Sermon'e

en August 4, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas El propósito de nuestra vida, Guerra Espiritual & libros Apocalipsis, Génesis, Juan, Mateo.

Verdaderamente libres

Querida congregación, nos reunimos bajo el poderoso tema “Verdaderamente libres”, basado en el versículo de Juan 8:36: “Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres”. Vivimos en un mundo que constantemente nos promete libertad: libertad financiera, libertad de tiempo, libertad personal. Sin embargo, ¿qué significa ser verdaderamente libres? Jesús nos da la respuesta en Juan 8:36. La verdadera libertad no viene de las circunstancias externas, sino de una relación profunda y transformadora con Él. Comencemos con Mateo 12:43, donde Jesús describe lo que sucede cuando un espíritu impuro sale de una persona. El espíritu vaga buscando descanso, pero al no encontrarlo, decide regresar a la persona de donde salió. Si la encuentra “desocupada, barrida y adornada”, trae consigo a otros siete espíritus más malvados, y la condición final de esa persona resulta peor que la inicial. Esto nos muestra que simplemente deshacerse de las malas influencias no es suficiente. Necesitamos llenar nuestro corazón con algo más fuerte y permanente: la presencia de Jesús. Solo Él puede llenar el vacío y protegernos contra el retorno del mal. En Apocalipsis 3:5, Jesús promete: “El que venciere será vestido de vestiduras blancas; y no borraré su nombre del libro de la vida, y confesaré su nombre delante de mi Padre y delante de sus ángeles”. Ser verdaderamente libres implica una transformación interna que se refleja en nuestras vidas externas. Vestir vestiduras blancas simboliza pureza, redención y una nueva identidad en Cristo. En Juan 14:23, Jesús dice: “El que me ama, mi palabra guardará; y mi Padre le amará, y vendremos a él, y haremos morada con él”. La verdadera libertad se encuentra en vivir en comunión con Dios. Cuando guardamos Su palabra y vivimos según Sus mandamientos, experimentamos la libertad que proviene de estar en Su presencia. Dios mismo hace morada en nosotros, guiándonos y fortaleciendo nuestra vida diaria. Veamos Génesis 35:1-5, donde Dios le dice a Jacob que suba a Betel y habite allí, y que haga un altar al Dios que le apareció cuando huía de su hermano Esaú. Jacob instruye a su familia a deshacerse de los dioses extranjeros que tienen, purificarse y cambiarse de ropa. Este acto de purificación y renovación simboliza el abandono de las viejas costumbres y la adopción de una nueva vida dedicada a Dios. Finalmente, en Apocalipsis 3:20, Jesús nos dice: “He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo”. La verdadera libertad comienza con una decisión personal de abrir la puerta de nuestro corazón a Jesús. Él nos invita a una relación íntima y personal con Él, donde encontramos paz, propósito y verdadera libertad. Amados hermanos y hermanas, la verdadera libertad no se encuentra en el mundo, sino en Jesús. Él nos ofrece una libertad que transforma, que purifica y que nos llena de Su presencia. Al abrirle nuestro corazón y permitirle morar en nosotros, experimentamos una vida nueva, una vida verdaderamente libre. Oremos para que cada uno de nosotros pueda vivir en esa libertad que solo Jesús puede dar. Que podamos vestirnos de vestiduras blancas, guardar Su palabra y vivir en comunión con Él cada día. Amén.

en June 16, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas El propósito de nuestra vida, Identidad en Cristo & libros 2 Samuel, Job, Mateo, Salmos.

