Sermon'e

en November 3, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libros 2 Corintios, Gálatas, Lucas, Marcos, Mateo.

La nueva naturaleza

En esta prédica, exploramos lo que significa tener una nueva naturaleza en Cristo. Según 2 Corintios 5:17, “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.” Esto implica dejar atrás el viejo yo y vivir con una mentalidad transformada y renovada. Jesús llama a dejarlo todo por Él (Mateo 19:23, Lucas 14:26, Marcos 8:34), tomando nuestra cruz y renunciando al viejo ego. Ser una nueva criatura significa permitir que Cristo viva en nosotros (Gálatas 2:20), moldeando nuestro carácter y nuestras decisiones para reflejar su amor y su propósito. Este nuevo camino no es siempre fácil, pero al poner a Cristo en el centro, encontramos la verdadera vida y propósito que sólo Él puede ofrecer (Mateo 10:39).

en October 27, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros 1 Tesalonicenses, Jeremías, Jueces, Mateo & .

Levantando la cerca (P2)

Hoy continuaremos con el mensaje “Levantando la Cerca”, que se basa en la historia de Gedeón. Este pasaje en el libro de Jueces nos relata la situación de Israel cuando se encontraba bajo la opresión de los madianitas debido a su desobediencia. Pero en medio de esta opresión, Dios levanta a Gedeón, alguien aparentemente débil e inseguro, para restaurar a Su pueblo. Nuestro llamado hoy es identificar esas áreas de nuestra vida donde necesitamos “levantar cercas”, aquellas barreras espirituales que nos protejan de las influencias del enemigo, y que al mismo tiempo nos acerquen a Dios. En Jueces 6:1-6, vemos que Israel había caído en un ciclo de desobediencia que les llevó a la opresión de los madianitas. Dios permitió esto para que su pueblo se diera cuenta de la necesidad de volver a Él. A veces, Dios nos permite pasar por tiempos difíciles para que reconozcamos nuestras propias carencias y nuestra necesidad de Su protección. Dios nos llama a establecer una cerca espiritual. Esto significa proteger nuestra vida y nuestra relación con Él, separándonos de aquellas cosas que nos llevan a la desobediencia y al distanciamiento de Su presencia. Para levantar esta cerca, primero debemos reconocer esas áreas débiles en nuestras vidas que nos llevan a alejarnos de Dios. ¿Hay áreas de tu vida que están vulnerables a la influencia del enemigo? ¿Qué cosas debes eliminar o cambiar para fortalecer tu vida espiritual? Clamando a Dios y escuchando Su respuesta En Jueces 6:7-10, vemos que el pueblo clamó a Dios en su aflicción, y Dios les envió un profeta para recordarles la razón de su situación. Hoy, Dios nos invita a clamar a Él, a buscar Su guía y dirección en medio de nuestros desafíos. Jeremías 33:3 nos recuerda: “Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces.” Dios siempre está dispuesto a revelarnos el camino correcto y a mostrarnos Su plan, pero es necesario clamar a Él con un corazón sincero. ¿Estás dispuesto a clamar a Dios con sinceridad y escuchar Su respuesta, aunque no sea lo que esperas? ¿Confías en que Su plan es siempre el mejor para ti? Agradeciendo en todo momento En 1 Tesalonicenses 5:18, se nos exhorta a dar gracias en todo, pues esta es la voluntad de Dios. Gedeón tuvo muchas dudas e inseguridades cuando Dios le llamó, pero, a medida que obedecía, Dios le fue mostrando Su fidelidad. A veces, lo que Dios nos pide no parece fácil o lógico desde nuestra perspectiva humana. Sin embargo, dar gracias en medio de nuestras pruebas y obedecer a Su llamado nos permite ver Su fidelidad y poder. La gratitud es una cerca espiritual que nos protege del desánimo, de la queja y del temor. Cuando agradecemos, estamos reconociendo que Dios tiene el control, que Su poder es mayor que nuestras circunstancias. ¿Cómo puedes cultivar una actitud de gratitud incluso en medio de los desafíos? ¿Estás dispuesto a confiar en que Dios tiene un propósito perfecto en cada situación que enfrentas? Derribando altares ajenos y levantando un altar al Señor Dios pidió a Gedeón que derribara el altar de Baal que su familia había levantado y que construyera un altar al Señor en su lugar (Jueces 6:25-26). Este acto fue crucial para mostrar el compromiso de Gedeón con Dios y para romper con la influencia de la idolatría en su vida y en su comunidad. Nosotros también estamos llamados a derribar altares ajenos, aquellas cosas que ocupan el lugar de Dios en nuestra vida: ya sea una dependencia emocional, un hábito pecaminoso, o cualquier cosa que esté entre nosotros y Dios. Mateo 4:10 dice: “Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás.” Dios quiere ser el único en nuestro corazón, el centro de nuestra vida. Levantar un altar al Señor significa consagrarle nuestro tiempo, nuestras decisiones y nuestra adoración. ¿Qué altares ajenos necesitas derribar hoy? ¿Qué cosas han ocupado el lugar de Dios en tu vida? ¿Cómo puedes levantar un altar de adoración y consagración a Dios en tu vida diaria? “Levantando la Cerca” es un llamado a proteger nuestra relación con Dios y a fortalecer nuestra vida espiritual. Al igual que Gedeón, puede que nos sintamos inseguros o débiles, pero Dios nos llama a confiar en Su poder y a dar pasos de obediencia. Que podamos clamar a Él con un corazón sincero, dar gracias en todo momento, derribar los altares que nos apartan de Su presencia y levantar un altar de adoración y obediencia al único Dios verdadero. Él es quien nos fortalece, quien nos protege y quien nos da la victoria. Señor, te pedimos que nos ayudes a levantar cercas espirituales que nos protejan del enemigo y nos acerquen a Ti. Danos sabiduría para reconocer aquellas áreas vulnerables, y valentía para derribar cualquier altar que nos aparte de Tu presencia. Ayúdanos a tener un corazón agradecido y a clamar a Ti en todo momento, confiando en que Tu plan es siempre el mejor para nosotros. En el nombre de Jesús, amén.

