Sermon'e

en March 5, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema AUTORIDAD EN EL NIVEL DE JESÚS & libros 2 Reyes, Juan, Mateo, Romanos.

Autoridad en el nivel de Jesús

A veces pensamos que la autoridad viene de ocupar un puesto importante o tener ciertas habilidades. Sin embargo, cuando miramos la vida de Jesús, nos damos cuenta de que su autoridad va mucho más allá de lo que el mundo entiende por “poder”. En el Antiguo Testamento, Naamán, un comandante muy respetado, se dio cuenta de que todo su prestigio no podía librarlo de su enfermedad. Cuando obedeció el mandato del profeta Eliseo y se sumergió en el Jordán, la mano de Dios lo sanó. Esto nos recuerda que, al final, dependemos del poder y favor de Dios que trasciende nuestros logros. En el caso del centurión romano que se acercó a Jesús pidiendo la sanidad de su siervo, basta una sola palabra de Cristo para obrar un milagro. La fe y la humildad de aquel oficial romano muestran que reconocer la autoridad de Jesús implica creer que Él puede cambiar cualquier situación, sin necesidad de grandes demostraciones de fuerza. La Biblia también enseña que toda autoridad humana, en última instancia, proviene de Dios. Esto nos anima a orar por quienes gobiernan, en lugar de amargarnos por sus decisiones. Confiar en que el Señor está por encima de todo gobierno nos da paz, incluso cuando las circunstancias parecen confusas. Al mirar a Jesús ante Pilato y los soldados romanos, podría parecer que perdió el control. Pero Él mismo deja claro que, si sufría, era por obediencia al Padre, no porque su poder se hubiera desvanecido. Esto nos demuestra que la verdadera autoridad a veces se expresa con mansedumbre y sacrificio. Reconocer la autoridad de Jesús significa rendirle el control de nuestra vida. Tal vez tengamos grandes desafíos o nos sintamos sin fuerzas. Pero recordar que Jesús sigue siendo el Rey de reyes, incluso cuando el mundo dice lo contrario, nos llena de esperanza. Su autoridad es inmutable: está presente en cada una de nuestras batallas y, al mismo tiempo, nos invita a descansar en Su gracia y Su amor.

en March 2, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in libros 1 Pedro, Éxodo, Marcos, Salmos & .

Crecimiento Espiritual

El crecimiento es parte esencial de la vida humana. Desde que nacemos, experimentamos etapas de desarrollo físico, emocional e intelectual. De la misma manera, hay un proceso de madurez espiritual que todo creyente está llamado a vivir. El crecimiento espiritual se basa en una relación constante con Dios, alimentada por la oración, la Palabra y la obediencia. A través de los pasajes bíblicos que veremos a continuación, descubriremos principios valiosos para fortalecer nuestra fe y avanzar hacia la plenitud que Dios desea para nosotros. El crecimiento espiritual no es un evento puntual, sino un proceso de toda la vida. Está basado en la Palabra de Dios, en la dependencia del Señor en medio de las pruebas y en la búsqueda constante de su presencia. Podemos florecer y llevar fruto abundante si nos mantenemos arraigados en la verdad bíblica, dispuestos a ser transformados por el amor de Cristo y abiertos a la obra del Espíritu Santo en nuestras vidas. Que cada uno de nosotros tome la decisión de profundizar en su relación con Dios, permitiendo que la corriente de Su Palabra, el calor de Su amor y las experiencias de la vida nos formen y nos lleven a una madurez que glorifique Su nombre. Así, como un árbol plantado junto a las aguas, daremos fruto a su tiempo y nuestras hojas no caerán, reflejando la vida de Aquel que nos ha dado vida eterna.

en March 2, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Hechos de los apóstoles, Romanos & .