La integridad de Job

Hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre la integridad de Job, un hombre que, a pesar de enfrentar las pruebas más duras, mantuvo su fe y confianza en Dios. La historia de Job es un testimonio poderoso de cómo la fe y la integridad pueden sostenernos incluso en los momentos más oscuros. En Job 1:1 leemos: “Hubo en tierra de Uz un varón llamado Job; y era este hombre perfecto y recto, temeroso de Dios y apartado del mal.” Desde el principio, se nos presenta a Job como un hombre de integridad. Su vida era un reflejo de su fe y devoción a Dios. Job no solo vivía una vida justa, sino que también temía a Dios y se apartaba del mal. Su integridad era evidente en su carácter y en sus acciones. Job 1:13-19 describe cómo Job perdió sus posesiones, sus hijos y todo lo que tenía. Sin embargo, en el versículo 20, leemos: “Entonces Job se levantó, rasgó su manto, rasuró su cabeza y se postró en tierra y adoró.” A pesar de su inmenso dolor, Job mantuvo su fe. No maldijo a Dios ni cuestionó su justicia. En lugar de eso, adoró a Dios. Este acto de adoración en medio del sufrimiento muestra la profundidad de su integridad y fe. En Mateo 27:51, después de la muerte de Jesús en la cruz, leemos: “Y he aquí, el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se partieron.” Este evento simboliza que, a través de Jesús, tenemos acceso directo a Dios. Así como Job mantuvo su fe en medio del sufrimiento, nosotros también podemos encontrar esperanza y consuelo en la resurrección de Jesús. Su sacrificio nos asegura que no estamos solos en nuestras pruebas y que hay esperanza más allá del sufrimiento. En Job 42:10 leemos: “Y quitó Jehová la aflicción de Job, cuando él hubo orado por sus amigos; y aumentó al doble todas las cosas que habían sido de Job.” La historia de Job termina con una nota de restauración y bendición. Dios no solo restauró lo que Job había perdido, sino que lo bendijo aún más abundantemente. Esto nos recuerda que, aunque pasemos por pruebas y tribulaciones, Dios es fiel y nos restaurará en su tiempo. El Salmo 23 nos ofrece una imagen reconfortante de Dios como nuestro Pastor. “El Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará.” Este salmo nos asegura que Dios está con nosotros, guiándonos, proveyendo y protegiéndonos en todo momento. Al igual que Job, podemos confiar en que Dios nos guiará a través de nuestras pruebas y nos llevará a un lugar de paz y restauración. En 2 Samuel 13:24, leemos sobre la tragedia en la familia de David, una historia que muestra las consecuencias devastadoras del pecado y la falta de integridad. Esta historia contrasta fuertemente con la de Job y nos recuerda la importancia de vivir una vida recta y temerosa de Dios. La vida de Job es un ejemplo poderoso de integridad y fe en medio del sufrimiento. Al mantener nuestra fe en Dios, incluso en las pruebas más difíciles, podemos experimentar su restauración y bendición. Que la historia de Job nos inspire a vivir con integridad y confianza en la fidelidad de Dios, sabiendo que Él es nuestro Pastor y siempre nos guiará a través de los valles oscuros hacia su luz maravillosa.

en April 14, 2024 — por .

Transformación poderosa 2da etapa

♥Hermanos y hermanas continuando el tema de la transformación poderosa del pasado domingo, quedamos en hablar de las tres etapas, nuestro primer ministerio es fuera de la iglesia, y comienza en nuestra casa, debemos ser un hijo de Dios desde nuestra casa, que nuestros familiares vean en nosotros que somos un verdadero hijo de Dios en comportamientos y actitudes.👨‍👩‍👧‍👦 Vencida esta etapa donde la familia reconoce que soy un hijo de Dios por medio de los frutos permanentes y actitudes, nos vamos a la segunda etapa de la transformación poderosa de un verdadero Cristiano es el que tiene el caracter de Cristo domina el temperamento en mansedumbre y humildad, es el que se direcciona su vida a Dios en el espíritu y no en el alma y el cuerpo estos tres mantenerlos irreprensibles para la venida de Cristo, Dios nos santifique (1 Tesalonicenses 5:23). En esta segunda etapa de la transformación poderosa debemos ser probados, porque la prueba es necesaria porque eso va ser consecuencia de tener un peso de gloria al superar la prueba. En 1 corontios 10:32 nos dice que no podemos ser piedra de tropiezo y estorbo para creyentes y no creyentes, ahora debemos ser creyentes en la sociedad y dar buen testimonio afuera con el resto, debemos morir a nuestros deseos, venga lo que venga, digan lo que digan no importa porque estamos muertos para el mundo, pero con vida en Cristo ya que Cristo es el camino, la verdad y la vida, debemos reflejar al Dios que hablamos donde vayamos.    

en February 28, 2024 — por .

