Sermon'e

en February 18, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libro Marcos.

El nivel de entrega es muy alto

Texto Base: Marcos 12:41 “Y estando Jesús sentado frente al arca de las ofrendas, observaba cómo la multitud echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho.” Hoy, en este pasaje de Marcos, encontramos una lección profunda sobre el significado y la medida de la entrega. Jesús, en su sabiduría, observaba cómo la gente contribuía al arca de las ofrendas. Pero lo que realmente llamó su atención no fue la cantidad que la gente rica estaba echando, sino la entrega sincera de una viuda. 1. La Entrega Total de la Viuda La viuda, en su aparente insignificancia financiera, entregó todo lo que tenía, dos pequeñas monedas. No era una gran suma de dinero, no era un gesto ostentoso, pero era una entrega total. La viuda no se aferraba a nada, confiaba plenamente en Dios para su provisión, incluso cuando eso significaba sacrificar lo poco que tenía. 2. El Contraste de la Generosidad En contraste, los ricos echaban mucho, pero su entrega estaba acompañada de abundancia. Para algunos, su generosidad era meramente superficial, una demostración de su riqueza más que un sacrificio verdadero. Pero la viuda nos enseña que la verdadera entrega va más allá de la cantidad; se trata de la actitud del corazón y la confianza en la providencia divina. Hoy, se nos llama a examinar el nivel de entrega en nuestras vidas. ¿Estamos aferrándonos a algo que deberíamos entregar completamente a Dios? ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra comodidad, nuestra seguridad y nuestras posesiones por amor a Él y a los demás? Recordemos las palabras de Jesús: “En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado más que todos los que han echado en el arca” (Marcos 12:43). Que nuestra entrega refleje nuestra devoción y confianza en Aquel que nos ha dado todo. Amén.      

en February 14, 2024 — por .

La honra debida

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos en la casa del Señor para reflexionar sobre un tema crucial en nuestra vida espiritual: la honra debida. Nuestro versículo guía, encontrado en el libro de Malaquías 1:6, nos presenta un mensaje poderoso que trasciende el tiempo y nos interpela en nuestros días: “El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿Dónde está mi honra? Y si soy señor, ¿Dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?”. Este pasaje nos lleva a reflexionar sobre nuestra actitud hacia Dios, nuestro Padre Celestial. ¿Le estamos dando la honra y el respeto que Él merece en nuestras vidas? ¿O nos encontramos, como los sacerdotes a quienes se dirige Malaquías, menospreciando Su nombre? La honra debida no es simplemente un acto de cortesía o protocolo, es un principio fundamental en nuestra relación con Dios. Es reconocer Su soberanía, Su grandeza y Su amor incondicional hacia nosotros. Es ponerlo en primer lugar en nuestros corazones y en nuestras acciones. ¿Cómo podemos honrar a Dios de manera adecuada en nuestras vidas diarias? Primero, reconociendo Su autoridad sobre nosotros. Él es nuestro Creador, nuestro Salvador y nuestro Sustentador. Debemos someternos a Su voluntad y obedecer Sus mandamientos con reverencia y temor santo. Segundo, debemos adorarle con sinceridad y devoción. Nuestra adoración no debe ser solo palabras vacías o rituales vacíos, sino el reflejo de un corazón humilde y agradecido que reconoce la gracia inmerecida que hemos recibido a través de Cristo Jesús. Tercero, honramos a Dios cuando vivimos vidas santas y justas. Nuestra conducta debe reflejar los valores del Reino de Dios: amor, misericordia, justicia y humildad. Somos llamados a ser la luz del mundo y la sal de la tierra, mostrando al mundo el carácter transformador de nuestro Señor. En conclusión, la honra debida a Dios es un llamado a vivir vidas que glorifiquen Su nombre en todo momento y en todas las circunstancias. No menospreciemos Su nombre, sino que lo exaltemos con nuestras vidas, mostrando al mundo Su grandeza y Su amor. Que este mensaje resuene en nuestros corazones y nos impulse a vivir vidas que honren y glorifiquen a nuestro Padre Celestial. Amén. Que Dios les bendiga abundantemente.

en February 11, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas El llamado de Dios en nuestras vidas, El propósito de nuestra vida & libro Job.