en October 27, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Hebreos, Josué, Juan & .

Levantando la cerca (P1)

En el libro de Josué, encontramos la historia de Rahab, una mujer que vivía en Jericó y cuyo acto de fe y valentía fue clave para el pueblo de Israel. Josué 2 nos relata cómo Rahab, aunque era extranjera y vista como una persona de baja reputación, fue utilizada por Dios para proteger a los espías israelitas, quienes habían sido enviados a Jericó para explorar la tierra. Cuando hablamos de “levantar una cerca”, podemos imaginar una protección, una barrera que no solo nos separa de algo o alguien, sino que también nos protege de lo que está afuera. Rahab levantó una cerca en su corazón, una decisión firme de proteger a los siervos de Dios, y eso la conectó con un propósito mayor. Pero más allá de lo físico, levantar la cerca también representa una actitud de fe, de mantenernos firmes en nuestras creencias y convicciones, incluso cuando el entorno es hostil. En Juan 16:33, Jesús nos da una promesa poderosa: “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo”. Esta promesa es una cerca que podemos levantar en nuestra vida. Aunque enfrentemos desafíos y momentos de incertidumbre, esta confianza en Jesús nos da la seguridad de que Él ha vencido por nosotros y que, con Él, podemos atravesar cualquier dificultad. Rahab, aún sin conocer a fondo al Dios de Israel, actuó con fe. Su decisión de ayudar a los espías no fue solo un acto de valentía; fue un acto de fe en un Dios que ella apenas comenzaba a conocer. Es aquí donde entra Hebreos 11:6, que nos recuerda que “sin fe es imposible agradar a Dios, porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”. Rahab creyó y actuó, levantando una cerca de fe en su vida que la apartó del peligro y le dio un lugar en la historia del pueblo de Dios. Este es el desafío para nosotros hoy: ¿Dónde necesitamos levantar una cerca en nuestra vida? Quizás hemos permitido que el miedo, la duda o las circunstancias difíciles nos afecten. Tal vez estamos en una situación que nos invita a comprometernos con Dios de una manera nueva y radical, pero para eso necesitamos proteger nuestra fe, nuestras convicciones y nuestros principios. Al igual que Rahab, podemos tomar una decisión, una que trascienda lo inmediato y nos conecte con el propósito de Dios. Recuerda que levantar la cerca no significa cerrar el corazón, sino protegerlo y ponerlo en manos de Dios. En un mundo que constantemente intenta hacernos caer en el desánimo, Jesús nos recuerda que Él ha vencido y que, si mantenemos nuestra fe y nuestras convicciones firmes, también venceremos. Que esta historia nos inspire a ser valientes, a levantar una cerca de fe en nuestro corazón, sabiendo que Dios honra a quienes lo buscan de verdad.

en October 20, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas El favor no merecido, Integridad & libro Gálatas.