El Propósito de Dios no te roba, te bendice.

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos para reflexionar sobre el propósito de Dios en nuestras vidas y entender que, contrario a lo que muchos puedan pensar, el propósito de Dios no nos roba, sino que nos bendice abundantemente.♥ En 2 Crónicas 1:1-13, vemos cómo el rey Salomón buscó la sabiduría de Dios, y como resultado, Dios no solo le concedió sabiduría, sino también riquezas y honor. Esto nos enseña que cuando buscamos el propósito de Dios, Él nos provee más allá de nuestras expectativas. En Mateo 7:7-10, Jesús nos anima a pedir, buscar y llamar a la puerta, confiando en que nuestro Padre celestial nos dará lo que necesitamos. Aquí vemos que Dios está deseoso de bendecirnos, solo necesitamos acercarnos a Él con fe y confianza. Sin embargo, Santiago nos advierte en su carta (Santiago 4:1-3) que a menudo no recibimos lo que deseamos porque buscamos con motivos equivocados. Cuando buscamos nuestro propio beneficio egoísta, estamos lejos del propósito de Dios y, por lo tanto, perdemos la bendición que Él tiene preparada para nosotros. Efesios 2:10 nos recuerda que hemos sido creados en Cristo Jesús para hacer buenas obras que Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas. Esto significa que cuando vivimos en línea con el propósito de Dios, experimentamos una vida plena y llena de significado. Finalmente, en Mateo 6:33, Jesús nos dice que busquemos primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas nos serán añadidas. Esto nos asegura que cuando priorizamos el propósito de Dios en nuestras vidas, Él cuidará de todas nuestras necesidades. Hermanos y hermanas, el propósito de Dios para nosotros no es un robo, sino una fuente inagotable de bendición. Que cada uno de nosotros busque fervientemente vivir en el centro de la voluntad de Dios, confiando en que Él nos bendecirá más allá de lo que podamos imaginar. Amén.  

en February 23, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Vigilia, in tema El propósito de nuestra vida & libro Salmos.

La intimidad nos hará más profundo

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos para reflexionar sobre un tema crucial en nuestra vida espiritual: la intimidad con nuestro Señor Jesucristo. Como nos enseña la Palabra de Dios en Génesis 25:14, “Los secretos no son para cualquiera”, nos revela la importancia de cultivar una relación cercana y profunda con nuestro Creador. En Jeremías 33:3, encontramos una promesa maravillosa: “Las cosas grandes son para los íntimos con Jesús porque los íntimos lo buscan con confianza”. Esta declaración nos muestra que no se trata solo de conocer a Dios superficialmente, sino de sumergirnos en una comunión íntima y confiada con Él. Es en esta intimidad donde encontramos revelaciones, entendimiento y fortaleza para enfrentar los desafíos de la vida. El Salmo 42:1-2 nos presenta la imagen de alguien sediento por Dios: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía. Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo”. Aquellos que son íntimos con Jesús no buscan satisfacer sus necesidades en las cosas del mundo, sino que encuentran su refugio y consuelo en la presencia del Señor. Hermanos y hermanas, ¿cuál es nuestra actitud hacia la intimidad con Dios? ¿Estamos buscando conocerlo más profundamente, o estamos contentos con una relación superficial? La intimidad con Jesucristo no es solo para unos pocos privilegiados, sino para todos aquellos que, con corazones abiertos y confiados, buscan acercarse a Él. Cuando nos sumergimos en la intimidad con nuestro Salvador, experimentamos una transformación profunda en nuestras vidas. Nuestros corazones se llenan de paz, nuestra fe se fortalece y encontramos un propósito y dirección claros para nuestro caminar diario. Que hoy, cada uno de nosotros decida buscar esa intimidad con Jesús, dedicando tiempo en oración, meditación en Su Palabra y comunión con Él. Que podamos anhelar más que nunca estar cerca de nuestro Señor, sabiendo que en esa intimidad encontraremos todo lo que necesitamos para vivir una vida plena y abundante en Él. Que el Espíritu Santo nos guíe y fortalezca en este camino de intimidad con Jesús. Amén.

