Sermon'e

en July 7, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in temas Dios es Amor, El amor de Dios al mundo & libro Génesis.

La verdadera herencia

Queridos hermanos y hermanas, Hoy quiero invitarles a reflexionar sobre lo que significa la verdadera herencia. En Génesis 49:22-26, vemos cómo Jacob bendice a su hijo José, y a través de esta bendición, podemos aprender mucho sobre la herencia que realmente importa. José es descrito como una rama fructífera junto a una fuente, cuyos vástagos se extienden sobre el muro. Esta imagen nos muestra que la verdadera herencia comienza con una relación viva y constante con Dios, nuestra fuente de vida. Tal como una rama necesita estar conectada a la fuente de agua para dar fruto, nuestras vidas necesitan estar conectadas a Dios para ser verdaderamente fructíferas. José no tuvo una vida fácil. Fue vendido por sus hermanos, encarcelado injustamente y olvidado en prisión. Sin embargo, el texto nos dice que su arco se mantuvo poderoso y sus manos se fortalecieron por las manos del Fuerte de Jacob. Esto nos enseña que la verdadera herencia incluye la capacidad de perseverar y fortalecernos en medio de las pruebas, confiando en que Dios es nuestra fuerza y nuestro soporte. Jacob bendice a José con bendiciones que son mayores que las bendiciones de sus progenitores. Estas bendiciones no son solo materiales, sino espirituales y eternas. Como padres, la mayor herencia que podemos dejar a nuestros hijos no se mide en términos de riquezas o propiedades, sino en una vida bendecida y guiada por Dios. Estas bendiciones incluyen protección, provisión y la presencia constante de Dios. Aquí es donde quiero compartir una frase del evangelista Sebastián que me parece muy poderosa: “Un buen padre modela a Cristo en su hogar, modela amor, corrección y misericordia.” Esta es la verdadera herencia. No es suficiente con enseñar buenos principios; debemos vivirlos. El amor, la corrección y la misericordia deben ser evidentes en nuestra vida diaria. Nuestros hijos aprenden más de lo que ven en nosotros que de lo que les decimos. Al considerar la vida de José y las bendiciones de su padre, podemos ver que la verdadera herencia es algo profundo y duradero. Es una herencia de fe, de fortaleza en las dificultades y de un ejemplo constante de amor y misericordia en nuestros hogares. Oremos para que Dios nos dé la sabiduría y la fortaleza para ser ramas fructíferas, para perseverar en las adversidades y para modelar a Cristo en nuestros hogares. Que podamos dejar una herencia eterna a nuestros hijos, una herencia que realmente importe. Que Dios les bendiga abundantemente.

en July 7, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Mes de la familia & libro Salmos.

Familia que dan frutos

Queridos hermanos y hermanas, hoy vamos a reflexionar sobre un tema muy especial: “Familias que dan frutos.” Nuestro texto base se encuentra en Salmos 128:1-5. Permítanme comenzar leyendo estos versículos: Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos. Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien. Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa. He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida. Imaginen conmigo a una familia subiendo a Jerusalén para las festividades. Cantan este salmo mientras ascienden, con una mezcla de esperanza y alegría. Este salmo es una celebración de las bendiciones que Dios otorga a aquellos que le temen y siguen sus caminos. El primer versículo nos dice: “Bienaventurado todo aquel que teme a Jehová, que anda en sus caminos.” La palabra “bienaventurado” significa más que simplemente ser feliz. Es una profunda satisfacción y alegría que viene de vivir en reverencia y obediencia a Dios. No se trata de un miedo paralizante, sino de un respeto amoroso y reverencial. Imaginen a un padre amoroso, cuya presencia y guía inspiran tanto amor como respeto. Cuando tememos a Dios y andamos en sus caminos, todo en nuestra vida empieza a alinearse. El trabajo de nuestras manos es bendecido. El versículo 2 nos dice: “Cuando comieres el trabajo de tus manos, bienaventurado serás, y te irá bien.” Piensen en el gozo que se siente al ver los frutos de nuestro esfuerzo. Dios no solo nos da el privilegio de trabajar, sino también la satisfacción de disfrutar de los frutos de nuestro trabajo. Y ahora, miremos la imagen hermosa que el salmista usa para describir a la familia: “Tu mujer será como vid que lleva fruto a los lados de tu casa; tus hijos como plantas de olivo alrededor de tu mesa.” La vid y el olivo son símbolos de prosperidad y bendición en la cultura bíblica. Una esposa que es como una vid fructífera, y niños como plantas de olivo, representan una familia llena de vida y productividad. Estas imágenes nos recuerdan que una familia centrada en Dios es una familia que prospera. No solo en términos materiales, sino en amor, en unidad y en gozo. He visto en muchas familias de nuestra comunidad cómo la dedicación a Dios trae paz y bendiciones inimaginables. El salmo continúa diciendo: “He aquí que así será bendecido el hombre que teme a Jehová. Bendígate Jehová desde Sion, y veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida.” La bendición de Dios no se limita a nuestras vidas individuales. Cuando seguimos a Dios, nuestra influencia se extiende a nuestra comunidad y a nuestra nación. Familias fuertes, fundamentadas en el temor de Dios, contribuyen a una sociedad más justa, más compasiva y más próspera. Queridos hermanos, quiero invitarlos a reflexionar sobre la manera en que estamos viviendo nuestras vidas y conduciendo nuestras familias. ¿Estamos temiendo a Dios y andando en sus caminos? ¿Estamos viendo las bendiciones en nuestro trabajo y en nuestras familias? ¿Estamos contribuyendo al bienestar de nuestra comunidad? Les animo a renovar su compromiso con Dios hoy. Pongamos a Dios en el centro de nuestras familias. Oremos juntos, pidiendo a Dios que nos ayude a vivir conforme a su voluntad, para que nuestras familias sean como esa vid fructífera y esos olivos alrededor de nuestra mesa.

