Sermon'e

en March 17, 2024 — por .

La tierra seca está aquí, la tierra seca soy yo

Nos reunimos bajo el título “La tierra seca está aquí, la tierra seca soy yo”. En estos tiempos de incertidumbre y sequedad espiritual, es crucial recordar las lecciones que nos enseña la Palabra de Dios. Comenzamos con los versículos de Génesis 2:15 y Génesis 3:23, donde vemos cómo la relación entre el hombre y la tierra cambió drásticamente debido al pecado. Dios nos creó para ser guardianes y cultivadores de la tierra, para que prosperemos en comunión con Él. Sin embargo, la desobediencia nos llevó a ser expulsados del Edén, a abandonar la tierra fértil que Dios nos había dado. Hoy nos encontramos preguntándonos: ¿Dónde está nuestra prosperidad? Muchas veces nos alejamos de Dios y dejamos atrás lo que Él nos ha dado, buscando nuestra propia satisfacción y olvidando nuestra conexión con la tierra y con nuestro Creador. Dios, en Su amor y misericordia, nos ofrece una nueva oportunidad. Aunque nos haya sacado del Edén, Él no nos ha abandonado. Nos sigue llamando a cultivar la tierra que nos ha dado, a buscar Su presencia y a trabajar por el Reino de Dios aquí en la tierra seca en la que vivimos. Recordemos que así como Dios formó al hombre fuera del jardín del Edén, Él también nos formó a nosotros, nos dio vida y nos puso en este mundo con un propósito. No importa cuán árida pueda parecer nuestra situación, Dios está con nosotros, dispuesto a regar nuestra tierra seca con Su gracia y amor, si solo volvemos a Él con corazones humildes y arrepentidos. Hermanos y hermanas, en este día, reafirmemos nuestro compromiso de buscar a Dios, de cultivar la tierra que Él nos ha dado y de vivir en comunión con Él. Que nuestras vidas sean testimonio de Su amor y fidelidad, incluso en medio de la tierra seca que nos rodea. Amén.    

en February 7, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Especial, Fuertes en la Palabra, in tema Confiar en Dios y creer en Dios & libro Isaías.

No Intentes Acelerar el Proceso Buscando Resultados

Texto Bíblico: Isaías 54:17 (NVI) “No prosperará ninguna arma que se forje contra ti; toda lengua que te acuse, tú la refutarás. Esta es la herencia de los siervos del Señor, la justicia que de mí procede”, dice el Señor. Hermanos y hermanas en Cristo, a menudo nos encontramos en situaciones donde anhelamos resultados inmediatos. Nos esforzamos, trabajamos duro y deseamos ver los frutos de nuestro esfuerzo sin demora. Sin embargo, la Palabra de Dios nos recuerda que hay un tiempo para cada propósito bajo el cielo (Eclesiastés 3:1) En Isaías 54:17, Dios nos asegura que ninguna arma forjada contra nosotros prosperará. Pero, ¿qué significa esto para nuestras vidas diarias? Significa que no debemos intentar acelerar el proceso buscando resultados por medios que no están alineados con la voluntad de Dios. En lugar de confiar en nuestra propia fuerza o buscar atajos, debemos confiar en el Señor y permitir que Su tiempo y Su voluntad se manifiesten en nuestras vidas. Cuando nos esforzamos por adelantarnos al plan de Dios, corremos el riesgo de caer en la ansiedad, el desánimo y la desilusión. En lugar de eso, debemos aferrarnos a Su promesa de que Él nos protegerá de cualquier arma enemiga y que nos dará la justicia que proviene de Él. Así que, hermanos y hermanas, recordemos que el proceso es tan importante como el resultado final. No intentemos acelerar lo que Dios ha dispuesto en Su perfecto tiempo. Confíemos en Él, perseveremos en la fe y permitamos que Su voluntad se cumpla en nuestras vidas. En Su tiempo, veremos los frutos abundantes de nuestra obediencia y confianza en Él. Amén.  

en February 4, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, Días especiales, in tema Confiar en Dios y creer en Dios & libro Mateo.

Decisión, rompimiento y progreso

Queridos hermanos, hoy nos congregamos para reflexionar sobre la importancia de la decisión en nuestras vidas, inspirados por el relato en Mateo 14:22-28. En este pasaje, vemos a Jesús instando a sus discípulos a tomar una decisión valiente y salir de su zona de confort al enfrentar las aguas turbulentas del mar. Así como Pedro, llamado por Jesús, dio un paso de fe, nosotros también debemos decidir romper con el miedo y la duda que nos impiden avanzar. El rompimiento con nuestras limitaciones es esencial para el progreso espiritual y personal. Al igual que Pedro caminó sobre las aguas cuando mantuvo su mirada en Jesús, nosotros experimentaremos progreso cuando confiemos plenamente en Él. La fe y la decisión van de la mano, abriendo el camino hacia un progreso que va más allá de nuestras expectativas. Hoy, animémonos mutuamente a tomar decisiones guiadas por nuestra fe en Cristo, a romper con las cadenas del temor y la indecisión, y así experimentar el progreso que solo Él puede otorgarnos. Que la historia de Pedro sea un recordatorio de que, con Jesús a nuestro lado, nuestras decisiones valientes nos conducirán a un progreso abundante en su amor y gracia. ¡Amén!