Transformación verdadera

En la predica anterior, hablamos de la conversión de Saulo en el camino a Damasco y de cómo ese encuentro con el Señor marcó un antes y un después en su vida. Hoy, continuaremos explorando ese proceso de transformación verdadera, un cambio que va más allá de meros actos exteriores y que se centra en la obra profunda que Dios hace en nuestro corazón. Cuando hablamos de transformación, a menudo nos quedamos con la idea de un cambio repentino, casi mágico, que soluciona todos nuestros problemas de un día para otro. Sin embargo, la transformación bíblica implica morir a la vieja naturaleza y rendir nuestras vidas por completo a la voluntad de Dios, permitiendo que sea Él quien modele nuestras actitudes, pensamientos y acciones. En Hechos 9:15, el Señor le dice a Ananías que Saulo es “instrumento escogido” para llevar el nombre de Cristo ante gentiles y reyes. Es impresionante ver que, a pesar de que Saulo fue perseguidor de la iglesia, Dios tenía un plan y un propósito específico para su vida. Lo mismo ocurre con cada uno de nosotros: no importa nuestro pasado o nuestras limitaciones, Dios nos llama y nos ve en función de lo que podemos llegar a ser en Él, no sólo por lo que somos hoy. Ese llamado implica un acto de obediencia de nuestra parte, pues el Señor quiere que cooperemos con Su plan. Cuando respondemos a ese llamado con fe, Él comienza Su obra transformadora en nosotros. Tras recuperar la vista, Saulo empezó a predicar de inmediato en las sinagogas, declarando que Jesús es el Hijo de Dios. Esto sorprendió a muchos, porque apenas días atrás él mismo había perseguido a quienes proclamaban ese mensaje (v. 20-21). Esta reacción nos recuerda que la transformación genuina impacta tanto a la persona que la experimenta como a su entorno. A veces, quienes nos conocen pueden dudar de nuestro cambio; se preguntan si es real o pasajero. Pero la fidelidad de Saulo —más adelante Pablo— al mensaje de Cristo terminó siendo una de las mayores evidencias de su conversión. Cada vez que nos encontramos en la encrucijada de la duda o del temor, recordemos que, así como Dios transformó a Saulo en un poderoso testigo, también puede obrar en nuestras vidas. Su poder sobrepasa nuestras expectativas y puede llevarnos a lugares que jamás imaginamos. En Romanos 8:28, Pablo declara con convicción que “todas las cosas les ayudan a bien” a los que aman a Dios. No es que todo lo que nos pasa sea bueno, sino que Dios, en su soberanía, puede orquestar incluso las pruebas y los errores para forjar en nosotros carácter y madurez. El Señor no sólo quiere que “cambiemos de conducta”; desea transformarnos desde lo más profundo, haciéndonos conformes a la imagen de Su Hijo (v. 29). Este proceso es continuo y nos va llevando a la santidad, pero es vital rendirnos para que Él pueda actuar. La verdadera transformación no consiste en tener una vida libre de dificultades, sino en tener la certeza de que, aún en medio de los problemas, Dios está presente, obrando para nuestro bien y para Su gloria. En el pasaje anterior de Hechos 8, encontramos a Simón el Mago, un hombre que aparentemente creyó tras ver las señales y milagros que Felipe hacía. Sin embargo, más adelante (Hechos 8:18-21), vemos que su verdadero interés no era Cristo ni la salvación, sino el poder sobrenatural. Este relato nos enseña que no basta con hacer una confesión externa de fe o “asombrarnos” ante lo que Dios hace. La pregunta crucial es: ¿Hay un cambio genuino en el corazón? ¿Nos hemos rendido ante la soberanía de Dios? El Señor no busca admiradores, busca adoradores comprometidos; no busca magia ni trucos, sino corazones humildes que anhelen vivir de acuerdo a Su voluntad. La transformación verdadera proviene de la acción del Espíritu Santo, no de nuestra conveniencia personal. En la parte final de Hechos 9, vemos cómo Pedro continúa la obra del Señor y, a través del poder de Cristo, sana a Eneas y resucita a Tabita (Dorcas). Estos sucesos confirmaban que la iglesia, aun en medio de la persecución, era guiada por el Espíritu Santo y operaba bajo el poder transformador de Dios. Del mismo modo, nuestra nueva realidad en Cristo no es teórica. Debe manifestarse en la manera en que servimos, oramos y esperamos milagros. El mismo Dios que resucitó a Tabita es quien puede resucitar nuestras esperanzas muertas y restaurar nuestra fe desgastada. La verdadera transformación nace en el corazón y se evidencia en un cambio radical de vida. Podemos ver este principio encarnado en Saulo (convertido en Pablo) y corroborado por las enseñanzas de Romanos 8. Dios nos llama, nos justifica y nos glorifica en un proceso continuo de santificación. Que este mensaje sea un recordatorio de que no se trata de aparentar o de ganarse un favor; es cuestión de rendirse a la voluntad del Padre y permitirle que obre Su poder transformador. Nuestra historia, como la de Saulo, puede ser testimonio vivo del Dios que hace nuevas todas las cosas. Amén.