en July 3, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas Alabanza para Dios, Descubriendo la voluntad de Dios & libro 1 Samuel.

Entienda el proceso y viva feliz

En la vida, muchas veces enfrentamos situaciones que nos desconciertan, nos desaniman o simplemente no entendemos. A veces nos preguntamos: “¿Por qué a mí? ¿Por qué ahora? ¿Qué propósito tiene todo esto?”. En medio de estas dudas y luchas, es crucial recordar que Dios tiene un propósito y un plan para cada uno de nosotros, aunque no siempre podamos verlo de inmediato. En 1 Samuel 16:13, vemos un ejemplo claro de esto: “Y Samuel tomó el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos; y desde aquel día en adelante el Espíritu de Jehová vino sobre David. Se levantó luego Samuel, y se volvió a Ramá.” Aquí vemos a David, un joven pastor, siendo ungido como rey por Samuel. David no era el mayor, ni el más fuerte de sus hermanos, pero Dios vio algo en él que otros no veían. Dios tenía un plan para David, un propósito que iba más allá de lo que cualquier humano podría haber imaginado. Podemos aprender mucho de esta historia. En primer lugar, entendemos que Dios tiene su propio calendario y su propia manera de hacer las cosas. A veces, el proceso que atravesamos puede parecer largo y lleno de obstáculos, pero cada etapa tiene su razón de ser. David fue ungido como rey, pero no asumió el trono de inmediato. Tuvo que pasar por muchas pruebas y desafíos antes de que eso sucediera. En nuestra propia vida, podemos encontrarnos en situaciones donde nos sentimos perdidos o sin esperanza. Tal vez estemos en un trabajo que no nos satisface, en una relación que no funciona o enfrentando problemas personales que parecen insuperables. Es en esos momentos cuando más necesitamos confiar en el proceso y en el plan de Dios. El proceso es una parte esencial de nuestro crecimiento y desarrollo. Sin los desafíos y las pruebas, no podríamos convertirnos en las personas que Dios quiere que seamos. Cada dificultad que enfrentamos es una oportunidad para aprender, crecer y fortalecer nuestra fe. David tuvo que enfrentarse a leones y osos antes de enfrentarse a Goliat, y cada una de esas experiencias lo preparó para el futuro. Entender el proceso también nos permite vivir con más paz y felicidad. Cuando confiamos en que Dios tiene un plan para nosotros, podemos dejar de preocuparnos tanto por el futuro y enfocarnos en el presente. Podemos disfrutar de las pequeñas bendiciones diarias y encontrar alegría en cada etapa del camino. Esto no significa que no enfrentaremos dificultades o momentos de duda. Incluso David, un hombre conforme al corazón de Dios, tuvo sus momentos de angustia y temor. Pero al final, su confianza en Dios y su comprensión del proceso le permitieron superar esos momentos y vivir una vida plena y significativa. Así que hoy, quiero animarte a que confíes en el proceso de Dios para tu vida. No importa dónde te encuentres o qué estés enfrentando, recuerda que Dios tiene un plan para ti. Cada etapa, cada desafío y cada victoria es parte de ese plan. Al entender esto y vivir con esta perspectiva, podemos encontrar una paz y una felicidad duraderas, sabiendo que estamos en las manos de un Dios amoroso y sabio que siempre busca nuestro bien.

en June 30, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in libros Efesios, Ezequiel, Juan, Lucas, Mateo & .