La integridad es la mayor riqueza de Job

Texto base: Job 1:1 (NVI) “En la tierra de Uz había un hombre llamado Job. Era un hombre intachable y recto; temía a Dios y evitaba el mal.” Hoy exploraremos la vida de un hombre extraordinario, Job, cuya integridad lo llevó a ser reconocido como uno de los personajes más notables en las escrituras sagradas. A través de su historia, aprenderemos sobre la verdadera riqueza que poseía: su integridad. 1. La integridad de Job: Job era un hombre íntegro y justo, no solo en su comportamiento externo, sino también en su corazón. Su integridad se manifestaba en todas las áreas de su vida, tanto en lo público como en lo privado. A pesar de enfrentar pruebas y tribulaciones, Job mantuvo su integridad intacta. No cedió a la desesperación ni comprometió sus principios, incluso en los momentos más difíciles. 2. La bendición de la integridad: La integridad de Job atrajo la bendición de Dios sobre su vida. Aunque enfrentó pérdidas devastadoras y sufrimientos inimaginables, Dios lo restauró abundantemente al final de su prueba. La bendición de Dios no se limitó a lo material, sino que incluyó una profunda comunión con Él y un testimonio impactante ante los que lo rodeaban. 3. La integridad como la mayor riqueza: A lo largo de su historia, la verdadera riqueza de Job no se encontraba en sus posesiones materiales, sino en su carácter íntegro. Su temor a Dios y su rechazo al mal lo distinguieron como un hombre de gran valor ante los ojos de Dios. La integridad de Job lo elevó por encima de las circunstancias adversas y lo estableció como un ejemplo perdurable de fe inquebrantable y fidelidad a Dios. La historia de Job nos enseña que la integridad es una cualidad invaluable que trasciende cualquier riqueza material. Al igual que Job, busquemos cultivar una vida de integridad, temiendo a Dios y evitando el mal en todo momento. Que nuestra mayor riqueza sea encontrada en nuestra relación con Dios y en la fidelidad a sus mandatos, así como lo fue para Job.    

en December 24, 2023 — por .

Jesús, rey de reyes y señor de señores

Texto Base: Isaías 9:6 (NVI) “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Hermanos y hermanas, en el libro de Isaías, vislumbramos una profecía asombrosa sobre la venida del Mesías, Jesús. Isaías 9:6 nos revela no solo el nacimiento del Salvador, sino también Su título majestuoso: “Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Hoy, adentrémonos en la realidad de que Jesús es verdaderamente el Rey de Reyes y el Señor de Señores. Título: Jesús, Rey de Reyes y Señor de Señores Texto Base: Isaías 9:6 (NVI) “Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Introducción: Hermanos y hermanas, en el libro de Isaías, vislumbramos una profecía asombrosa sobre la venida del Mesías, Jesús. Isaías 9:6 nos revela no solo el nacimiento del Salvador, sino también Su título majestuoso: “Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.” Hoy, adentrémonos en la realidad de que Jesús es verdaderamente el Rey de Reyes y el Señor de Señores. I. La Promesa Cumplida: Exploraremos el contexto histórico de Isaías 9 y cómo esta profecía se cumplió con el nacimiento de Jesús. Reflexionaremos sobre la importancia de las profecías bíblicas para fortalecer nuestra fe. II. Jesús, el Consejero Admirable: Analizaremos la sabiduría inigualable de Jesús como nuestro Consejero Admirable. Examinaremos cómo Su guía esencial transforma nuestras vidas y nos dirige hacia Su propósito divino. III. Dios Fuerte en Nuestra Debilidad: Abordaremos la dualidad de Jesús como Dios fuerte y humano. Reflexionaremos sobre cómo Su fuerza se manifiesta en nuestras debilidades y desafíos. IV. El Padre Eterno que nos Abraza: Exploraremos la relación única que tenemos con Jesús como nuestro Padre Eterno. Profundizaremos en el amor inmutable de Dios que nos abraza y nos sostiene en todo momento. V. Jesús, el Príncipe de Paz: Desglosaremos la paz sobrenatural que Jesús ofrece en medio de las tormentas de la vida. Desafiaremos a la congregación a buscar la paz de Jesucristo como antídoto para la ansiedad y la incertidumbre. Queridos hermanos, recordemos que Jesús no solo vino como un niño en un pesebre, sino como el Rey de Reyes y el Señor de Señores. Que podamos rendirnos ante Su soberanía y permitir que Él reine en cada área de nuestras vidas. Que la realidad de Isaías 9:6 resuene en nuestros corazones, recordándonos que en Jesús encontramos un Consejero Admirable, un Dios Fuerte, un Padre Eterno y un Príncipe de Paz. ¡Que Su nombre sea exaltado hoy y siempre! Amén.  

en January 25, 2023 — por .

Pecado, pecados y pecador 2da parte

Dios formó al hombre del polvo de la tierra. El hombre tenía el cuerpo físico que no tenía vida, luego Dios soplo el aliento de vida  y da el espíritu y fue el hombre el alma viviente. Dios une el cuerpo y el espíritu en el alma. Vinistes con un propósito y todo lo que haces en la vida Dios lo sabe, nada de lo que te pase es casualidad. Debemos preguntarnos si ¿obedecemos la palabra de Dios y somos espirituales, o estamos obedeciendo a los deleites del cuerpo? Dios te busca espiritualmente para bendecirte y que tu encuentres tu propósito. Si deseamos los deleites del cuerpo únicamente estaremos lejos de nuestro Padre amado. La personalidad del hombre no está en el espíritu, está en el alma, por eso el espíritu de Dios puede habitar en mi espíritu. Nada que es temporal puede agradar un Dios que es Eterno. El cuerpo es una casa terrenal. Se siembra un cuerpo natural, resucita un cuerpo espiritual. Si hay un cuerpo natural, también hay un cuerpo espiritual. Amén.