en February 21, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema El propósito de nuestra vida & libro Génesis.

Imagen y semejanza

Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre la magnífica verdad que se revela en las Escrituras, específicamente en los versículos de Génesis 1:26 y Génesis 2:8-9. Estos pasajes nos llevan a contemplar la profundidad de nuestra relación con nuestro Creador y el propósito sublime que Él nos ha otorgado desde el principio de los tiempos. En Génesis 1:26, leemos: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra”. Estas palabras nos revelan que fuimos creados a imagen y semejanza de Dios mismo. ¡Qué asombroso privilegio y responsabilidad! Imaginen, hermanos, cómo sería vivir cada día recordando que llevamos la impronta divina en nuestras vidas. Cada interacción, cada decisión, cada pensamiento reflejando la luz y el amor de nuestro Creador. Esta es nuestra llamada: ser embajadores de la gracia, la verdad y la bondad en un mundo que tanto lo necesita. Pero, ¿Dónde se desarrolla esta relación entre el Creador y su creación? Nos encontramos con la respuesta en Génesis 2:8-9: “Y Jehová Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Jehová Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal”. El Jardín del Edén no solo era un lugar físico, sino también un símbolo de comunión íntima con nuestro Creador. Hermanos, así como Adán y Eva fueron llamados a cuidar y cultivar el Edén, nosotros también estamos llamados a cultivar nuestras relaciones con Dios y con nuestros semejantes. El Jardín de la Vida es el corazón mismo de nuestra existencia, donde encontramos la plenitud y el propósito en comunión con Aquel que nos formó. Que cada paso que demos en este jardín de la vida sea guiado por el amor, la sabiduría y la gracia de Dios. Que nuestras vidas reflejen la imagen del Dios vivo y que nuestro andar sea un testimonio vivo de Su amor redentor. Adán y Eva, en su búsqueda de conocimiento y autonomía, tomaron una decisión que desobedecía la voluntad de Dios al comer del fruto prohibido. Aunque tenían el poder de elegir, no podían determinar qué sucedería después de tomar esa decisión. Las consecuencias de su elección fueron graves: fueron expulsados del Jardín del Edén, enfrentaron la separación de Dios y experimentaron el dolor y la dificultad en el mundo exterior. Este relato nos enseña que nuestras acciones tienen repercusiones, y a menudo, las consecuencias de nuestras decisiones pueden ser impredecibles o incluso dolorosas. Por eso es crucial que, al ejercer nuestro libre albedrío, busquemos la guía y la sabiduría de Dios para tomar decisiones que estén alineadas con la voluntad de Dios y que promuevan el bienestar propio y el de los demás. Aunque no podemos evitar todas las consecuencias negativas de nuestras elecciones, podemos confiar en que Dios está con nosotros en todo momento, dispuesto a perdonar, sanar y redimir incluso las situaciones más difíciles. Al igual que Adán y Eva, podemos aprender de nuestras experiencias, arrepentirnos de nuestros errores y buscar una relación restaurada con nuestro Creador. Recordemos siempre que, aunque tengamos la capacidad de elegir, no estamos solos en las consecuencias de nuestras decisiones. Dios está presente en cada paso del camino, listo para guiarnos, fortalecernos y sostenernos, incluso cuando enfrentamos las consecuencias de nuestras acciones. Que nuestra confianza en Él y nuestra dependencia de Su gracia nos guíen en cada elección que hagamos en la vida.