Sermon'e

en February 9, 2025
libros 1 Samuel, Isaías, Romanos, Salmos, in .

La Fe derriba gigantes

En la vida, todos enfrentamos desafíos que pueden parecer gigantes: problemas de salud, dificultades financieras, conflictos familiares o internos. Son momentos en los que el miedo y la ansiedad pueden ocupar nuestro corazón. Sin embargo, la Palabra de Dios nos muestra que, aunque los gigantes sean imponentes, Su poder y Su amor son mayores. Comencemos recordando las palabras de Isaías 7:4, donde el Señor aconseja: «Guárdate y repósate; no temas, ni se turbe tu corazón…» (RVR1960). Es una invitación a mantener la calma y la confianza, sabiendo que Dios está al control aun cuando todo parezca amenazador. El salmista declara: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos…» (Salmos 46:1-2). Cuando el temor llegue, debemos recordar que el carácter de Dios es ser nuestro refugio. No es un refugio temporal o limitado, sino una cobertura constante. Más adelante, en Salmos 46:10-11, el Señor dice: «Estad quietos, y conoced que yo soy Dios… Jehová de los ejércitos está con nosotros». La quietud a la que invita Dios no es pasividad, sino reposo confiado en Su presencia. Es reconocer que Su poder supera cualquier amenaza, y que Su compañía es suficiente para enfrentar cualquier gigante que nos desafíe. En la historia de David y Goliat, observamos la descripción de un gigante físicamente imponente (1 Samuel 17:4-7). Con su enorme estatura y su armadura colosal, infundía terror en el ejército de Israel, al punto de que el propio rey Saúl y sus hombres se acobardaron (1 Samuel 17:11-12). Hoy, nuestros “gigantes” pueden no ser un guerrero filisteo, pero pueden ser problemas que amenazan nuestra paz. Tal vez una enfermedad incurable, una crisis financiera, un problema en la familia o el desánimo y la duda. Sea cual sea la forma de ese gigante, el temor que provoca puede paralizarnos si no mantenemos la mirada en Dios. El eje fundamental de nuestra fe está en el amor de Dios hacia cada uno de nosotros: «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…» (Juan 3:16). Este amor se traduce en salvación y también en la certeza de que no enfrentamos los gigantes solos. Romanos 8:37 nos anima con estas palabras: «Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó». Cuando entendemos el amor de Dios, nos damos cuenta de que no se trata de nuestra fuerza o valor personal, sino de la victoria que proviene de Su respaldo. Ese amor nos impulsa a enfrentar los desafíos con el coraje que surge de la certeza de Su presencia. Observemos el corazón de David ante la amenaza de Goliat. Mientras todos se amedrentaban, David pregunta: «¿Quién es este filisteo incircunciso para que provoque a los escuadrones del Dios viviente?» (1 Samuel 17:26). David no finge que el problema no existe; simplemente reconoce que el poder de Dios es mayor que cualquier enemigo. Cuando Saúl escucha sobre la determinación de David, intenta desanimarlo, pero David responde con confianza: «No desmaye el corazón de ninguno a causa de él; tu siervo irá y peleará contra este filisteo» (1 Samuel 17:32). Esa valentía no nace de la arrogancia, sino de la convicción de que Dios no falla. David recuerda cómo Dios lo había librado de leones y osos, asegurando: «… este filisteo será como uno de ellos» (1 Samuel 17:36). Esto revela un principio esencial: la fe crece cuando recordamos las victorias pasadas que Dios nos ha dado. Finalmente, al enfrentarse a Goliat, David no se apoya en armaduras humanas, sino que declara: «Tú vienes a mí con espada y lanza… mas yo vengo a ti en el nombre de Jehová de los ejércitos…» (1 Samuel 17:45). Ese es el secreto de nuestro triunfo: la presencia y el poder de Dios van con nosotros. En cada uno de estos pasajes brilla una verdad fundamental: Dios es fiel y poderoso para librarnos de los gigantes que enfrentamos. Como David, podemos presentarnos ante cualquier desafío con la seguridad de que no luchamos solos, sino acompañados por el Señor de los ejércitos celestiales. Si hoy te sientes con temor, agotado o sin esperanza, recuerda que Dios se especializa en darle la victoria a quienes confían en Él. Alinea tu corazón con Su Palabra, descansa en Su amor y, con valentía, ¡da un paso de fe como lo hizo David!

en February 2, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema Confiar en Dios y creer en Dios & libros 1 Reyes, 2 Reyes, Juan, Mateo, Proverbios.

Fe para vivirlo

A veces pensamos que la fe es solo algo que sentimos en la iglesia o cuando las cosas van bien. Sin embargo, la Biblia nos muestra lo contrario: la fe es el motor que impulsa nuestra forma de vivir cada día. En Proverbios 23:7, se nos recuerda que los pensamientos que guardamos en el corazón determinan quiénes somos. ¿Qué pasa cuando crees que Dios puede hacer cosas grandes en tu vida? Esa convicción transforma tus decisiones, tu manera de enfrentar los problemas y tu esperanza. Jesús mismo nos anima en Juan 14:13-14 y Juan 14:12 a orar con la seguridad de que Él responde. No se trata de “pedir por pedir”, sino de confiar de verdad en que nuestro Dios es capaz de obrar, incluso en lo que parece imposible. Por otro lado, en Mateo 25:28, la parábola de los talentos ilustra que la fe no se queda quieta: quienes arriesgan y multiplican lo que Dios les da, reciben más bendiciones. Temor e incredulidad, en cambio, nos llevan a enterrar nuestros talentos. Encontramos más ejemplos en el Antiguo Testamento. En 2 Reyes 4, una viuda desesperada obedece las instrucciones del profeta Eliseo, y su poco aceite se multiplica milagrosamente. También, en 1 Reyes 18:1-4, el profeta Elías cree la palabra de Dios en medio de una terrible sequía y declara que va a llover… y así sucede. Todas estas historias nos muestran que la fe real exige acción: confiar en la Palabra de Dios, atreverse a dar pasos valientes y creer que la respuesta llegará, aunque todavía no veamos la evidencia.

en — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in libro Habacuc & .