El propósito de la ley

La ley de Dios ha sido un tema de controversia a lo largo de la historia. En Gálatas 3:19, Pablo explica que la ley fue dada “a causa de las transgresiones” y que tenía un propósito temporal hasta la venida de Cristo. La ley no fue dada para salvar, sino para revelar el pecado y mostrar nuestra necesidad de un Salvador. Pablo aclara que la ley fue un “tutor” para guiarnos hacia Cristo. Nos muestra nuestra incapacidad para cumplir los mandamientos de Dios y, por lo tanto, nuestra necesidad de la gracia. La ley señala a Cristo, quien la cumplió completamente para darnos la salvación por fe. La ley no anula la promesa de Dios hecha a Abraham. Esta promesa se cumple en Cristo, quien es la verdadera simiente a través de la cual todas las naciones son bendecidas. En Jesús, encontramos el cumplimiento de la ley y la justicia que viene por la fe. En conclusión, la ley revela nuestra pecaminosidad y nos lleva a la gracia de Cristo. Vivimos ahora en libertad, no bajo la carga de la ley, sino guiados por la gracia y el amor de Dios en Jesús.

en October 13, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas El bautismo, El don de servir, El favor no merecido & libro 1 Corintios.

La cena del señor

La Cena del Señor es una de las ordenanzas más importantes que Jesús dejó a su iglesia. Es un acto simbólico que nos conecta directamente con la obra redentora de Cristo en la cruz. Al participar en ella, no solo recordamos su sacrificio, sino que también proclamamos su muerte hasta que Él regrese. Juntos meditemos en lo que significa participar dignamente de la Cena del Señor y en la importancia de entender su profundo mensaje. Un mandato de Jesús (1 Corintios 11:23-25) Pablo nos recuerda que la Cena del Señor no es una invención humana, sino que fue instituida directamente por Cristo la noche en que fue entregado. Jesús tomó el pan, lo bendijo, lo partió y dijo: “Esto es mi cuerpo, que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí.” Luego, tomó la copa y dijo: “Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebáis, en memoria de mí.” En este acto, vemos la clara instrucción de Jesús para que recordemos su sacrificio a través de estos símbolos: el pan representa su cuerpo, quebrantado por nosotros, y la copa simboliza su sangre, derramada para sellar el nuevo pacto. Recordando su sacrificio (1 Corintios 11:26) Cada vez que tomamos el pan y la copa, anunciamos la muerte del Señor hasta que Él venga. Esto significa que la Cena del Señor no es solo un momento de reflexión personal, sino también una proclamación pública de la obra redentora de Cristo. El sacrificio de Jesús es el centro de nuestra fe. Sin su muerte y resurrección, no tendríamos esperanza de salvación. Al participar de la Cena, renovamos nuestra gratitud por ese acto supremo de amor y nos comprometemos a vivir a la luz de esa verdad. Reflexión: La Cena del Señor es un recordatorio constante de que somos salvos por gracia, y no por obras. No debemos tomar este acto a la ligera, sino con un corazón lleno de gratitud y humildad. Participar dignamente (1 Corintios 11:27-29) Pablo también nos advierte sobre la necesidad de participar dignamente de la Cena del Señor. ¿Qué significa esto? Significa examinar nuestro corazón antes de acercarnos a la mesa del Señor. Si participamos de manera irreverente o con pecado no confesado, estamos menospreciando el sacrificio de Cristo. El apóstol nos insta a “probar cada uno su propio corazón”. Este es un momento de autoevaluación, de pedir perdón por nuestros pecados y de reconciliarnos con Dios y con nuestros hermanos en Cristo. Consecuencias de la irreverencia (1 Corintios 11:30-32) Pablo menciona que debido a la falta de reverencia y a la participación indigna en la Cena del Señor, algunos en la iglesia de Corinto estaban enfermos y otros incluso habían muerto. Esto nos enseña que Dios toma en serio este acto. Aunque vivimos en una época de gracia, no debemos tomar la gracia de Dios como una excusa para ser irreverentes. La Cena del Señor es un recordatorio solemne de lo que Cristo hizo por nosotros, y debemos acercarnos a ella con el debido respeto. Unidad en el cuerpo de Cristo (1 Corintios 11:33-34) Pablo concluye este pasaje recordando a los creyentes que la Cena del Señor es también un acto de unidad. Cuando nos reunimos para participar de ella, lo hacemos como un solo cuerpo en Cristo. No hay lugar para divisiones, egoísmos o rivalidades. Debemos esperar los unos por los otros, sirviéndonos con amor y respeto. La Cena del Señor nos recuerda que, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo. La cruz de Cristo nos une, y debemos vivir en armonía unos con otros. La Cena del Señor es un acto profundo y sagrado. Nos llama a recordar, a reflexionar, a arrepentirnos y a proclamar la obra redentora de Cristo. Al participar de ella, no solo miramos hacia atrás, a la cruz, sino también hacia adelante, a la segunda venida de nuestro Señor. Que cada vez que tomemos el pan y la copa, lo hagamos con reverencia, gratitud y una renovada devoción a nuestro Salvador. Jesús dio su vida por nosotros; vivamos para Él.  

