Sermon'e

en June 15, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libros Génesis, Marcos, Mateo.

Transformando ambientes

Dios nos ha llamado a transformar ambientes. No a adaptarnos, no a soportarlos, sino a cambiarlos con su presencia en nosotros. Marcos 10:14-18Jesús no evitó los ambientes difíciles, Él los redimía.El Reino de Dios no se trata solo de lo interno, sino de manifestarse externamente, en la atmósfera que nos rodea. Cuando permitimos que el espíritu santo se mueva en nosotros, influimos donde estemos: en casa, en el trabajo, en la iglesia, en la sociedad. Hay lugares que liberan, pero hay ambientes que oprimen.Así como el pueblo de Israel salió físicamente de Egipto, pero aún pensaba como esclavo, muchas veces salimos de situaciones, pero los ambientes siguen marcando nuestras emociones y decisiones. ¿Qué atmósfera estás permitiendo en tu hogar?¿Está llena de quejas, críticas o temor?¿O es un ambiente de fe, esperanza, presencia de Dios? El ambiente espiritual interno determina cuánto impacto externo podemos generar. Queremos cambiar el ambiente con fuerza fisica pero cambiamos el ambiente por el espirítu que viene de Dios, el ambiente se cambia con personas espirituales Pastor JEFERSON Mateo 12:9-14Jesús entra a la sinagoga y sana a un hombre con la mano seca, rompiendo un ambiente religioso seco y sin compasión.Él no toleraba la esterilidad espiritual. Hay muchos como ese hombre a nuestro lado, personas secas, sin fuerza, sin fruto… pero Dios quiere tocarlas a través de ti. No podemos esperar que otros lo hagan. ¡Tú eres la sal! ¡Tú eres la luz! “No os conforméis a este siglo…” (Romanos 12:2)No te acomodes. No te resignes. Transforma. Declara. Ora. Profetiza. Limpia.El mundo no necesita más información, necesita ambientes con presencia de Dios. Tres claves para transformar ambientes

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Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas El propósito de nuestra vida, Hacedores de la palabra & libro Josué.

Como vivir lo extraordinario?

Queridos hermanos, hoy nos reunimos para explorar cómo podemos vivir una vida extraordinaria, una vida que no solo se destaca, sino que también refleja la grandeza de nuestro Creador. Para ello, nos apoyaremos en la Palabra de Dios, que es nuestra guía y luz en el camino. (Josué 1:8) El primer paso para vivir lo extraordinario es sumergirnos en la Palabra de Dios. En Josué 1:8 se nos dice: “Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él”. La meditación en la Escritura nos transforma y nos da dirección. Cuando hacemos de la Palabra nuestra prioridad, comenzamos a ver el mundo desde otra perspectiva. Así, nuestras decisiones y acciones se alinean con el propósito que Dios tiene para nosotros. En conclusión, hermanos, vivir lo extraordinario no es solo un deseo, sino una decisión diaria. Al meditar en la Palabra, Cumplir la Palabra y Hablar la Palabra, cuidar nuestro corazón, ser humildes, vivir en el temor de Dios y fructificar en nuestras acciones, podemos experimentar la vida abundante que Dios tiene para nosotros. ¡Que cada uno de nosotros se esfuerce por vivir lo extraordinario en cada momento! Amén.  

en December 22, 2024 — por .

La obra de Dios y la nuestra

Esta prédica reflexiona sobre la obra perfecta de Dios y cómo nuestra respuesta como creyentes está ligada a ella. A través de Génesis, se recuerda que Dios culminó Su creación y estableció el descanso, mostrando que todo lo necesario proviene de su obra. Sin embargo, el pecado, como dice Romanos, nos separó de Dios, pero en su amor nos redimió a través de Cristo, liberándonos del dominio de las tinieblas y trasladándonos a su reino, como enseña Colosenses. Efesios nos recuerda que la salvación es un regalo de gracia, no algo que podamos ganar con nuestras obras, pero al mismo tiempo, fuimos creados para hacer buenas obras, preparadas por Dios. Estas obras no nos salvan, pero sí reflejan nuestra fe y serán recompensadas cuando Cristo vuelva, como lo anuncia Apocalipsis. Finalmente, 1 Corintios nos enseña que aunque trabajemos para el Reino, es Dios quien da el crecimiento. Nuestra responsabilidad es construir sobre el fundamento de Cristo con fe, amor y obediencia, confiando en que nuestras acciones tendrán un impacto eterno si están alineadas con Su propósito. En resumen, la obra de Dios es completa y suficiente para nuestra salvación, y nuestra respuesta debe ser una vida de servicio y gratitud, construyendo con fidelidad sobre lo que Él ya ha hecho.

en December 8, 2024 — por .

Jesús cambia de lugar con nosotros

En la Biblia, varios pasajes reflejan cómo Jesús tomó nuestro lugar para liberarnos del pecado y restaurarnos ante Dios. Condición del Pecador (Levítico 13:45-46, 2 Reyes 15:5, Lucas 17:11-16): En el Antiguo Testamento, los leprosos eran excluidos de la sociedad, simbolizando la separación que el pecado genera entre Dios y el hombre. Jesús, al sanar a los diez leprosos (Lucas 17), mostró su poder para restaurar tanto físicamente como espiritualmente. Separación Causada por el Pecado (Isaías 59:1-2, Romanos 3:23): El pecado nos aparta de Dios, pero su misericordia no está limitada. Todos hemos pecado y estamos destituidos de la gloria divina, lo que hace necesaria una intervención redentora. Jesús Toma Nuestro Lugar (Filipenses 2:5-8, 2 Corintios 5:21, 1 Pedro 2:21-24): Jesús, siendo Dios, se humilló tomando forma de siervo y murió en la cruz. En ese sacrificio, cargó nuestros pecados para que podamos recibir su justicia y vivir en santidad. Jesús cambió de lugar con nosotros al cargar nuestros pecados en la cruz. A través de su sacrificio, somos reconciliados con Dios y recibimos vida nueva. Su amor nos invita a responder con fe, obediencia y gratitud.

en November 3, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema El propósito de nuestra vida & libros 2 Corintios, Gálatas, Lucas, Marcos, Mateo.

