Texto Base: 1 Samuel 7:1 (NVI) “Entonces los hombres de Quiriat Yearim vinieron a llevar el arca del Señor a la casa de Abinadab, en la colina. Santificaron a su hijo Eleazar para que cuidara del arca del Señor.”
Querida comunidad, en la narrativa de 1 Samuel 7:1, nos encontramos con un momento intrigante. Los hombres de Quiriat Yearim llevan el arca del Señor a la casa de Abinadab, pero aquí surge una pregunta: ¿cómo es posible que teniendo al mismo Dios, los destinos de las personas puedan ser tan diferentes? Acompáñenme mientras exploramos las lecciones que podemos extraer de esta historia.
I. La Presencia de Dios:
II. La Casa de Abinadab:
III. Santificación y Compromiso:
IV. Prosperidad Verdadera:
V. La Lección para Nuestro Tiempo:
Hermanos y hermanas, que recordemos que aunque todos tenemos acceso al mismo Dios, nuestros destinos pueden ser diferentes. La prosperidad verdadera no se mide solo en riquezas materiales, sino en la cercanía a Dios, la consagración personal y la paz que trasciende las circunstancias. Que busquemos la prosperidad que viene de una vida entregada a Dios, independientemente de las apariencias externas. Amén.