Sermon'e

en March 2, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Hechos de los apóstoles, Romanos & .

Transformación verdadera

En la predica anterior, hablamos de la conversión de Saulo en el camino a Damasco y de cómo ese encuentro con el Señor marcó un antes y un después en su vida. Hoy, continuaremos explorando ese proceso de transformación verdadera, un cambio que va más allá de meros actos exteriores y que se centra en la obra profunda que Dios hace en nuestro corazón. Cuando hablamos de transformación, a menudo nos quedamos con la idea de un cambio repentino, casi mágico, que soluciona todos nuestros problemas de un día para otro. Sin embargo, la transformación bíblica implica morir a la vieja naturaleza y rendir nuestras vidas por completo a la voluntad de Dios, permitiendo que sea Él quien modele nuestras actitudes, pensamientos y acciones. En Hechos 9:15, el Señor le dice a Ananías que Saulo es “instrumento escogido” para llevar el nombre de Cristo ante gentiles y reyes. Es impresionante ver que, a pesar de que Saulo fue perseguidor de la iglesia, Dios tenía un plan y un propósito específico para su vida. Lo mismo ocurre con cada uno de nosotros: no importa nuestro pasado o nuestras limitaciones, Dios nos llama y nos ve en función de lo que podemos llegar a ser en Él, no sólo por lo que somos hoy. Ese llamado implica un acto de obediencia de nuestra parte, pues el Señor quiere que cooperemos con Su plan. Cuando respondemos a ese llamado con fe, Él comienza Su obra transformadora en nosotros. Tras recuperar la vista, Saulo empezó a predicar de inmediato en las sinagogas, declarando que Jesús es el Hijo de Dios. Esto sorprendió a muchos, porque apenas días atrás él mismo había perseguido a quienes proclamaban ese mensaje (v. 20-21). Esta reacción nos recuerda que la transformación genuina impacta tanto a la persona que la experimenta como a su entorno. A veces, quienes nos conocen pueden dudar de nuestro cambio; se preguntan si es real o pasajero. Pero la fidelidad de Saulo —más adelante Pablo— al mensaje de Cristo terminó siendo una de las mayores evidencias de su conversión. Cada vez que nos encontramos en la encrucijada de la duda o del temor, recordemos que, así como Dios transformó a Saulo en un poderoso testigo, también puede obrar en nuestras vidas. Su poder sobrepasa nuestras expectativas y puede llevarnos a lugares que jamás imaginamos. En Romanos 8:28, Pablo declara con convicción que “todas las cosas les ayudan a bien” a los que aman a Dios. No es que todo lo que nos pasa sea bueno, sino que Dios, en su soberanía, puede orquestar incluso las pruebas y los errores para forjar en nosotros carácter y madurez. El Señor no sólo quiere que “cambiemos de conducta”; desea transformarnos desde lo más profundo, haciéndonos conformes a la imagen de Su Hijo (v. 29). Este proceso es continuo y nos va llevando a la santidad, pero es vital rendirnos para que Él pueda actuar. La verdadera transformación no consiste en tener una vida libre de dificultades, sino en tener la certeza de que, aún en medio de los problemas, Dios está presente, obrando para nuestro bien y para Su gloria. En el pasaje anterior de Hechos 8, encontramos a Simón el Mago, un hombre que aparentemente creyó tras ver las señales y milagros que Felipe hacía. Sin embargo, más adelante (Hechos 8:18-21), vemos que su verdadero interés no era Cristo ni la salvación, sino el poder sobrenatural. Este relato nos enseña que no basta con hacer una confesión externa de fe o “asombrarnos” ante lo que Dios hace. La pregunta crucial es: ¿Hay un cambio genuino en el corazón? ¿Nos hemos rendido ante la soberanía de Dios? El Señor no busca admiradores, busca adoradores comprometidos; no busca magia ni trucos, sino corazones humildes que anhelen vivir de acuerdo a Su voluntad. La transformación verdadera proviene de la acción del Espíritu Santo, no de nuestra conveniencia personal. En la parte final de Hechos 9, vemos cómo Pedro continúa la obra del Señor y, a través del poder de Cristo, sana a Eneas y resucita a Tabita (Dorcas). Estos sucesos confirmaban que la iglesia, aun en medio de la persecución, era guiada por el Espíritu Santo y operaba bajo el poder transformador de Dios. Del mismo modo, nuestra nueva realidad en Cristo no es teórica. Debe manifestarse en la manera en que servimos, oramos y esperamos milagros. El mismo Dios que resucitó a Tabita es quien puede resucitar nuestras esperanzas muertas y restaurar nuestra fe desgastada. La verdadera transformación nace en el corazón y se evidencia en un cambio radical de vida. Podemos ver este principio encarnado en Saulo (convertido en Pablo) y corroborado por las enseñanzas de Romanos 8. Dios nos llama, nos justifica y nos glorifica en un proceso continuo de santificación. Que este mensaje sea un recordatorio de que no se trata de aparentar o de ganarse un favor; es cuestión de rendirse a la voluntad del Padre y permitirle que obre Su poder transformador. Nuestra historia, como la de Saulo, puede ser testimonio vivo del Dios que hace nuevas todas las cosas. Amén.