La nueva naturaleza

En esta prédica, exploramos lo que significa tener una nueva naturaleza en Cristo. Según 2 Corintios 5:17, “si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas.” Esto implica dejar atrás el viejo yo y vivir con una mentalidad transformada y renovada. Jesús llama a dejarlo todo por Él (Mateo 19:23, Lucas 14:26, Marcos 8:34), tomando nuestra cruz y renunciando al viejo ego. Ser una nueva criatura significa permitir que Cristo viva en nosotros (Gálatas 2:20), moldeando nuestro carácter y nuestras decisiones para reflejar su amor y su propósito. Este nuevo camino no es siempre fácil, pero al poner a Cristo en el centro, encontramos la verdadera vida y propósito que sólo Él puede ofrecer (Mateo 10:39).

en October 9, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in tema El propósito de nuestra vida & libros Deuteronomio, Joel, Números.

Cuida tu semilla

Hablaremos sobre un tema crucial para nuestras vidas: Cuidar la semilla. La semilla representa todo aquello que Dios ha plantado en nuestros corazones. En el libro de Joel, se nos habla de destrucción y devastación: la langosta, el saltón, el revoltón y el revoltón arrasaron con todo. Es un panorama sombrío, pero nos deja una enseñanza profunda sobre lo que pasa cuando no protegemos lo que Dios nos ha dado. Dios ha sembrado en cada uno de nosotros dos semillas: la visión y los sueños. 1. La semilla de la visión La visión es el plan de Dios para nuestras vidas, su propósito divino. Cada uno de nosotros tiene una misión específica, un destino que cumplir en el reino de Dios. Sin embargo, como en Joel, hay enemigos que quieren destruir esa visión. A veces, las dificultades y las pruebas parecen despojarnos de nuestra esperanza y nos hacen dudar de lo que Dios nos ha mostrado. Joel 1:4 nos describe cómo diferentes tipos de plagas devoran lo que era nuestro sustento. Así es en nuestras vidas cuando no cuidamos la visión de Dios. El enemigo, las distracciones, el miedo y la duda intentarán atacar esa visión que Dios ha puesto en tu corazón. Pero Dios te llama a permanecer firme en su visión. La clave es la perseverancia: No dejes que los problemas te roben lo que Dios te ha mostrado. A veces, no verás el fruto de inmediato, pero eso no significa que la visión esté muerta. Mantente conectado a Dios: Sólo cuando mantenemos nuestra relación con Dios, nuestra visión permanece viva. Si te apartas de Él, corres el riesgo de que la langosta espiritual destruya lo que Dios quiere hacer en tu vida. 2. La semilla de los sueños La otra semilla es la de los sueños. Dios no sólo nos da una visión de lo que debemos hacer, sino que también nos pone sueños en el corazón. Estos sueños pueden ser metas personales, ministeriales o de impacto para otras personas. Son los anhelos profundos que Dios planta en ti, y que muchas veces requieren valentía para perseguirlos. Pero al igual que la visión, los sueños pueden ser amenazados. El desaliento, el fracaso, las críticas de otros y el temor a lo desconocido pueden hacer que dejemos de soñar. Sin embargo, Dios quiere que sigas soñando. No te desanimes: Aunque las cosas no salgan como esperas, no abandones tus sueños. Dios es quien da los sueños y Él es fiel para cumplirlos en su tiempo perfecto. Protege tus sueños de las plagas: Como en Joel, las “plagas” del desánimo, el conformismo y la duda intentarán devorar tus sueños. Pero tú tienes el poder, a través de la fe, de proteger lo que Dios ha plantado en ti. 3. Cuida tus semillas Como un jardinero cuida de sus plantas, tú debes proteger y nutrir las semillas que Dios ha puesto en ti. No puedes dejar que las circunstancias de la vida o los ataques del enemigo destruyan la visión y los sueños que Dios te ha dado. Joel nos advierte que cuando las plagas no son confrontadas, el resultado es la devastación completa. No podemos ser pasivos en cuidar lo que Dios nos ha entregado. Riega tus semillas con oración: La oración es el agua que nutre tus sueños y visión. A través de la oración, fortalecemos nuestra fe y pedimos a Dios que nos ayude a perseverar. Abónalas con la Palabra de Dios: La Palabra es el alimento que da vida a tus semillas. No puedes crecer sin alimentarte de las Escrituras. Lee, medita y declara la Palabra sobre tu vida. Cultiva la paciencia: Las semillas no crecen de un día para otro. Requieren tiempo, cuidado y dedicación. No te desesperes si no ves resultados inmediatos. Dios está trabajando en ti, aunque no lo veas. En Joel 1:1-4 vemos un pueblo que fue devastado por no haber cuidado lo que Dios les había dado. Pero Dios no quiere que tus sueños ni tu visión sean destruidos. Él te ha dado esas semillas para que florezcan y produzcan fruto en tu vida. Cuida lo que Dios ha plantado en ti. No dejes que el enemigo, las circunstancias o el desánimo destruyan lo que Dios ha comenzado. Recuerda: Dios te ha dado una visión y sueños, y está contigo para ayudarte a protegerlos y hacerlos realidad. Así que, no te desanimes, sigue soñando, permanece en la visión de Dios, y cuida tu semilla.