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Autoridad en el nivel de Jesús

La predica titulada “Autoridad en el nivel de Jesús” se centra en la comprensión de la autoridad desde una perspectiva bíblica, utilizando los pasajes de 2 Reyes 5:1-12 y Romanos 13:1-6.   En 2 Reyes 5, se narra la historia de Naamán, un comandante del ejército de Siria que sufría de lepra. A pesar de su estatus y poder, se da cuenta de que necesita ayuda y sigue las instrucciones de una niña israelita, lo que lo lleva a buscar al profeta Eliseo aunque primeramente no obedeció la instrucción saltando la autoridad del profeta al ir primeramente al rey de Israel. Este relato ilustra cómo la verdadera autoridad no siempre proviene de la posición o el poder.   Por otro lado, Romanos 13:1-6 nos recuerda que toda autoridad proviene de Dios y que debemos someternos a las autoridades establecidas, ya que son instrumentos de su orden. Este pasaje enfatiza la importancia de reconocer el papel de las autoridades en nuestras vidas y cómo, al hacerlo, estamos honrando a Dios.   En conjunto, la predica nos invita a reflexionar sobre cómo ejercemos y respondemos a la autoridad en nuestras vidas, destacando que la verdadera autoridad se manifiesta en el servicio, la humildad y la obediencia a Dios. Nos anima a seguir el ejemplo de Jesús, quien, a pesar de ser el más grande, se hizo siervo de todos.

en February 23, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in libros 2 Corintios, Mateo & .

Lo viejo que tiene que irse.

La vida cristiana es un llamado a la renovación continua. Muchas veces intentamos “parchar” aspectos de nuestra vieja forma de vivir, sin darnos cuenta de que Dios desea darnos algo totalmente nuevo. Estos tres pasajes nos muestran la importancia de soltar lo viejo para recibir la plenitud que Cristo nos ofrece. Imagínate que tienes una prenda de ropa vieja y desgastada. Si tratas de cubrir un gran agujero con un pedazo de tela nuevo, no solo se verá mal, sino que el desgarrón podría hacerse más grande. Así ocurre cuando intentamos “parchar” partes de nuestra vida con un poco de fe sin permitir que Dios renueve todo nuestro ser. 2 Corintios 5:17 nos recuerda que en Cristo pasamos de ser esa prenda rota a ser una nueva creación, con costuras, fibras y un diseño totalmente distintos: todo lo viejo queda atrás, y empezamos de cero con esperanza y propósito. ¿El costo? Mateo 19:29 nos enseña que seguir a Jesús puede llevarnos a dejar ciertas cosas que antes eran muy importantes. Pero, a cambio, recibimos la promesa de plenitud, bendiciones y vida eterna. Al final, vale la pena soltar lo que nos ata al pasado para vestirnos de lo nuevo que Cristo ofrece. En pocas palabras: Dios no quiere “remendar” lo viejo, quiere darte una nueva vestidura para que vivas con libertad, gozo y un corazón renovado.

en February 23, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Hechos de los apóstoles, Romanos & .

Transformación verdadera

La vida de Saulo, luego conocido como Pablo, es un claro ejemplo de cómo Dios puede cambiar radicalmente a una persona. Por un lado, lo vemos como un perseguidor de cristianos (Hechos 9:1-2), y por otro, en Romanos 8:28-30 se nos enseña que todo ocurre con un propósito mayor: Dios quiere conformarnos a la imagen de Su Hijo. Esta combinación de pasajes nos muestra que la Transformación Verdadera no solo es posible, sino que es parte del plan de Dios para quienes le aman. La historia de Saulo en Hechos 9 y la enseñanza de Romanos 8:28-30 recalcan que la Transformación Verdadera nace de un encuentro real con Cristo y se sostiene en el poder y el plan divino.Cuando le permitimos a Dios actuar en nuestras vidas, incluso nuestros errores y debilidades se convierten en instrumentos de bendición. No importa cuán lejos o equivocados podamos estar; Dios sigue teniendo un propósito glorioso y redentor para cada uno de nosotros. “Porque todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios…” (Romanos 8:28). Que esta verdad te motive a rendirte por completo a esa transformación que solo el Señor puede obrar.