corazón arrepentido y contrito, pidiendo la misericordia de Dios. El arrepentimiento genuino es clave para tener un corazón conforme al de Dios. No se trata de no fallar nunca, sino de cómo respondemos cuando fallamos. ¿Reconozco mis pecados y busco la restauración a través del arrepentimiento sincero? Un corazón conforme al de Dios no es un corazón perfecto, sino uno que busca obedecer, es humilde y se arrepiente sinceramente. Sigamos el ejemplo de David, permitiendo que Dios moldee nuestro corazón para que podamos cumplir su voluntad en nuestras vidas. Oremos para que Dios nos dé un corazón como el de David, dispuesto a seguirle y servirle en todo momento.

en May 25, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Días especiales, in temas El llamado de Dios en nuestras vidas, Hacedores de la palabra & libro Génesis.

Generación de gente adelantada

Texto Bíblico: Génesis 12:1-3 “Pero Jehová había dicho a Abram: Vete de tu tierra y de tu parentela, y de la casa de tu padre, a la tierra que te mostraré. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendición. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra.” Hermanos y hermanas, hoy vamos a reflexionar sobre un tema crucial para nuestra fe y nuestra misión en este mundo: ser una Generación de Gente Adelantada. Nos basaremos en el llamado de Dios a Abram en Génesis 12:1-3, un llamado que no solo transformó su vida, sino que también tiene profundas implicaciones para nosotros hoy. Dios llama a Abram a dejar su tierra, su parentela y la casa de su padre. Este llamado a la separación y a la obediencia radical es el primer paso para convertirse en una generación adelantada. Dios nos llama a ser diferentes, a vivir con un propósito que trasciende nuestras circunstancias inmediatas. Reflexionemos sobre qué cosas en nuestra vida necesitamos dejar atrás para seguir el llamado de Dios. ¿Qué comodidades, relaciones o hábitos nos están impidiendo avanzar? Dios le promete a Abram hacer de él una nación grande y bendecirlo. No solo eso, sino que a través de él todas las familias de la tierra serían bendecidas. Este es un recordatorio de que nuestras acciones, motivadas por la obediencia a Dios, tienen un impacto que va más allá de nuestra comprensión inmediata. Consideremos cómo nuestras acciones y decisiones pueden ser una bendición para otros. ¿Estamos viviendo de manera que nuestras vidas reflejen la gracia y la bendición de Dios? Abram no solo recibe una promesa, sino que responde con fe. Su disposición a confiar en Dios y seguir Su dirección es lo que lo convierte en el padre de una gran nación. La fe en acción es un distintivo de una generación adelantada. ¿Estamos dispuestos a dar pasos de fe, confiando en que Dios nos guiará y proveerá? La fe no es solo creer, sino actuar conforme a esa creencia. Dios le dice a Abram que será una bendición. Este es uno de los aspectos más poderosos del llamado: no solo recibir bendición, sino también ser un canal de bendición para otros. Vivir con este propósito transforma nuestra perspectiva y nuestras acciones diarias. En nuestras interacciones diarias, busquemos maneras de ser una bendición. En el trabajo, en la familia, en la comunidad, seamos agentes de la gracia y el amor de Dios. Ser una Generación de Gente Adelantada es responder al llamado de Dios con fe y obediencia, sabiendo que nuestras vidas tienen un propósito mayor. Al igual que Abram, estamos llamados a dejar atrás lo conocido, confiar en las promesas de Dios y vivir como una bendición para los demás. Que nuestras vidas reflejen la grandeza de Dios y su amor incondicional. Oremos para que Dios nos dé la sabiduría y la valentía para vivir de esta manera, siguiendo su llamado y siendo una luz en el mundo. Amén.

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