Sermon'e

en June 2, 2024 — por .

Jesús en el centro

La vida cristiana se fundamenta en tener a Jesús en el centro de nuestras vidas. Este principio se refleja claramente en las Escrituras, donde vemos cómo la presencia de Jesús transforma y da propósito a cada aspecto de nuestra existencia. Hoy, vamos a explorar varios textos bíblicos que nos ayudan a entender la importancia de mantener a Jesús en el centro de nuestras vidas y nuestras comunidades. Texto Principal: Hechos 4:32-37 “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles.” En este pasaje, vemos una comunidad de creyentes que tiene a Jesús en el centro. Esta unidad y generosidad surgen de su compromiso con Cristo. El resultado es una comunidad donde nadie tiene necesidad porque todos comparten lo que tienen. La presencia de Jesús en sus vidas les lleva a vivir en un amor y cuidado mutuo ejemplar. Ejemplo Negativo: Hechos 5:1-11 “Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los apóstoles. Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?…” Este pasaje contrasta fuertemente con el anterior. Ananías y Safira intentaron engañar a la comunidad, poniendo su propio interés por encima de la verdad y la transparencia. La gravedad de su pecado radica en que apartaron a Jesús del centro de su vida, lo que llevó a su juicio inmediato. Esto nos recuerda la importancia de la integridad y de mantener a Jesús como el núcleo de nuestras acciones. Salvación en Jesús: Hechos 16:31 “Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa.” Este versículo nos muestra la promesa de salvación que se encuentra en Jesús. Al poner nuestra fe en Él, no solo encontramos salvación personal, sino también bendición para nuestras familias. Jesús en el centro significa confiar plenamente en Su capacidad para salvar y transformar vidas. Jesús y la Samaritana: Juan 4:7-8, 27-34 “Vino una mujer de Samaria a sacar agua; y Jesús le dijo: Dame de beber. Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer. En esto vinieron sus discípulos, y se maravillaron de que hablaba con una mujer; sin embargo, ninguno dijo: ¿Qué preguntas? o, ¿Qué hablas con ella? Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres: Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo? Entonces salieron de la ciudad, y vinieron a él. Entre tanto, los discípulos le rogaban, diciendo: Rabí, come. Él les dijo: Yo tengo una comida que comer, que vosotros no sabéis. Entonces los discípulos decían entre sí: ¿Le habrá traído alguien de comer? Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” Este encuentro muestra cómo Jesús en el centro rompe barreras sociales y culturales. La mujer samaritana encuentra en Jesús una fuente de vida y verdad que transforma su vida y la de su comunidad. Los discípulos aprenden que hacer la voluntad de Dios es más importante que las necesidades físicas. Jesús debe ser el centro de nuestro ministerio y de nuestras relaciones. Exhortación Final: Apocalipsis 3:11 “He aquí, yo vengo pronto; retén lo que tienes, para que ninguno tome tu corona.” Esta exhortación final nos recuerda la inminencia del regreso de Cristo. Mantener a Jesús en el centro implica perseverar en nuestra fe y en nuestra dedicación a Él, asegurándonos de no perder la recompensa que nos espera. Mantener a Jesús en el centro de nuestras vidas significa vivir en unidad, generosidad, integridad y fe. Es reconocer que nuestra salvación y propósito se encuentran en Él y que nuestras acciones deben reflejar Su amor y verdad. Que cada aspecto de nuestra vida esté centrado en Jesús, asegurándonos así una vida plena y una eternidad con Él.

en March 31, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Dios es Amor & libros Apocalipsis, Éxodo, Romanos.

Cordero y León

Queridos hermanos y hermanas, es un privilegio estar aquí reunidos para explorar juntos el profundo misterio del Cordero y el León, manifestado en nuestro Señor Jesucristo. Como bien nos recuerda la Palabra de Dios, en diferentes pasajes se nos revela a Jesús como Cordero y como León. La Biblia nos presenta a Jesús como Cordero, un símbolo de su sacrificio perfecto por nuestra redención. Y en contraste, lo muestra como León, el poderoso Rey de reyes y Señor de señores. Sin embargo, debemos ser originales en nuestra comprensión, ya que el diablo, aunque llamado León, siempre intentará copiar lo que hace Jesús. Es crucial que mantengamos la autenticidad en nuestra fe. En Apocalipsis 5:1-4, vemos la visión de Juan del libro sellado con siete sellos, representando el destino de la humanidad. Solo el Cordero es digno de abrirlo, revelando así su autoridad y su papel crucial en el plan de salvación. Cuando Adán pecó en el Edén, trajo consigo la muerte y la separación de Dios para toda la humanidad. Nosotros, como descendientes de Adán, éramos propiedad del diablo debido al pecado. Antes, para acercarse a Dios, era necesario purificarse, y esto se lograba a través de sacrificios de animales, como se describe en Éxodo 12:1-14. Pero en su infinita misericordia, Dios diseñó un plan de salvación. Y aquí es donde entra en escena nuestro Salvador, Jesucristo. Él se levantó como el Cordero sacrificado, ofreciendo su vida para redimirnos de nuestros pecados. Su sacrificio perfecto nos limpia y nos reconcilia con Dios. Sin embargo, Jesús no se queda como un Cordero sacrificado. Se levanta como un León, el Rey de reyes y Señor de señores, como se nos muestra en Apocalipsis 1:9-20. Su victoria sobre la muerte y el pecado nos da vida eterna y nos asegura un lugar en su reino. Todo aquel en que cree en Jesucristo es salvo, por eso debemos confesar nuestros pecados y redimirnos ante la bondad y el amor de Dios y decretar que Jesucristo es nuestro único salvador. Jesús como cordero vencio al pecado, pero como León para vencer a satanas. Por lo tanto, hermanos y hermanas, recordemos siempre el misterio del Cordero y el León en nuestra vida diaria. Que podamos vivir en la gratitud por el sacrificio de Jesús, confiando en su poder soberano para guiarnos y protegernos. Y mientras esperamos su regreso glorioso, vivamos en santidad y servicio, preparándonos para su venida, como nos exhorta 2 Pedro 3:13-14. Amén.