Esta noche celebramos el regalo más grande que Dios nos dio: Jesús, la Palabra hecha carne. Él vino a mostrarnos el camino, darnos libertad y renovar nuestras vidas. La felicidad verdadera no está en lo material, sino en vivir de acuerdo con Su Palabra, que nos guía, nos protege y nos llena de esperanza.
Jesús también nos ofrece libertad, no una libertad superficial, sino la que viene al vivir bajo Su amor y Su verdad. Esta libertad nos da valentía para compartir con otros el mensaje de salvación y esperanza.
Dios, con Su Palabra, transforma lo imposible en posible. En esta Navidad, entreguemos a Él nuestros miedos, nuestras heridas y nuestras preocupaciones. Dejemos que Jesús llene nuestra vida de paz y propósito.
Finalmente, recordemos que nuestras palabras también tienen poder. Así como Dios creó todo con Su Palabra, nosotros podemos construir o destruir con lo que decimos. Usemos esta Navidad para hablar palabras de amor, reconciliación y vida.