en February 23, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in libros 2 Corintios, Mateo & .

Lo viejo que tiene que irse.

La vida cristiana es un llamado a la renovación continua. Muchas veces intentamos “parchar” aspectos de nuestra vieja forma de vivir, sin darnos cuenta de que Dios desea darnos algo totalmente nuevo. Estos tres pasajes nos muestran la importancia de soltar lo viejo para recibir la plenitud que Cristo nos ofrece. Imagínate que tienes una prenda de ropa vieja y desgastada. Si tratas de cubrir un gran agujero con un pedazo de tela nuevo, no solo se verá mal, sino que el desgarrón podría hacerse más grande. Así ocurre cuando intentamos “parchar” partes de nuestra vida con un poco de fe sin permitir que Dios renueve todo nuestro ser. 2 Corintios 5:17 nos recuerda que en Cristo pasamos de ser esa prenda rota a ser una nueva creación, con costuras, fibras y un diseño totalmente distintos: todo lo viejo queda atrás, y empezamos de cero con esperanza y propósito. ¿El costo? Mateo 19:29 nos enseña que seguir a Jesús puede llevarnos a dejar ciertas cosas que antes eran muy importantes. Pero, a cambio, recibimos la promesa de plenitud, bendiciones y vida eterna. Al final, vale la pena soltar lo que nos ata al pasado para vestirnos de lo nuevo que Cristo ofrece. En pocas palabras: Dios no quiere “remendar” lo viejo, quiere darte una nueva vestidura para que vivas con libertad, gozo y un corazón renovado.

en February 23, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Hechos de los apóstoles, Romanos & .

Transformación verdadera

La vida de Saulo, luego conocido como Pablo, es un claro ejemplo de cómo Dios puede cambiar radicalmente a una persona. Por un lado, lo vemos como un perseguidor de cristianos (Hechos 9:1-2), y por otro, en Romanos 8:28-30 se nos enseña que todo ocurre con un propósito mayor: Dios quiere conformarnos a la imagen de Su Hijo. Esta combinación de pasajes nos muestra que la Transformación Verdadera no solo es posible, sino que es parte del plan de Dios para quienes le aman. La historia de Saulo en Hechos 9 y la enseñanza de Romanos 8:28-30 recalcan que la Transformación Verdadera nace de un encuentro real con Cristo y se sostiene en el poder y el plan divino.Cuando le permitimos a Dios actuar en nuestras vidas, incluso nuestros errores y debilidades se convierten en instrumentos de bendición. No importa cuán lejos o equivocados podamos estar; Dios sigue teniendo un propósito glorioso y redentor para cada uno de nosotros. “Porque todas las cosas ayudan a bien a los que aman a Dios…” (Romanos 8:28). Que esta verdad te motive a rendirte por completo a esa transformación que solo el Señor puede obrar.

en February 16, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema El favor no merecido & libros 1 Pedro, Juan, Romanos.