Una Iglesia viva en Cristo

Queridos hermanos y hermanas en Cristo, Hoy nos reunimos bajo el amor y la gracia de nuestro Señor, para reflexionar sobre lo que significa ser una iglesia viva. Nuestro punto de partida es Juan 15:1-5, donde Jesús se presenta como la vid verdadera y nosotros como los pámpanos. Nos recuerda que solo permaneciendo en Él podemos dar fruto. La vida de la iglesia es un reflejo de esta verdad. Estamos llamados a ser una comunidad que permanece en Cristo, y esto se manifiesta de diversas maneras. En Efesios 4:11-16, el apóstol Pablo nos habla sobre los dones que Cristo ha dado a su iglesia: apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros. Todos estos roles existen para edificar el cuerpo de Cristo, para que lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios. Una iglesia viva es aquella que crece en madurez espiritual, donde cada miembro utiliza sus dones para edificar a los demás. Cuando trabajamos juntos, unidos por el amor y el propósito de Cristo, nos fortalecemos mutuamente y avanzamos en nuestro camino de fe. Lucas 10:25-35 nos presenta la parábola del buen samaritano, una enseñanza poderosa sobre el amor y la compasión. Una iglesia viva no puede estar encerrada en sí misma; debe extender sus manos y su corazón hacia los necesitados, hacia aquellos que sufren. Somos llamados a ser buenos samaritanos, a actuar con misericordia y justicia. Cuando vivimos el amor de Cristo de manera práctica, el mundo puede ver a través de nuestras acciones el poder transformador del evangelio. En Mateo 28:18-20, Jesús nos da la gran comisión: “Id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado”. La misión de la iglesia no es estática, sino dinámica y expansiva. Somos enviados a llevar el mensaje de salvación a cada rincón del mundo. Una iglesia viva es misionera por naturaleza, comprometida en hacer discípulos y en enseñar las verdades de Cristo. Finalmente, en Ezequiel 37:1-6, encontramos la visión del valle de los huesos secos. Dios le pregunta al profeta: “¿Podrán revivir estos huesos?”. Y ante la respuesta de Ezequiel, Dios le ordena que profetice sobre ellos, y los huesos cobran vida. Esto nos recuerda que no importa cuán secos o muertos nos sintamos, el Espíritu de Dios tiene el poder de darnos vida. Una iglesia viva es aquella que depende del Espíritu Santo, que busca su guía y su poder para renacer y revitalizarse. Hermanos y hermanas, ser una iglesia viva significa permanecer en Cristo, edificar y ser edificados, mostrar compasión y amor, cumplir con nuestra misión y depender del Espíritu Santo. Que cada uno de nosotros busque ser un canal de vida y bendición, y juntos, como cuerpo de Cristo, reflejemos la gloria de nuestro Señor al mundo. Que Dios nos bendiga y nos guíe en este camino de ser una iglesia verdaderamente viva. Amén.

en June 26, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Fuertes en la Palabra, in temas Confiar en Dios y creer en Dios, Dios es Amor, El favor no merecido & libros 1 Samuel, Efesios.

La mayor victoria de David

Queridos hermanos y hermanas, hoy nos reunimos para reflexionar sobre uno de los relatos más inspiradores de la Biblia, una historia que nos muestra cómo Dios puede usar a lo más insignificante para lograr lo imposible. Nuestro tema hoy es “La Mayor Victoria de David”, y exploraremos juntos las lecciones de fe, valentía y obediencia a Dios que nos enseñan estos pasajes. Versículo Principal: 1 Samuel 17:48-50: 48 “Y aconteció que cuando el filisteo se levantó y echó a andar para ir al encuentro de David, David se dio prisa y corrió hacia la línea de batalla contra el filisteo. 49 Y metiendo David su mano en la bolsa, tomó de allí una piedra, y la tiró con la honda, e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra. 50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano.”   El joven David, un pastor de ovejas, se enfrenta a Goliat, un gigante y guerrero experimentado. David no tenía la armadura ni las armas que normalmente se esperarían en un combate. Pero, ¿qué tenía David? Tenía fe en el Dios vivo. David sabía que la victoria no dependía de las armas humanas, sino del poder de Dios. En nuestras vidas, nos enfrentamos a gigantes de diferentes formas: problemas financieros, enfermedades, desafíos laborales. Como David, debemos recordar que nuestra fuerza no proviene de nosotros mismos, sino de Dios. Él es quien pelea nuestras batallas y nos da la victoria. La Misericordia de David 1 Samuel 24:1-6: 1 “Cuando Saúl volvió de perseguir a los filisteos, le dieron aviso, diciendo: He aquí, David está en el desierto de Engadi. 2 Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de sus hombres por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. 3 Y cuando llegó a un redil de ovejas en el camino, donde había una cueva, entró Saúl en ella para cubrir sus pies; y David y sus hombres estaban sentados en los rincones de la cueva. 4 Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. Y se levantó David, y calladamente cortó la orilla del manto de Saúl. 5 Después de esto se turbó el corazón de David, porque había cortado la orilla del manto de Saúl. 6 Y dijo a sus hombres: Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová, que yo extienda mi mano contra él; porque es el ungido de Jehová.” Tercera Parte: La Fortaleza en el Amor de Cristo Efesios 3:14-19: 14 “Por esta causa doblo mis rodillas ante el Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecidos con poder en el hombre interior por su Espíritu; 17 para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, 18 seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, 19 y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios.” David mostró no solo valentía y fe, sino también misericordia y respeto por la autoridad de Dios al no matar a Saúl cuando tuvo la oportunidad. En nuestras vidas, la mayor victoria no siempre es sobre nuestros enemigos externos, sino sobre nuestras propias tendencias hacia la venganza y el odio. A través del poder del Espíritu Santo y la comprensión del amor de Cristo, podemos encontrar la fortaleza para amar a nuestros enemigos, perdonar a los que nos han herido, y buscar la paz en nuestras relaciones. Esta es la verdadera victoria que Dios desea para nosotros. Queridos hermanos y hermanas, al igual que David, estamos llamados a vivir en fe, confiar en el poder de Dios y mostrar misericordia y amor en nuestras vidas. Que la historia de David nos inspire a enfrentar nuestros propios gigantes con la certeza de que, con Dios, todas las cosas son posibles Amén.  