Escribe la visión

En Habacuc 1:1, se nos recuerda que las preguntas y las inquietudes son parte de nuestra experiencia humana. La visión que buscamos no es solo la respuesta a nuestras dudas, sino también la disposición a escuchar y observar lo que Dios está haciendo en medio de nuestras circunstancias.   Con la determinación de Habacuc en el capitulo 2:1-3, nos comprometemos a estar atentos y a esperar con paciencia la revelación de la verdad. Sabemos que la visión se cumplirá en su tiempo, y que debemos ser fieles en nuestra espera, confiando en que lo que se nos ha prometido se manifestará.   Finalmente, en Habacuc 2:6, recordamos que las voces de advertencia y los desafíos son parte del camino. Nuestra visión es ser conscientes de las injusticias y las luchas que nos rodean, y actuar con valentía y compasión, buscando siempre la justicia y la verdad.

en January 26, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Tomar el escudo de la fe & libros Hechos de los apóstoles, Lucas.

Bajo tu palabra

Esta reflexión nos enseña cómo la obediencia y confianza en Dios transforman nuestra vida. En Lucas 5:4-6, vemos a Pedro, cansado y frustrado tras una noche sin éxito, decidir confiar en la palabra de Jesús: “Bajo tu palabra echaré la red.” Este acto de fe le llevó a un milagro de abundancia, recordándonos que cuando dejamos nuestras limitaciones en manos de Dios, Él actúa de maneras que superan nuestra comprensión. Al conectar esto con Hechos 12:6, encontramos a Pedro nuevamente en una situación difícil, esta vez en prisión, encadenado y sin control sobre su futuro. Sin embargo, su confianza en Dios le permitió descansar en medio de la tormenta. Esa misma noche, un ángel lo libera milagrosamente, mostrándonos que Dios obra tanto en la abundancia como en las crisis. Estos dos momentos revelan un patrón: cuando confiamos en la palabra y el propósito de Dios, Él llena lo vacío y trae paz incluso en medio de la incertidumbre. Nos reta a preguntarnos dónde estamos depositando nuestra confianza y nos invita a vivir bajo Su palabra, sabiendo que Él tiene el control en cada circunstancia. Confiar en Él no solo trae resultados visibles, sino también una paz que sobrepasa todo entendimiento. Al integrar Filipenses 4:7 en esta reflexión, encontramos un mensaje aún más poderoso sobre la paz que viene de confiar plenamente en Dios: “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará sus corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.”

en — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas El propósito de nuestra vida, Hacedores de la palabra & libro Josué.

Como vivir lo extraordinario?

Queridos hermanos, hoy nos reunimos para explorar cómo podemos vivir una vida extraordinaria, una vida que no solo se destaca, sino que también refleja la grandeza de nuestro Creador. Para ello, nos apoyaremos en la Palabra de Dios, que es nuestra guía y luz en el camino. (Josué 1:8) El primer paso para vivir lo extraordinario es sumergirnos en la Palabra de Dios. En Josué 1:8 se nos dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él”. La meditación en la Escritura nos transforma y nos da dirección. Cuando hacemos de la Palabra nuestra prioridad, comenzamos a ver el mundo desde otra perspectiva. Así, nuestras decisiones y acciones se alinean con el propósito que Dios tiene para nosotros. En conclusión, hermanos, vivir lo extraordinario no es solo un deseo, sino una decisión diaria. Al meditar en la Palabra, Cumplir la Palabra y Hablar la Palabra, cuidar nuestro corazón, ser humildes, vivir en el temor de Dios y fructificar en nuestras acciones, podemos experimentar la vida abundante que Dios tiene para nosotros. ¡Que cada uno de nosotros se esfuerce por vivir lo extraordinario en cada momento! Amén.  

en January 19, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, Especial, in tema La unción & libros Juan, Lucas.

Ungidos para servir con compromiso

La unción es un regalo hermoso que conlleva un propósito claro: ser instrumentos de Dios en su obra. Como lo expresó la pastora Tatiana, “la unción debe tener una función”, lo que implica que no podemos recibirla sin asumir la responsabilidad de usarla para cumplir los planes de Dios. Esto exige compromiso, obediencia y un corazón dispuesto a servir. En Juan 4:18-19, Jesús confronta con verdad y amor el pasado de una mujer samaritana, mostrándonos que la unción también implica ser confrontados y transformados. Solo así podremos ser usados por Dios con autenticidad y poder. Por otro lado, Lucas 9:62 nos enseña que no debemos mirar atrás una vez que hemos decidido seguir a Cristo. La obra de Dios requiere dedicación total, sin titubeos ni distracciones. El compromiso es una respuesta tangible a la unción. La obediencia, por su parte, refleja la profundidad de ese compromiso. Servir a Dios no es solo un acto externo; es una rendición interna que se evidencia en nuestras acciones diarias. Cuando somos obedientes, estamos alineando nuestra voluntad con la de Dios, mostrando que entendemos el propósito de la unción en nuestras vidas. Esta predicación nos desafía a vivir una fe activa y comprometida. La unción no es un adorno espiritual; es una llamada a actuar, a servir y a obedecer con un corazón dispuesto y fiel.

1 4 5 6 7 8 35