Apacentad la grey de Dios

Cuando Jesús se encontró con Pedro después de la resurrección (Juan 21:15-18), no solo le preguntó si lo amaba: le confió la responsabilidad de cuidar y alimentar a sus ovejas. Ese diálogo sincero e íntimo nos recuerda que la base de nuestro servicio proviene de una relación de amor con Cristo. No es solo un llamado a cumplir tareas, sino a reflejar el corazón compasivo de Jesús para quienes nos rodean. El Señor no insistió en la capacitación o el talento de Pedro, sino en su amor, porque cuando amamos a Cristo de verdad, brota en nosotros el deseo de cuidar a los demás con ese mismo amor. Si miramos Romanos 8:29-30, vemos que Dios nos ha elegido y destinado a parecernos cada vez más a su Hijo. Eso significa que, así como Jesús entregó su vida por la gente, también nosotros estamos llamados a entregarnos, con humildad y dedicación, para guiar a otros en el camino de la fe. Este proceso de conformarnos a la imagen de Jesús no es automático ni forzado; surge de la obra del Espíritu Santo y de nuestro compromiso de obedecer y amar. Cuando nos dejamos transformar, empezamos a ver a quienes están a nuestro cuidado con ojos de compasión, sin egoísmo ni vanidad, y queremos servirlos de todo corazón. El apóstol Pedro, años después de aquella charla con el Maestro, exhorta a quienes tienen una responsabilidad de liderazgo (1 Pedro 5:1) a ser pastores de la grey de Dios con la misma actitud que vio en Jesús: no por obligación, sino con una motivación sincera y amorosa. Las ovejas no nos pertenecen, sino que son del Señor, y es un privilegio enorme acompañarlas y velar por su bienestar. Esa tarea, aunque a veces sea difícil o exija sacrificio, se sostiene cuando recordamos que nuestro Señor es quien nos llamó, nos equipa y nos fortalece. Al apacentar la grey de Dios, experimentamos un gozo especial, porque entendemos que estamos participando en la obra de Aquel que nos amó primero.

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Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in libros Lucas, Mateo & .

CONQUISTANDO EL REINO

“Conquistando el Reino” se centra en la idea de seguir a Jesús y vivir de acuerdo con sus enseñanzas. En Mateo 16:24-25, se habla sobre la importancia de negarse a uno mismo y tomar la cruz para seguir a Cristo, lo que implica un compromiso profundo. Lucas 1:15-17 menciona a Juan el Bautista, quien fue llamado a preparar el camino para el Señor. Finalmente, Mateo 3:1-2 destaca el mensaje de arrepentimiento que Juan predicaba, llamando a las personas a reconocer su necesidad de transformación. En conjunto, estos versículos nos invitan a abrazar un camino de entrega y conversión para ser parte del Reino de Dios.

en February 2, 2025 — por .
Este contenido es parte de una serie Culto de adoración, in tema Confiar en Dios y creer en Dios & libros 1 Reyes, 2 Reyes, Juan, Mateo, Proverbios.

Fe para vivirlo

A veces pensamos que la fe es solo algo que sentimos en la iglesia o cuando las cosas van bien. Sin embargo, la Biblia nos muestra lo contrario: la fe es el motor que impulsa nuestra forma de vivir cada día. En Proverbios 23:7, se nos recuerda que los pensamientos que guardamos en el corazón determinan quiénes somos. ¿Qué pasa cuando crees que Dios puede hacer cosas grandes en tu vida? Esa convicción transforma tus decisiones, tu manera de enfrentar los problemas y tu esperanza. Jesús mismo nos anima en Juan 14:13-14 y Juan 14:12 a orar con la seguridad de que Él responde. No se trata de “pedir por pedir”, sino de confiar de verdad en que nuestro Dios es capaz de obrar, incluso en lo que parece imposible. Por otro lado, en Mateo 25:28, la parábola de los talentos ilustra que la fe no se queda quieta: quienes arriesgan y multiplican lo que Dios les da, reciben más bendiciones. Temor e incredulidad, en cambio, nos llevan a enterrar nuestros talentos. Encontramos más ejemplos en el Antiguo Testamento. En 2 Reyes 4, una viuda desesperada obedece las instrucciones del profeta Eliseo, y su poco aceite se multiplica milagrosamente. También, en 1 Reyes 18:1-4, el profeta Elías cree la palabra de Dios en medio de una terrible sequía y declara que va a llover… y así sucede. Todas estas historias nos muestran que la fe real exige acción: confiar en la Palabra de Dios, atreverse a dar pasos valientes y creer que la respuesta llegará, aunque todavía no veamos la evidencia.