en June 23, 2024 — por .
Este contenido es parte de una serie Celebrando la gracia, in tema Dios se acerca & libros 2 Crónicas, Isaías.

Nuestro rey esta en el trono

Hermanos y hermanas, vamos a hablar sobre un tema fundamental para nuestra fe: “Nuestro Rey está en el trono”. La Palabra de Dios nos revela la majestad y la soberanía de nuestro Señor, y hoy nos sumergiremos en las Escrituras para entender mejor esta verdad. En Isaias 6:1 nos relata acerca de el año en que murió el rey Uzías, vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. Aquí vemos al profeta Isaías, en un momento de gran crisis nacional, viendo una visión que transforma su vida: Dios está en el trono, no importa lo que suceda en la tierra. En 2 Cronicas 26:3-7 nos habla que Uzías tenía dieciséis años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén cincuenta y dos años. Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho Amasías su padre. Y persistió en buscar a Dios en los días de Zacarías, entendido en visiones de Dios; y en estos días en que buscó a Jehová, él le prosperó. Salió y peleó contra los filisteos, y rompió el muro de Gat, el muro de Jabne y el muro de Asdod, y edificó ciudades en Asdod y en la tierra de los filisteos. Dios le dio ayuda contra los filisteos, y contra los árabes que habitaban en Gur-baal, y contra los amonitas. Uzías fue un rey que hizo lo recto ante los ojos de Dios y recibió la bendición y la prosperidad por su obediencia. Sin embargo, incluso cuando los grandes líderes como Uzías mueren, Dios sigue en el trono. Isaías vio a Dios sentado en un trono alto y sublime, recordándonos que la verdadera autoridad y poder están en las manos de Dios, no en los hombres. Hermanos, un padre puede pasar su identidad a su hijo. Uzías heredó la devoción a Dios de su padre Amasías, y esto nos muestra la importancia de la paternidad espiritual. Sin embargo, si no tenemos un padre, estamos totalmente desprotegidos. Necesitamos un padre espiritual, y más importante aún, necesitamos reconocer a Dios como nuestro Padre celestial. Cuando reconocemos que Dios es nuestro Padre, entendemos que estamos protegidos y amparados bajo su autoridad. No importa cuán grande sea la adversidad, no importa si los reyes y líderes terrenales fallan, nuestro Rey celestial siempre está en el trono. Su poder y autoridad son eternos, y en Él encontramos nuestra seguridad y nuestra identidad. Hermanos, acerquémonos confiadamente al trono de la gracia, sabiendo que nuestro Padre celestial está siempre en control. Al igual que Isaías, levantemos nuestra mirada y veamos la majestad de Dios, y al igual que Uzías, sigamos buscando al Señor con todo nuestro corazón. No estamos desprotegidos. No estamos solos. Tenemos un Padre que nos ama, que nos protege y que nos guía. Y ese Padre, nuestro Rey, está en el trono. Que esta verdad llene nuestros corazones de paz y confianza. Oremos para que Dios nos dé la fuerza y la fe para seguir adelante, sabiendo que nuestro Rey siempre reina y que su poder nunca se desvanece. Amén.

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