en October 6, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Tomar el escudo de la fe & libros Apocalipsis, Génesis.

El Dios suplidor

En el principio, Dios creó el universo y preparó un lugar especial para el hombre: el Jardín del Edén. Desde ese momento, Dios ha sido el proveedor de todas las necesidades del ser humano, tanto físicas como espirituales. En Génesis 2:1-8, vemos cómo Dios establece todo lo que el hombre necesita para disfrutar plenamente de la vida. Sin embargo, esa provisión perfecta solo es posible cuando el hombre permanece en el centro de la voluntad de Dios. Dios Prepara Todo para el Hombre lo disfrutará: En Génesis 2:1-8, Dios termina la creación y establece el jardín. Este jardín no solo era un lugar de belleza, sino que también era un espacio donde el hombre podía disfrutar de todo lo que Dios había provisto. Aquí vemos un principio clave: Dios es el proveedor de nuestras necesidades. No había nada que Adán necesitara que no fuera proporcionado por Dios. Provisión abundante: Dios provee tanto los recursos naturales como la compañía adecuada. Provisión espiritual: Más allá de lo físico, Dios le dio al hombre una relación directa con Él. Disfrutar de la Provisión en el Centro de Su Voluntad: En Génesis 2:15-18, el hombre comienza a disfrutar de todo lo que Dios le da, pero esto se hace en el marco de Su voluntad perfecta. Mientras Adán y Eva se mantuvieron en la voluntad de Dios, fueron completamente suplidos. 🔥 Solo podemos ser suplidos por Dios cuando estamos en Su voluntad. Cuando caminamos fuera de esa voluntad, debemos luchar y conquistar con nuestro propio esfuerzo, lo que trae fatiga y frustración. Consecuencias de Salir del Centro de Su Voluntad: Cuando el hombre sale de la voluntad de Dios, como sucedió con Adán y Eva en el Jardín, las bendiciones que una vez disfrutaban de manera natural, se ven cortadas. Debemos entonces trabajar por lo que antes era dado por gracia. El hombre fuera de la voluntad de Dios no es suplido de la misma manera. Esfuerzo humano: Aquello que se obtenía con facilidad en el Edén, ahora requiere sudor y esfuerzo. Ver lo que Dios Muestra y Escuchar lo que Él Habla: 🔥 Cuando estamos dentro de la voluntad de Dios, no solo somos suplidos físicamente, sino que también podemos ver y escuchar lo que Dios quiere revelarnos. Como menciona Apocalipsis 2:7, “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice… Al que venciere, le daré a comer del árbol de la vida”. Mientras Eva vio el árbol del conocimiento del bien y del mal, Jesús, en cambio, vio el árbol de la vida. Ver a través de los ojos de Dios nos permite entender Su plan y recibir Su provisión completa. Límites y Libertad: 🔥 Dios ha creado al hombre libre, pero con límites. Tal como un pez que necesita el agua para vivir, el hombre necesita a Dios para ser completamente libre. Fuera de los límites que Dios establece, el hombre perece. El pecado nos lleva fuera de esos límites y corta la provisión que Dios ha preparado. Solo a través de Cristo, quien es el camino de regreso a Dios, podemos volver a ser suplidos de manera perfecta. Dios ha preparado todo lo que necesitamos, pero Su provisión se experimenta de manera plena cuando nos mantenemos en el centro de Su voluntad. Cuando caminamos fuera de ese centro, el esfuerzo humano reemplaza la gracia de Dios. Pero gracias a Cristo, el camino de regreso al Padre está abierto para nosotros. Mantengámonos en ese centro, y seremos testigos de Su provisión sobrenatural en todas las áreas de nuestra vida.

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